La Vanguardia

Catalunya se ningunea

- Joaquín Luna

Hace 14 años, en el 2002, el Camp Nou acogió a 98.000 espectador­es para presenciar un Catalunya-Brasil. Ayer, la cifra oficial fue de 8.311 espectador­es, todo un éxito: ¿A quién le interesa un Catalunya B-Túnez?

Los partidos anuales de la selección de Catalunya tienen dos inconvenie­ntes: la solemnidad que les adjudica TV3 –rozando la ridiculez– y el desajuste entre la realidad –el calendario no da margen, de ahí la ausencia de figuras– y un soberanism­o que aspira a un país “normal”.

Aunque se tratase del 137 partido de la selección de Catalunya y el vigésimo de la era moderna, estamos ante una cita metida con calzador y a la que nadie se atreve a poner fin pese a la paradoja de que cuantos más catalanes quieren la independen­cia más desciende el nivel de un partido que pretende avalar esa aspiración y lo único que consigue es caricaturi­zarla. Impagable la Grossa –icono del juego– saliendo al centro del campo mientras un jugador tunecino rezaba. Por suerte para todos, no hubo sorteo de un jamón serrano, como es habitual en el llamado fútbol modesto del país.

Guste o disguste –óptica de los aficionado­s catalanes al fútbol que no son culés–, el FC Barcelona es la verdadera selección de Catalunya, de la misma forma que el Real Madrid se arrogó durante el franquismo la representa­ción futbolísti­ca de España. Son cosas que pasan...

Con estos calendario­s y las obligacion­es publicitar­ias de los jugadores, Catalunya sólo pudo ayer reunir a un grupo voluntario­so, con escaqueo azulgrana, sostenido por una legión españolist­a en la que destacó Gerard Moreno y dos veteranos ilustres, Xavi

Suplir la función simbólica que ya cumple el Barça con un triste Catalunya B-Túnez son ganas de engañarse

Hernández y Sergio García, que terminaban de conferir un aire informal –¿divorciado­s contra casados?– a un partido de seleccione­s nacionales, con sus himnos y su solemnidad pero que pocos aficionado­s terminan por hacer suyo.

Suplir la función simbólica que ya cumple el Barça con un Catalunya B-Túnez son ganas de engañarse. El selecciona­dor Gerard López –el otro es Sergio González, supongo que por aparentar “integració­n”– explicó que el traslado a Girona permitiría ver gradas con público y miles de esteladas. Ya hay miles de esteladas en el Camp Nou, sobre todo en la Liga de Campeones, cuando de verdad hay eco internacio­nal.

Y, como siempre, entrevista en el descanso al president de la Generalita­t: pronto Catalunya podrá competir como un país más. Lo que no comentó Carles Puigdemont es qué sería del Barça, obligado por todos los reglamento­s internacio­nales a jugar una Liga catalana para que Catalunya pueda tener su selección de verdad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain