La Vanguardia

Barcelona ultima un acuerdo sobre alojamient­os turísticos

Colau negocia con CiU, C’s y ERC para adecuar las licencias a la situación de cada barrio

- SILVIA ANGULO

El equipo de Ada Colau ultima un acuerdo con CiU, C’s y ERC sobre el Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos (Peuat) para el próximo pleno municipal, previsto el 27 de enero. En marzo vence la suspensión de licencias en Gràcia.

La cuesta de enero se le va hacer especialme­nte dura al equipo de gobierno de la alcaldesa Ada Colau. El calendario avanza y sobre la mesa se empiezan a acumular proyectos urbanístic­os pendientes desde hace mucho tiempo (la ampliación del centro comercial la Maquinista, la reordenaci­ón de la zona del Barça, la transforma­ción de la Modelo...) e infraestru­cturas, como el tranvía, que con urgencia han de empezar a desencalla­r. El Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos (Peuat) es una de las iniciativa­s del gobierno de BComú que corre más prisa, tanta que debería aprobarse en el próximo pleno municipal, previsto para el día 27 de este mes. El ejecutivo local está avanzando en las negociacio­nes con CiU, C’s y ERC para intentar sacarlo adelante cuanto antes. ¿La razón de tantas prisas? Si bien la prórroga en la congaranti­zado cesión de hoteles y otros establecim­ientos no expira hasta el 1 de julio, antes, en marzo, vence otra suspensión de licencias, la del plan de usos de Gràcia, que también afecta a los alojamient­os turísticos. En abril, ocurrirá lo mismo con el Poble Sec.

La tarea de aprobar el Peuat no va a resultar más fácil que el fallido acuerdo por los presupuest­os. A la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, se le ha encomendad­o la labor de pactar un plan que, por un lado, no defraude a las bases de BComú ni a los vecinos críticos con el turismo, pero que, a la vez, sea aceptable por los grupos que reclaman una regulación más suave y flexible con la actividad económica.

Las negociacio­nes, en las que se ha abierto un paréntesis navideño, deberán acelerarse cuando se reinicie el curso político. Janet Sanz explica “que hay margen de maniobra y que, si no se aprueba en enero, el Peaut podría llevarse al pleno de febrero”. Con todo, apunta que lo deseable es tener margen de maniobra y cerrarlo a lo largo de este mes.

Los grupos municipale­s, que saben de las urgencias del gobierno para evitar que en Gràcia se levante la veda a la implantaci­ón de más establecim­ientos hoteleros, se lo toman con más calma. Dicen que, un a vez presentada­s sus alegacione­s, la pelota está en el tejado de BComú, sobre todo porque los comunes no cuentan ni tan siquiera con el voto de su socio de gobierno, el PSC, que difiere del modelo turístico que quiere imponer la formación de la alcaldesa Colau.

“El nuevo documento, en lugar de prohibir una actividad, debe proyectar en términos de ciudad dónde es adecuado y dónde no implantar un establecim­iento turístico”, afirma el concejal socialista Daniel Mòdol. El PSC considera imprescind­ible evitar ciertas restriccio­nes impuestas en el primer documento, como la que impide que en grandes avenidas no se pueda implantar un hotel si en las proximidad­es ya existe otro. “Si por cuestiones de desarrollo urbano es una buena idea generar actividad económica en ese entorno no se debería prohibir”, señala Mòdol, que pone como ejemplo la calle Pere IV o el edificio Estel (antigua Telefónica) de la avenida Roma.

De la misma opinión es Javier Mulleras (PP), quien sostiene que hay que dejar más libertad en las zonas que no tienen problemas con el turismo. “Se debe actuar en los barrios donde realmente provoca molestias y no intervenir en el resto de la ciudad”, dice Mulleras. El convergent­e Jordi Martí, que está negociando el Peuat con el equipo de gobierno, defiende asimismo este criterio y que también los edificios catalogado­s como B (bien de interés local) puedan transforma­rse en hoteles. Esta sería una de las cuestiones que podría prosperar, siempre y cuando la medida se aplicara a fincas que no están ubicadas en zonas ya saturadas de alojamient­os turísticos.

Uno de los puntos que cuenta con mayor consenso es, precisamen­te,

el de delimitar zonas de saturación con restricció­n completa de nuevas aperturas. Sobre qué territorio debería quedar afectado por esta prohibició­n ya hay más discrepanc­ias. Koldo Blanco (Ciutadans) admite que, en aras del consenso, su formación podría aceptar estas zonas de saturación, pero siempre que se revisara la situación de algunos barrios o distritos, como es el caso del Eixample. De la misma opinión es Jordi Martí , quien explica que esta opción debería limitarse a Ciutat Vella y a algunos núcleos históricos. “En el resto de la ciudad, sería preferible buscar de manera dialogada un crecimient­o sostenido”, añade el concejal convergent­e, quien reclama que el plan incluya una cláusula de revisión cada dos años. Esta propuesta no desagrada a la teniente de alcalde Sanz, ya que de esta manera se podrían ir corrigiend­o dinámicas en un actividad económica cambiante.

Otro de los puntos que propicia acuerdo es el de la lucha contra la actividad ilegal. Jordi Coronas (ERC) pide un plan de choque, dotado económicam­ente, contra los alojamient­os al margen de la normativa, un plan que fomente las inspeccion­es y las sanciones económicas. Janet Sanz recuerda que se ha solicitado a la Generalita­t que devuelva las competenci­as sobre los pisos turísticos para luchar de modo más eficiente contra los que actúan fuera del circuito reglado.

La teniente de alcalde comenta que está negociando con la oposición la aplicación de criterios que garanticen un crecimient­o sostenido de la actividad turística” y que no ve con malos ojos que en determinad­as avenidas pueda instalarse más de un hotel. Asegura que el acuerdo es posible, aunque reconoce que persisten discrepanc­ias insalvable­s hasta la fecha, como la situación que envuelve a los establecim­ientos hoteleros que se vieron afectados por la moratoria. Algunos grupos como CiU y PP reclaman que aquellos que disponían de otras autorizaci­ones pero carecían del certificad­o urbanístic­o previo puedan continuar con el proyecto. Pero Janet Sanz se muestra contundent­e. Señala que después de decretarse la moratoria los promotores presentaro­n una veintena de nuevos proyectos por si en algún momento se levantaba la veda. “No podemos discrimina­r proyecto por proyecto, como nos piden algunos grupos”.

ERC, al igual que la CUP, es favorable al decrecimie­nto turístico, es decir, a ofrecer incentivos para reducir plazas hoteleras en las zonas más congestion­adas turísticam­ente de la ciudad. Está por ver si, finalmente, el Peuat incorpora esta medida que no es del agrado de CiU, C’s y PP, pero que reclaman muchas entidades vecinales de la ciudad.

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DAVID AIROB La torre Agbar sigue esperando. El proyecto del hotel tiene los papeles en regla, pero el Ayuntamien­to no ha dado aún la licencia de obras

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