Junqueras asume el adiós de Puigdemont e insiste en el referéndum
Forcadell asegura que no volverá a presentarse a unas elecciones
El anuncio del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, de que no será presidente en el 2018 y tampoco encabezará la candidatura del PDECat en las próximas elecciones catalanas, arruinando así las esperanzas de destacados dirigentes de su partido que ante los malos sondeos trataban de convencerlo para que fuera candidato, ha abierto ya sin matices ni disimulos la carrera sucesoria en la vieja Convergència. Pero no sólo eso. También ha servido como recordatorio para el resto de los partidos sobre el incierto calendario político catalán, con un referéndum que los independentistas pretenden celebrar en otoño y la amenaza del enésimo adelanto electoral.
La salida de Puigdemont de escena por decisión propia, algo que el president ya había comentado con anterioridad pero sin la contundencia y claridad con la que lo hizo el pasado jueves, es un elemento añadido de incertidumbre (refuerza por ejemplo a aquellos sectores de Esquerra Republicana que ansían el sorpasso a los convergentes) que ayer desde el Govern se intentó limitar.
El vicepresident y líder republicano, Oriol Junqueras, con el viento de los sondeos favorables, trató de restar importancia a la futura marcha de Puigdemont. Dijo sentir “todo el respeto del mundo” por la decisión del actual presidente de la Generalitat e inmediatamente después pidió que nada distraiga del objetivo que tiene el actual Ejecutivo catalán: celebrar un referéndum de independencia el próximo otoño y, de inmediato, convocar unas elecciones “constituyentes”.
Esquivó Junqueras cualquier mención que pudiera ser interpretada en clave electoral, negándose a decir si será el candidato de ERC en unas hipotéticas elecciones, y se centró en alabar el trabajo del Govern de Junts pel Sí, ya que, dijo, “está haciendo bien las cosas en unas circunstancias muy adversas”.
“Estamos pensando en el referéndum, en convocarlo, ganarlo y aplicarlo”. Junqueras subrayó que el referéndum se hará porque “somos gente de orden, trabajadores y luchadores”.
En clave sucesoria fue preguntada ayer la portavoz del Govern, Neus Munté, bien colocada en todas las listas de posibles candidatos de PDECat, una situación que afronta, dijo, con “mucha normalidad” ya que está “justificada” por su proximidad a Puigdemont en la estructura de mando del Govern.
No obstante, Munté llamó a aparcar el debate sucesorio, las quinielas y el baile de nombres, convencida de que en su partido hay muchos “activos” que llegado el momento pueden ser candidatos –el expresident Artur Mas es otro de los que están presentes en todas las cábalas–, y pidió centrar todos los esfuerzos en el cumplimiento de la hoja de ruta independentista.
Mientras, los partidos de la oposición se prestaron en su mayoría a interpretar el anuncio del president como un claro síntoma de debilidad del proyecto independentista y del propio Puigdemont dentro del Ejecutivo catalán.
“Respeto su decisión, pero demuestra que no tiene un proyecto para Catalunya más allá de repetir el 9-N”, declaró la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas. “Parece que tiene pocas fuerzas y quizá este fatigado por el proceso”, dijo Matías Alonso, secretario general de C’s.
Por su parte, el coordinador general del Partido Popular de Catalunya, Xavier García Albiol, lamentó que con sus declaraciones Puigdemont esté añadiendo “más inestabilidad” al ya de sí complicado escenario político catalán al abrir el debate sucesorio en el PDECat. “En 2017 viviremos momentos de certeza, como que el Gobierno no permitirá que se celebre un referéndum independentista, y de incertidumbre como la que ha provocado el presidente con sus declaraciones”, dijo Albiol.
La oposición ve en las palabras del president un síntoma de debilidad del proceso independentista