Tillerson deja Exxon a cambio de 180 millones de dólares
El ya exdirigente de la petrolera espera ser secretario de Estado
Hay una fotografía que corre por los medios estadounidenses. En la imagen se ve a Rex Tillerson en medio del pasillo de un supermercado de Washington, cesto en mano. Sólo él.
“Puede tener un patrimonio superior a los 250 millones y todavía hace la compra para su desayuno”, señala el comentario de The New York Post.
Ese “retrato intimista” se produjo antes de que la pasada tarde del miércoles se anunciara que Tillerson, de 64 años, el elegido por Donald Trump para liderar la diplomacia del país, recibirá 180 millones de dólares como compensación de jubilación de Exxon MObil. Así se cerrará su relación de cuatro decenios con la compañía petrolera de la que ha sido presidente y director ejecutivo desde el año 2006.
Siempre en caso de que supere el trámite de confirmación en la cámara legislativa y se convierta en el nuevo secretario de Estado, Tillerson renunciará a más de dos millones de acciones de la empresa de Irving (Texas), que habría recibido en los próximos diez años. Como contrapartida, la corporación entregará una indemnización en metálico a un fideicomiso neutral que controlará esa suma.
La operación se ha diseñado para cumplir el requerimiento federal de conflicto de intereses. En su comunicado, Exxon también señaló que el ya ex jefe supremo –desde el domingo, con el arranque del 2017– ha prometido que al Departamento de Estado que venderá otras 611.000 acciones que posee en la compañía, cuya tasación asciende a unos 55 millones de dólares.
Está previsto que las sesiones de confirmación en el Senado empiecen el miércoles de la semana venidera. A pesar del dominio republicano, el trámite afronta el problema de la estrecha vinculación de Tillerson con Rusia y, en concreto, con el presidente Putin. En comparecencia a puerta cerrada ha sostenido que su conocimiento del gobierno ruso ayudará a mantener una política severa contra el país rival. Su elección afronta además otro reto debido al potencial conflicto de intereses, ya que la petrolera mantiene negocios en todo el globo. Esto eleva la duda de que, como secretario de Estado, pueda tomar decisiones que, en definitiva, supongan una ayuda a sus antiguos asociados y a dirigentes de otras naciones.
La normas éticas federales no requieren que un cargo del gobierno se deshaga de sus inversiones, pero sí les obliga a recusarse en cuestiones que afecten a esas inversiones. Dada la extensa red de Exxon, la propiedad de acciones limitaría de forma relevante la capacidad de acción de Tillerson. Su movimiento pone presión sobre el propio Trump de cara a que deje claro cómo se separará de su imperio comercial.
La retirada de Tillerson ya estaba prevista para este mes de marzo. En su renuncia anticipada también ha rechazado cobrar siete millones más que le habrían correspondido en unos meses. Forbes estima que su patrimonio asciende a 330 millones. Esta fortuna le coloca como el tercer miembro más rico del gabinete, por detrás del nominado para secretario de Comercio, Wilbur Ross (2.500 millones) y la secretaria de Educación, Betsy DeVos (1.250 millones).
Su fortuna personal supera los 300 millones y es el tercer miembro más rico del Gabinete Trump