La Vanguardia

El 4 contracult­ural

Oriol Romeu, el pivote más defensivo de la Masia, triunfa en la Premier, donde su físico encaja a la perfección

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

Un canterano del Barça es el tercer futbolista que ha realizado más tackles en la Premier. No es una inocentada. No hay jugada más inglesa que lanzarse al césped para conseguir una pelota dividida o realizar una entrada al rival. En las islas han hecho un arte de eso. Y en la Masia, el reino del rondo, se entrena poco o nada. Sólo N’Golo Kanté y Jordan Henderson han realizado más barridas que Oriol Romeu (Ulldecona, 24/IX/1991).

Ni Kanté ni Henderson son medianías. El Chelsea pagó 38 millones al campeón Leicester por el francés, y ahora va líder. Le persigue el Liverpool, cuyo capitán es Henderson, fichado en el 2011 por 18 millones y un fijo para Klopp. Después de los dos mediocentr­os de los dos primeros clasificad­os, ya viene Romeu, una ganga para el Southampto­n, que lo adquirió la temporada pasada por 7 millones de euros. Una de las mejores inversione­s de un club acostumbra­do a vender. El de Romeu es un triunfo contracult­ural.

Con la llegada de Johan Cruyff al Barcelona en 1988, toda la cantera adoptó el 3-4-3 con el que jugaba el primer equipo y la Masia empezó a ser una escuela de cuatros, el número con el que se definía al mediocentr­o organizado­r en el esquema. Milla fue el primero y a partir de ahí salieron Guardiola, Celades, Xavi, Arteta, Cesc, Busquets, Thiago y Samper. Uno detrás de otro, fueron y son cerebros en el campo. Sin embargo, en esa lista falta uno. Era un chico fornido, grandote, con apariencia de bad boy porque desde muy joven se rapaba la cabeza, con mucha fuerza y sentido táctico.

Oriol Romeu, que fichó a los 9 años por el Espanyol y a los 12 pasó al Barcelona, no pegaba. No encajaba. Estaba hecho con otro molde: 1,85 metros y 82 kilos. Nada que ver.

Quizás por eso sólo jugó dos partidos con el Barça. Nunca en el Camp Nou. Debutó en la Supercopa de España en Sevilla en el 2010. Aquel día faltaban en el equipo todos los campeones del mundo que acababan de ganar en Sudáfrica y Guardiola confió en Romeu, con sólo 18 años, para aguantar el centro

JUGÓ DOS PARTIDOS EN EL BARÇA No encajaba con el molde de Cesc, Busquets, Thiago o Samper y ahora está al nivel de Kanté y Henderson

del campo al lado de Keita. Después tuvo que esperar nueve meses más para jugar en Riazor en la penúltima jornada de la Liga 2010-11.

Pero no se rindió. Su espectacul­ar potencial llamó la atención del Chelsea, con el que ganó la Champions del 2012. Tenía 19 años y un físico espectacul­ar. En el 2011 el Barça sacó 5 millones y se guardó una opción de recompra para evitar otro caso Cesc. Romeu fue una petición expresa de Villas-Boas, que le hizo competir en igualdad de condicione­s con rocas como Obi Mikel y Essien. El técnico portugués no duró en Stamford Bridge. Llegó Di Matteo, que le dio pocos minutos, y después Benítez, que sí confió más en él. Hasta que se rompió la rodilla derecha y se le cortó el ritmo.

La cesión a un Valencia en constante combustión no salió bien y, además, se volvió a dañar el menisco. Lo único bueno es que jugó por fin en el Camp Nou... y ganó 2-3.

Para coger de nuevo el tono eligió la Bundesliga, otro fútbol potente. En el Stuttgart jugó 27 partidos y se salvó en las últimas jornadas.

Debía volver al Chelsea pero entonces se cruzó con un ex del Barcelona, Ronald Koeman, sabedor de que la Masia asegura calidad. El año pasado jugó 29 partidos (17 desde el inicio) y este curso, después de la venta de keniano Wanyama al Tottenham, ha asumido un rol principal. Sólo el portero Forster y el central Virgil van Dijk, que lo han jugado todo, han sido más veces titulares.

Nadie le ha regalado nada. Ni por arriba ni por abajo. Ha recuperado 37 veces el balón (6 más que Fernandinh­o del City, por ejemplo) y se ha impuesto en 90 duelos aéreos. El cuerpo a cuerpo es una de sus especialid­ades. Eso lo aprendió en sus primeros días en el Chelsea. “En un partidillo toqué sólo dos veces la pelota. Entendí que era yo el que tenía que buscar el balón y robárselo al contrario. En el Barcelona se juega raso y se busca al organizado­r. Aquí los ataques son directos. Así que es básico que ganes los saltos y los choques”, reflexiona­ba Romeu en La Vanguardia.

Pero el tarraconen­se no es únicamente un chico duro. También tiene buen pie. Ha dado más pases que tocadores como Ander Herrera o David Silva. Si en la Masia era un 4 contracult­ural, la Premier le va como anillo al dedo a su físico.

ADAPTACIÓN A LA FUERZA En uno de sus primeros partidillo­s en el Chelsea sólo tocó dos veces el balón; “aquí hay que ir a robarlo”

 ?? EDDIE KEOGH / REUTERS ?? Oriol Romeu, en el centro, protege el balón con el cuerpo ante la presión de Stuani y otro futbolista del Middlesbro­ugh
EDDIE KEOGH / REUTERS Oriol Romeu, en el centro, protege el balón con el cuerpo ante la presión de Stuani y otro futbolista del Middlesbro­ugh

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