Cocinero de la transición
ARTURO MOYA MORENO (1945-2016)
Político granadino, exconsejero de Adolfo Suárez
Fue uno de los hombres clave de Adolfo Suárez en la primera etapa de la transición, y uno de los políticos granadinos que contribuyó con mayor intensidad a la transformación de la ciudad tras la muerte de Franco. Arturo Moya se convirtió en uno de los personajes imprescindibles de la reconstrucción democrática española tras la dictadura, casi siempre desde la cocina.
Moya se interesó muy pronto por la política en su Granada natal, una ciudad sumida en el silencio y el miedo tras la brutal represión vivida desde el comienzo de la Guerra Civil. En esa ciudad atemorizada, Arturo Moya empieza a destacar por su empuje para intentar cambiar las cosas. Comenzaron las reuniones con los boy scouts, los cristianos de base, los primeros miembros de Comisiones Obreras en la clandestinidad... Y en las elecciones a Procurador en Cortes de 1972 se presenta con una candidatura familiar para hacer frente a los iconos del franquismo. Con un clavel como anagrama y el Himno a la alegría de Miguel Ríos como banda sonora. No consiguió ser elegido, pero la ciudad recuerda su campaña y su lema “Vota futuro”.
Con 32 años, la estrella de Arturo Moya se fue haciendo más importante y Adolfo Suárez le reclama para que sea uno de sus consejeros, uno de los famosos fontaneros de La Moncloa. El entonces presidente del Gobierno le encarga convertir en partido político lo que era una amalgama de grupúsculos y personajillos. Recorrió España hablando con Joaquín Garrigues, Gabriel Camuñas o Francisco Fernández Ordóñez para que se integraran en UCD.
Mientras tanto, se convirtió en uno de los redactores en la sombra de la Constitución que el pueblo refrendaría en 1978. “Suárez me tendió la mano y yo siempre le fui leal. Teníamos que hacer una constitución, una transición democrática ejemplar y a mí me tocó vivirla desde la cocina. Fue apasionante, tuve la suerte de estar allí”, recordaba en una entrevista reciente.
Como diputado de UCD y presidente de la Comisión de Interior le tocó lidiar con el caso Almería, cuando un mando de la Guardia Civil acribilló y quemó a tres jóvenes que volvían de una boda al confundirles con miembros de ETA. Moya siempre recordaba que el PSOE se comportó en aquella crisis como un verdadero partido de Estado.
Arturo Moya estaba en el Congreso el 23 de febrero de 1981 cuando Tejero intentó el golpe de Estado. Siempre guardó como recuerdo tres fragmentos de la claraboya que se desprendió cuando los guardias civiles dispararon al aire y que fueron a parar sobre su cabeza, causándole una pequeña herida.