El Museo de Montserrat recibe un óleo que amplía su fondo de realismo catalán
La donación del cuadro de Simó Gómez se añade a otros seis recibidos en el 2016
El Museu de Montserrat (MDM) ha recibido a lo largo de los años numerosas donaciones que han enriquecido sus fondos. La escasa tradición existente a Catalunya con respecto a las donaciones a museos se ve compensada en Montserrat por el magnetismo de todo lo que rodea esta montaña sagrada y su monasterio, así como la tarea de la comunidad benedictina. La última aportación recibida es un óleo: ¡Viva la Pepa! (155 x 95 cm), del pintor barcelonés Simó Gómez Polo (1845-1880), que ha donado la familia de Jaume Domènech Trinchant. Esta obra, que ya se puede ver en la exposición permanente del MDM, es una de las últimas pintadas por este artista, en 1879, en las postrimerías de su vida, truncada a los 35 años.
Con este óleo, el Museu de Montserrat consolida su discurso museográfico reforzando la sección dedicada a la pintura catalana del realismo. La revista La Ilustració Catalana hace referencia a este cuadro a raíz de una exposición celebrada en la Sala Parés, durante el mes de mayo del año 1880, poco después de su muerte, con la intención de recaudar fondos para la viuda y el hijo. ¡Viva la
Pepa! fue adquirida por el sr. Bofill, que el año 1891 la prestó para ser expuesta en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Años más tarde, Bofill la dejó en herencia a Isidre Bonsoms, coleccionista y bibliófilo, que la tenía en su finca de la Cartuja de Valldemossa (Mallorca). Y aquí se pierde la pista hasta que Francesc Fontbona la reproduce en La història de l’art
català, cuando la obra ya estaba en manos de Jaume Domènech, que la había adquirido en 1982 en la Sala Vayreda de Barcelona.
Se trata de una de las obras más destacadas de Simó Gómez, como asegura el historiador del arte Bernat Puigdollers: “Así lo afirmaba en repetidas ocasiones Feliu Elias. Es también una de las pocas telas de gran formato que pintó el autor y de las más complejas con respecto a composición”. El cuadro ha recibido varios nombres a lo largo de los años. Feliu Elias afirmaba que también se había llamado Sexteto y, incluso, aparece publicada como ¡Viva la zambra!. Sin embargo, el título que ha tenido más fortuna es el de ¡Viva la Pepa!. Aunque se ha relacionado con la constitución española de 1812, conocida popularmente con este nombre, no parece que tenga ningún vínculo. De hecho, representa una escena popular y bohemia que se aleja del estricto realismo de la obra de Gómez y lo acerca hacia una pintura más anecdótica. Destaca sobre todo el colorismo de la composición. La figura central es una gitana del Poble Sec, habitual de las fiestas nocturnas a las que acudía Simó Gómez
Gómez utilizó para este cuadro a dos modelos que ya habían formado parte de otras obras. La figura central, una gitana del Poble Sec, ya le había servido de modelo. Parece ser que, tanto ella como la otra chica que lo acompaña, eran habituales de las fiestas nocturnas que frecuentaba Simó Gómez en locales como el casino Hortelanense, en cuya puerta colgaba un cartel advirtiendo: “Prohibida la entrada a las personas honradas”. El último número de la revista
El Propileu, que edita el propio museo, recoge otras seis donaciones recientes: La montagne (2008), un pequeño óleo de Daniel Enkaoua, de quien se acaba de hacer una exposición temporal en el museo; una acuarela de Baldomer Galofré, un seguidor de Fortuny de finales del XIX (donación de Josep M. Segura); un óleo sobre la Virgen con el niño (1942), de Pere Pruna (donación de las hermanas Júlia y Núria Marquès); una marina (1887) de José Antonio Beneyto (donación de su nieto el artista Antonio Beneyto); una escultura de madera de principios del XIX de Santa Anna (donación de Xavier Illa); y tres fotografías, dos de Martí Gasull Coral y una de su hijo (retrato de Joan Ponç), donación del mismo Martí Gasull, hijo.