Bradley Wiggins
CICLISTA
Bradley Wiggins (36), ocho veces oro olímpico y ganador del Tour del 2012, abandona la competición. Con él se marcha un icono de la disciplina, un caballero de la orden, uno de los ciclistas más completos de la historia.
Bradley Wiggins, nacido en Gante (Bélgica), no tuvo una infancia fácil. Garry, su padre, fue ciclista de pista, un trotamundos australiano que bebía más de la cuenta, y su madre, Linda, decidió huir a Inglaterra cuando el niño tenía 2 años y fueron abandonados por el progenitor. Ya han transcurrido unos años desde que aquel niño predijo su futuro en la escuela de un barrio obrero del norte de Londres. “Todos los maestros que enseñábamos en el mismo curso nos reunimos un día para poner las notas –contó la maestra– y alguien me pasó esta carpeta y dijo, ‘mira que risa, lo que ha escrito Bradley’. Lo abrí y leí una redacción que él había escrito sobre su futuro y sobre dónde se veía dentro de diez años. Había escrito que iba a ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, y también iba a ganar el Tour de Francia, y siento decir esto, pero todos nos reímos”. Sir Bradley Wiggins anunció ayer su retirada con 36 años y un botín de 8 medallas olímpicas, cinco de ellas de oro –el deportista británico más galardonado–, el Tour de Francia del 2012 y numerosos oros en Mundiales en pista y en la contrarreloj individual de los Mundiales de ciclismo en ruta de Ponferrada 2014.
“He tenido la suerte de vivir un sueño y cumplir mi aspiración de la infancia de hacer una vida y una carrera en el deporte del que me enamoré a los 12 años. He conocido a mis ídolos y rodado al lado de los mejores durante 20 años. He trabajado con los mejores entrenadores del mundo y mánagers a los que siempre estaré agradecido por su apoyo. Lo que me quedará para siempre es el apoyo y amor del público superando todas las dificultades, como resultado de montar en bicicleta como forma de vida”, explicó en Facebook a modo de despedida.
Hace un año dejó el pelotón para dedicarse exclusivamente a su pasión, el velódromo, y a la preparación de los Juegos de Río. “Me gusta más la pista –argumentó–, la disfruto más. En la carretera, antes de la prueba o cuando la estás liderando, siempre tienes que contestar a preguntas sobre dopaje. En la pista no es así, nunca tienes que hacerlo. Cuando alguien va rápido en la pista nadie pone en duda su calidad y nadie sospecha de dopaje. Cansa mucho tener que estar siempre con el mismo tema”. Ganó el oro en persecución por equipos.
Sus patillas pelirrojas causaron sensación en el Tour del 2012. Wiggo llegaba en forma, con victorias en la París-Niza, el Tour de Romandía, y el Critérium du Dauphiné y, como jefe de filas del Team Sky, se dedicó a
“He tenido la suerte de vivir un sueño y cumplir la aspiración de la infancia de hacer carrera en el deporte”
El ciclista británico se retira a los 36 años después de ganar 8 medallas olímpicas, 5 de ellas de oro, y el Tour de Francia del 2012 El ciclista descubrió su vocación al vibrar con el triunfo de Boardman en los Juegos de Barcelona
tomar ventaja en las dos cronos y a administrarla en las etapas de montaña. El número 2 del equipo, Chris Froome, le esperó de mala gana en las ascensiones, con lo que la relación entre los dos monstruos del ciclismo nunca ha llegado a pasar de correcta. “Les habrá costado tragarlo a los franceses, que sé que no quieren mucho a los ingleses”, ironizó en los Campos Elíseos el primer ganador británico de un Tour, en la 99.ª edición de la prueba. “2012 fue un año impresionante y funcionó como un motor para mí. El ciclismo me lo ha dado todo y no lo habría conseguido sin el apoyo de mi maravillosa esposa, Cath, y de nuestros formidables hijos. Los niños de Kilburn que tienen los pies en el suelo y la cabeza en las nubes no ganan oros olímpicos y el Tour de Francia. Ahora sí lo hacen”, dijo ayer en alusión al barrio en el que creció.
Poco después del triunfo en la ronda gala recibió el título de caballero de manos de Isabel II. “Ahora estaría bien ir en bicicleta con cierta calma y tranquilidad, disfrutar de la bicicleta sin todos estos idiotas en moto sacándote fotos”, afirmó en el acto de condecoración mostrando su predilección por la pista. Wiggins ha sido un ciclista extrovertido, el que animaba las concentraciones con divertidas imitaciones de los compañeros, pero ante todo un gran profesional que descubrió su vocación al quedar impresionado por la final de persecución masculina en los Juegos de Barcelona 1992 que se adjudicó Chris Boardman. Al bajar de la bicicleta, la música. Sus patillas y sus preferencias musicales –ha declarado su admiración por bandas como The Who, The Jam o Joy Division– delataron su adscripción al movimiento mod. De hecho, colecciona guitarras y scooters Vespa y Lambretta del más puro estilo de Quadrophenia. Pasará a la historia como un campeón limpio después de la época más convulsa del ciclismo.