El Barça empieza el año con mal pie
El equipo empezó mal, se desquició por el árbitro y no empató contra nueve
San Mamés vio tres golazos y un despropósito. El estropicio de Fernández Borbalán deslució un duelo en La Catedral en el que el Barcelona hizo cosas bien, cosas muy mal y cosas que no le dejaron hacer. El mérito de los blaugrana fue mantenerse a flote y ser capaces de no perder la cara a la eliminatoria después del disparate al que se sometió y al que fue sometido. Cualquiera hubiese tirado la toalla perdiendo 2-0 debido a dos errores en la salida del balón y con lo que pasó en la primera parte. El Barça se levantó en la segunda para no perderle la cara a la Copa pero no pudo empatar contra nueve.
Hubo de todo en Bilbao. Hubo un inicio con nervios, los que le provoron, có el Athletic al Barça con esa presión alta y muy revolucionada. Les siguieron minutos de reafirmación colectiva, de mucha seguridad en la idea y de autoconfianza. Hubo un período de locura en que el Barcelona perdió la cabeza. En ese lapso se dejó robar dos balones que acabaron en gol de los vascos gracias a sendos certeros contragolpes, que cogieron al Barça descolocado. Y hubo instantes de los que desquician a cualquiera. Porque después de verse 2-0 por debajo, a los de Luis Enrique les cortaron las alas cuando querían remontar. Buscaban volver a meterse en el partido y en la eliminatoria y no les dejaron. Fernández Borbalán les sacó de sus casillas. El colegiado primero no vio una agresión de Aduriz a Umtiti con el puño cerrado cuando el delantero quería deshacerse del marcaje del francés en un córner a favor de los locales. El goleador soltó su brazo izquierdo y golpeó el cuello del central, que se asustó porque el impacto le impedía respirar. El árbitro se lavó las manos y enseñó una amarilla para cada uno.
Cuando parecía que el Barcelona empezaba a olvidar esa jugada, Etxeita hizo caer a Neymar, que le había regateado, en el otro área. La falta era más que clara pero Fernández Borbalán dijo que no para indignación de los blaugrana, que le rodea- y la sorpresa del brasileño, que en el suelo no entendía que el juez se desentendiese.
El penalti clamoroso acabó con tres amarillas para el Barcelona por protestar. Iniesta, Jordi Alba y Busquets fueron amonestados por un colegiado entestado en acallar las críticas con autoritarismo. Para más inri, llovía sobre mojado pues era la segunda pena máxima que les escatimaban a los barcelonistas, ya que durante sus mejores minutos de la primera parte ya vieron como Gorka atropellaba en el aire a Piqué, justo después de que el 3 del Barcelona rematase de cabeza.
Para acabar de cerrar el recital, Borbalán señaló el descanso sin alargar más.
El Barça dignificó la competición con una alineación casi de gala en la que sólo faltaba Mascherano. Sólo tres días después de regresar de vacaciones, Messi, Neymar y Luis Suárez fueron titulares en San Mamés. Esa es la prueba más contundente de lo en serio que se toma la Copa del Rey el equipo blaugrana, como no puede ser de otra forma para el club que más veces se ha
Messi marcó, Neymar provocó expulsiones, pero sigue negado de cara a puerta, y Suárez estuvo gris
Fernández Borbalán no pitó dos penaltis a Piqué y Neymar y no vio una agresión de Aduriz a Umtiti
proclamado campeón, que defiende el título y que ha llegado a la final en seis de las últimas ocho ediciones. Luis Enrique tampoco lo no dudó cuando puso a Ter Stegen, su portero titular, bajo los palos y no a
Masip, el tercero en discordia. Era un partido grande. Pero el Barcelona fue víctima de un juego irregular y de un arbitraje impropio en una primera mitad llena de despropósitos por el colegiado.
El entreacto centró al Barça y en la reanudación, Messi metió a los barcelonistas, que estuvieron groguis por instantes, de nuevo en el encuentro con una falta magistralmente lanzada (su primer gol de esa guisa del curso). Gorka fue el único que protestó pero el balón había entrado. La Copa, el torneo de la emoción y la intensidad, se merece más goles como el de Messi en la final de 2015 (al Athletic) o como los ayer de Leo de falta directa a Gorka, el voleón de Williams o la contra iniciada y culminada por Aduriz, y menos árbitros protagonistas o jugadores expulsados saliendo ovacionados como Raúl García o Iturraspe (ambos por cazar a Neymar). Con nueve, la resistencia numantina del Athletic enseñó las carencias del Barça, con el tridente sin más mordiente tras las vacaciones. Pese a la superioridad numérica, en esa avalancha final los blaugrana sólo tuvieron una ocasión pero fue clara. El poste se alió esta vez con Gorka a tiro de Messi–no como en la falta– y los de Luis Enrique perdieron su cuarto partido del curso. Aunque se llevan la eliminatoria viva al Camp Nou.