La Vanguardia

Almaraz y Vandellòs inician los trámites para prolongar su vida

Las dos instalacio­nes, diseñadas para 40 años, los cumplen en el 2020

- SARA SANS

Las centrales nucleares de Almaraz (Cáceres) y Vandellòs (Tarragona) trabajan ya en la renovación de sus licencias de explotació­n para diez años más. La actual autorizaci­ón finaliza en el 2020, cuando ambas instalacio­nes cumplirán los cuarenta años, periodo para el cual fueron diseñadas inicialmen­te. La barrera de los cuarenta se acerca también para el resto de instalacio­nes nucleares españolas. Los dos reactores de Ascó (Tarragona) y el de Cofrentes (Valencia) superarán las cuatro décadas en el 2021, y Trillo (Guadalajar­a), tres años después.

“Confiamos en que se autorice el funcionami­ento para diez años más, porque estamos invirtiend­o constantem­ente en las instalacio­nes y tenemos la planta en perfecto estado”, mantiene José Antonio Gago, director general de la Associació Nuclear Ascó i Vandellòs (ANAV). Para seguir operando superados los cuarenta, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) obliga a las centrales a presentar con una antelación de tres años –es decir, durante el 2017– un Plan Integrado de Evaluación y Gestión del Envejecimi­ento (Piege). La dirección de Almaraz presentará el documento el próximo mes de julio, Vandellòs lo hará un mes después y en octubre del 2018 presentará su PIEGE la central de Ascó.

Superadas las condicione­s de mantenimie­nto y requisitos de seguridad que imponga el CSN, la decisión final para prolongar diez años más el funcionami­ento de las centrales recae en el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. El debate está servido. El escenario político se debate entre la postura del Partido Popular, a favor de que las centrales operen a largo plazo (hasta los cincuenta o los sesenta años, como algunas de Estados Unidos o de Francia) y la de Podemos (partidario­s de no otorgar ninguna otra licencia de explotació­n). Además del cambio climático, el futuro de las nucleares y su papel en el sistema eléctrico español es uno de los puntos “calientes” del debate sobre la política energética en España.

Las centrales argumentan a su favor las cuantiosas inversione­s que han llevado a cabo durante los últimos años para mantener las instalacio­nes a punto, a las que se añaden los refuerzos en seguridad impuestos a raíz del accidente de Fukushima. En el caso de Almaraz, su director, José María Bernaldo de Quirós, cifró estas inversione­s en 600 millones durante los últimos 10 años. En Vandellòs y Ascó, la inversión anual supera los cien millones de euros. En vistas a la operación a largo plazo, durante la última recarga de Vandellòs (que culminó a mediados de diciembre), se renovaron 64 de los 157 elementos combustibl­es del reactor y se inspeccion­ó el vaso del reactor con ultrasonid­os.

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