La llegada de inmigrantes en patera a Andalucía desborda las previsiones
Los arribados a Málaga y Motril se quedan con oenegés, a falta de sitio en los CIE
En estos primeros días del año las costas andaluzas están viviendo la mayor llegada de inmigrantes en patera del último lustro. Datos que se incrementan hora a hora hablan ya de 344 inmigrantes interceptados desde el 1 de enero a bordo de nueve embarcaciones. Ayer, los servicios de Salvamento Marítimo rescataron a 85 personas, ocho de ellas mujeres, y continuaba la búsqueda en el mar de Alborán de otras dos pateras.
La inédita situación en pleno invierno, cuando las condiciones de navegación son especialmente difíciles por el mal estado de la mar, los vientos, las corrientes y el frío, ha provocado un colapso en los centros de internamiento de extranjeros (CIE). Las autoridades se han visto obligadas a tomar decisiones extraordinarias ante la falta de plazas, y la mayor parte de los llegados a Andalucía en las últimas horas están siendo trasladados a otras localidades, como Arcos de la Frontera (Cádiz) y Sigüenza (Guadalajara) y puestos al cuidado de diversas oenegés sin haber pasado por instancias judiciales.
La gran cantidad de nuevos llegados ha sorprendido a las autoridades. Los 104 inmigrantes que de momento han arribado a Málaga en estos primeros días del año (durante todo 2016 lo hicieron un total de 750) y los 37 llegados a Motril suponen unos datos inusitados. Tanto las fuerzas policiales como los voluntarios de las oenegés están convencidos de que esta situación puede generar un efecto llamada, por lo que en los próximos días se va a multiplicar la llegada de inmigrantes.
El procedimiento habitual con los rescatados en pateras es que, una vez asistidos en comisaría, se abra un expediente de devolución y, antes de que se cumplan las primeras 72 horas de su estancia en España, la policía solicite al juez su ingreso en un CIE. Allí están el tiempo necesario para preparar la documentación para su devolución y confirmar su identidad. Las excepciones tienen que ver con la posibilidad de que el inmigrante pueda certificar algún tipo de presencia legal en España de un familiar, o cuando se sabe de antemano que no se le podrá expulsar.
En esta ocasión, la policía no ha solicitado al juez el internamiento en los centros porque si el juez lo hubiera aceptado, como es habitual, se habría tenido que incumplir la orden. El hecho de ponerlos a disposición de una oenegé –en este caso se han movilizado Cruz Roja, Accem y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)– es para que no se queden en la calle y proporcionarles ropa y cobijo. En todo caso, esta situación no se puede equiparar con las duras condiciones de un internamiento, por lo que las llamadas a los compañeros que aún esperan en Marruecos o Argelia para iniciar la travesía han sido inmediatas.
En España existen ocho centros de internamiento de extranjeros con un total de 1.162 plazas. Los peninsulares están en Barcelona, Madrid, Valencia, Murcia y Algeciras (con una extensión en Punta Paloma, en Tarifa) y los insulares están en Gran Canaria, Fuerteventura y Tenerife. El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, afirmó que “han sido acogidos por oenegés, pero no están en libertad”.
La situación es inusual en pleno invierno, por las duras condiciones de navegación, con vientos, oleaje y frío