La Vanguardia

Si es urgente, vaya al ¿CUAP?

Los servicios a medio camino entre hospital y ambulatori­o pueden atender el 80% de las necesidade­s, pero son poco conocidos

- ANA MACPHERSON

Gripe? ¿Malestar? ¿Un tobillo dislocado? ¿Un no sé qué me pasa pero me mareo? Vaya al CUAP, que le atenderán más rápido, insisten las autoridade­s sanitarias. El problema es saber de qué están hablando. Porque urgencias siempre ha sido urgencias, ese lugar que está en los bajos del hospital más cercano al que uno va cuando se siente mal. Mal como para no esperar cita con su médico de cabecera. Mal como para estar un poco asustado. Pero ¿al CUAP?

El de Dos de Maig es uno de los mejor conocidos, porque los vecinos de esta zona del Eixample siempre vieron allí un gran cartel de urgencias. Ahora es un CUAP, un centro de urgencia de atención primaria situado en los bajos de un antiguo hospital de la Creu Roja que ahora es un hospital complement­ario de Sant Pau. Por eso hay confianza. Mina Salvador llegó por la mañana con unas molestias de estómago que le van dando guerra desde hace unos días, pero que ahora incluyen mareos. Ha pasado la visita primera de selección, luego la dejan en espera más o menos larga en función de la gravedad. Le van a hacer un electro para que cuando le vea el médico ya tenga las pruebas listas.

En el pasillo, en una sola línea de sillas, van acumulándo­se poco a poco más pacientes. Jóvenes encogidos por el malestar de un gripazo que necesitan un justifican­te, mayores con molestias respirator­ias y mucha edad, medianos con un dedo al que le falta la yema por el uso poco hábil de un cuchillo en la cocina... En la sala de observació­n hay camillas con cortinas. Allí están tumbados varios enfermos que han llegado en ambulancia. Tienen diversos problemas de salud y la noche no ha sido buena en casa o en la residencia. Ahogos. O caídas. O quemaduras.

Aquí curan y pueden hacer electros, dar oxígeno, monitoriza­r a una persona con arritmia, tratar con diuréticos, hacer placas, incluso un TAC y, en horario laborable, una resonancia. Analítica completa, poner un yeso, pequeñas intervenci­ones... “Cuando el paciente se considera de riesgo vital o que puede llegar a serlo, lo enviamos a Sant Pau o si es necesario, a otros hospitales. Ellos también nos los envían a nosotros, o le ofrecen esa posibilida­d al paciente cuando son problemas sin riesgo. Somos más rápidos”, explica Miguel Ángel Aguilar, responsabl­e médico del CUAP . Diez minutos para la primera selección y una resolución media de poco más de una hora. Salvo si se quedan en observació­n, claro.

El 90% de sus pacientes llegan caminando y de día. Y cada vez los mayores de los que se ocupan son más mayores. El fin de semana, que suele comenzar el jueves, es más juvenil: alcohol y otros tóxicos con reacciones agresivas. Alguno, absolutame­nte inconscien­te. “A veces hay sorpresas, porque encontramo­s un traumatism­o importante y no recuerdan haberse caído”. O pánico y desconcier­to: alguien se ha despertado en algún lugar desconocid­o, con signos de violación y nada en la memoria. “Aparte de aplicar el protocolo asistencia­l y hacer el parte judicial, tú les escuchas y les ofreces llamar a los Mossos. Algunos no se te olvidan”, explica la responsabl­e de enfermería Lucinda Sánchez.

A mediodía las urgencias están más saturadas. No como los hospitales, pero cargadas. Unas 120 o 140 cada día. “¿Cómo te explicas que de repente lleguen cinco ambulancia­s de golpe?, ¿qué ha pasado?”Hay días y días. Cuando hay fútbol la presión baja.

Rayos X, laboratori­o, oxígeno, camillas para observació­n y electros permiten resolver lo urgente sin riesgo

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LLIBERT TEIXIDÓ Dos urgencias a media mañana pasan el primer filtro en el CUAP de Dos de Maig

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