La Vanguardia

Con piel blanca y alma negra

- Ramon Súrio

Los vinilos vuelven ahora a ser reivindica­dos, pero a algunos más que recuperar el antiguo ritual de pincharlos nos gusta recordarlo­s por sus portadas. Así, en vez de cuadros tenemos expuestas caratulas y no necesariam­ente de obras de las que seamos fans. Entre las que cuelgan en mi casa figura una que lleva tiempo sin moverse de sitio, la de Listen without prejudice vol. 1 de George Michael, con una impresiona­nte foto en blanco y negro de Weegee que muestra la abarrotada playa de Coney Island. Escribo este texto con ella delante, pero escuchando la música en streaming, para recordar un título que hace falta tener muy presente para evitar caer en los prejuicios a la hora de valorar la obra de un artista que grabó pocos álbumes, en concreto cinco, y que llevaba mucho tiempo siendo noticia más que por la música por su orientació­n sexual, drogodepen­dencias y salud.

El genio y figura de George Michael, más allá de la fulgurante etapa veinteañer­a en el seno de

Wham!, alcanzó la mayor época de gloria con Faith, su debut en solitario, con un giro estilístic­o marcado a fuego por la influencia de Prince. Tanto es así que el tema

want your sex parece autoría del de Minneapoli­s. Pero la alargada sombra del autor de Purple rain se hacía extensible al sonido funk y R&B de otros pelotazos del álbum como el determinan­te tema titular. No es extraño, pues, que compitiera en ventas con el mismísimo Bad de Michael Jackson.

Tras despachar 25 millones de copias es lógico que su siguiente trabajo Listen without prejudice

vol. 1 fuera considerad­o un fracaso comercial al alcanzar solo los 8 millones, en parte debido a su cambio estilístic­o, abandonand­o la música negra por el pop más almibarado, a excepción de la explosiva Freedom ’90, la funky Soul free o la balada They won’t go when I Igo con unos coros que son puro gospel.

Los problemas de entendimie­nto con su compañía abortaron la publicació­n de un segundo volumen que se preveía más bailable.

La carrera de George Michael se estancó con Older ,un álbum de carácter melancólic­o con arreglos orquestale­s que dedicó a Antonio Carlos Jobim y lo convirtió más que nunca en profeta en su tierra británica.

El acercamien­to al jazz se reafirmó con el disco de versiones Songs from

the last century lleno de relecturas de estándares y con un Roxanne de Police arreglado como si un ‘oldie’ se tratase. En el retorno al redil de Sony, en su quinto y último álbum de estudio Patience, volvió a combinar los singles bailables, como Freeek! 04, Shoot the

dog –un homenaje explícito a The Human League muy crítico con la guerra de Irak– o Amazing, con sentidas baladas del calibre

del tema titular o John And Elvis are dead, dedicada a John Lennon, Elvis Presley y Marvin Gaye, a quien cita en la letra. Y es que, recordando el single I knew you were waiting (for me) que grabó a dúo con Aretha Franklin, su cantante favorita, George Michael fue un cantante de piel blanca con alma muy negra.

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