Entre Villarriba y Villabajo
El Prat y Cornellà se disputan el estadio del Espanyol y el centro comercial Splau
Dos informes técnicos han provocado los últimos desencuentros entre El Prat y Cornellà de Llobregat, dos vecinos bien avenidos. El primero se refería al acceso del AVE a Barcelona. Los técnicos de Fomento recomendaban el acceso directo desde Cornellà, que habría permitido el soterramiento de la línea de cercanías de Renfe que parte la ciudad, pero el entonces alcalde José Montilla se opuso por las afectaciones que tendría sobre el barrio de la Fontsanta y la Generalitat le apoyó con la idea de llevar el tren al aeropuerto. El AVE se fue para El Prat, que tras su recelo inicial consiguió que se soterrase su línea de cercanías, y para l’Hospitalet, que aún espera ver sus vías bajo tierra. También se construyó la estación del aeropuerto, que nunca ha funcionado.
Otro informe técnico, esta vez de la Generalitat en su intento de racionalizar los términos municipales y culminar el nuevo Mapa Municipal de Catalunya, ha vuelto a enfrentar a los dos consistorios. Los técnicos de Territori i Sostenibilitat consideraron que lo más lógico era actualizar la histórica frontera que marcaba el río entre ambos municipios adaptándola al curso actual del Llobregat. A principios de los años 70 del siglo pasado se eliminó el meandro del actual sector de la Plana del Galet para construir el actual trazado de la A-2 y acabar con las inundaciones que habían afectado al barrio de Riera de Cornellà. Todo en orden si sobre estos terrenos no se hubiese construido a principios de este siglo el nuevo estadio del Espanyol y el centro comercial Splau.
Los caprichos del antiguo curso del Llobregat hicieron que el RCDE Stadium se alce justo sobre el antiguo lecho, que cruza en diagonal el terreno de juego, según recogen los planos de ejecución de las obras. De sudoeste a noreste, la frontera entra justo por el córner del gol sur, el de El Prat, cruza el círculo central y se desvía hacia el este unos ocho metros antes del córner oblicuo. Eso hace que las taquillas de la 1 a la 9 se encuentren en Cornellà y de la 10 a la 12 en El Prat. O que el despacho del presidente esté en Cornellà y en la sala de juntas unos consejeros se sienten en Cornellà y otros en El Prat. O que la sala y la tribuna de prensa se ubiquen en Cornellà, como se encargó de comprobar La Vanguardia en el 2009 para firmar desde entonces las crónicas del Espanyol en este municipio.
En el gol de Cornellà se ubican la tienda del club y el restaurante del estadio, que pagan su impuesto de actividades a este Ayuntamiento. Como lo hará el futuro túnel de viento, que también tributará en Cornellà. Sin embargo, tanto el actual Espai Memorial y los espacios comerciales que tiene el estadio en los bajos que colindan con el centro comercial Splau, ahora sin actividad, deben dar cuentas por su actividad a El Prat. En cuanto al impuesto de bienes inmuebles (IBI), el Espanyol lo distribuye proporcionalmente entre ambos municipios, con un sistema de coeficientes en el que sale ligeramente beneficiado el Ayuntamiento de Cornellà.
Otro tema es el Splau, una interesante fuente de ingresos para El Prat, que cobra la gran mayoría del IBI y prácticamente todas las cargas sobre la actividad económica, y un agravio para Cornellà, ya que todo el sector se encuentra en su núcleo urbano, como los accesos más utilizados al centro comercial. Dentro de su término municipal apenas hay parte de dos salas de los multicines.
En los días de partido es también Cornellà el municipio afectado por el caos viario. El que pone en marcha un dispositivo específico de movilidad junto a los Mossos, responsables de los accesos desde la ronda de Dalt y la A-2, y la seguridad privada que pone el club. El Prat, cuyo núcleo urbano se encuentra un kilómetro, un río y tres autopistas más allá, se apaña con una patrulla de su policía local, que se sitúa en la calle que precisamente lleva por nombre Revolt del Llobregat, la única de su titularidad –y sólo en parte–, para dar paso a los vehículos acreditados.
Ahora, Cornellà ya ha planeado la construcción de un nuevo equipamiento comercial en el sector, en una parcela libre junto a la balsa de laminación que acompañó al plan parcial del estadio y el Splau. Será una forma de beneficiarse de la actividad de la zona, aunque el grueso seguirá yéndose hacia el sur sin ningún tipo de afectación.
LA LOGÍSTICA Cornellà asume el grueso del dispositivo de movilidad en días de partido, El Prat se apaña con una patrulla EL AGRAVIO A un kilómetro, un río y tres autopistas más al sur, El Prat cobra todos los impuestos del Splau