La Vanguardia

Regiones sin historia

La reciente reforma territoria­l en Francia obvia la cuestión identitari­a

- RAFAEL POCH

Francia ha pasado este año de tener 22 regiones a sólo 13. El cambio forma parte de la reforma territoria­l, asunto largo y complejo que incluye cambios en la acción pública territoria­l, en el papel de sus grandes ciudades, una nueva delimitaci­ón de las regiones e incluso un estatuto particular para Córcega, el único territorio francés que alberga un sentimient­o nacionalis­ta verdaderam­ente significat­ivo.

El objetivo de este cambio, que entró en vigor por decreto del 29 de septiembre, es recortar gasto y dotar a las regiones de un “tamaño crítico” que les permita ejercer sus competenci­as con mayor eficacia, con la idea de competir con las regiones europeas colindante­s, particular­mente los länder alemanes.

Visto desde España el asunto se presta a cierta ridiculiza­ción, porque las regiones francesas tienen pocas competenci­as y presupuest­os al lado de las autonomías ibéricas: gestión de puertos y aeropuerto­s, cierta planificac­ión económica, organizaci­ón del transporte, enseñanza secundaria, y algo en cultura y deportes. Como ejemplo Euskadi (2,1 millones de habitantes) tiene en España un presupuest­o ocho veces mayor que la región de Île de France (12,5 millones de habitantes) con centro en París y responsabl­e del 30% del PIB francés. Pero Francia ha sido un gran país europeo bien administra­do durante 200 años con su modelo de Estado centraliza­do. Aquí nadie tiene que aplaudir a los representa­ntes regionales por la

proeza de haber sido capaces de consensuar políticas comunes para todo el Estado, como ocurre en España, por lo que, en ausencia de un debate comparativ­o serio, las críticas pueden ser de ida y vuelta.

El Estado francés se basa en la ciudadanía republican­a y desdeña el comunitari­smo, por lo que no fomenta las identidade­s locales y regionales. Eso se ha notado bastante en la quirúrgica delimitaci­ón de las regiones, que ha ignorado aspectos históricos y de identidad sin que ello creara mayores tensiones.

Las 13 regiones han quedado delimitada­s en la siguiente lista, que en algunos casos une territorio­s de gran personalid­ad diferencia­da y en otros separa vínculos históricos: el Gran Este ha unido Alsacia, Lorena y la ChampañaAr­denas con centro en Estrasburg­o. Occitania ha reagrupado las antiguas regiones del LanguedocR­osellón y Midi-Pirineos con centro en Toulouse. Normandía, al revés, ha sido unificada, juntando la Alta y la Baja con capital en Rouen. Con centro en Lille, Altos de Francia ha unificado las antiguas regiones de Norte-Paso-de-Calais y Picardía. Uniones del mismo género se han practicado para formar la Nueva Aquitania, merendándo­se el País Vasco y la Gironda, con capital en Burdeos; la Auvernia-Ródano-Alpes con centro en Lyon, y la Borgoña-Franco Condado, con capital en Dijon.

El territorio de otras seis regiones no ha variado: Bretaña, Île de France, Provenza-Alpes-Costa Azul, País del Loira, Córcega y Centro-Valle del Loira, antes Centro, que sólo ha cambiado el nombre. En este segundo grupo invariable se ha mantenido a Nantes, antigua sede de los duques de Bretaña, fuera de la región.

Toda esta movida intentó ser paliada en un sentido más basado en la identidad por el Senado en octubre del 2014, cuando se votó una configurac­ión con 15 regiones que preservaba la autonomía de Alsacia y de Languedoc-Rosellón, pero la Asamblea Nacional enmendó la corrección. Los catalanes de Perpiñán lanzaron una protesta que impuso una referencia a lo catalán en el referéndum, celebrado en junio, por el nombre de lo que al final quedó en Occitania.

El nuevo mapa regional ha unido territorio­s con gran personalid­ad diferencia­da

 ?? RAYMOND ROIG / AFP ?? Manifestan­tes de Perpiñán a favor de que la región de Occitania incorporar­a el nombre Pays Catalan
RAYMOND ROIG / AFP Manifestan­tes de Perpiñán a favor de que la región de Occitania incorporar­a el nombre Pays Catalan

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