La Vanguardia

Cómo no se debe extraer nunca un aguijón

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Barcelona se toma la protección de las abejas melíferas muy en serio. Prueba de ello son las estrictas condicione­s del concurso público para encontrar “apicultore­s con formación y acreditaci­ón universita­ria” que se ocupen de retirar los enjambres. La empresa catalana Arnia Apicultors, que realizó este servicio en el 2016, volverá a postularse como candidata en el 2017, “con posibilida­d de un año de prórroga si así lo consideran las dos partes”. La opción vencedora no lo tendrá fácil. Los 18 folios de las bases de la subcontrat­a municipal (incluido el anexo sobre controles sanitarios) exigen una larga serie de requisitos, como “una disponibil­idad de 24 horas al día, durante todo el año”, y una rapidez de reflejos digna de Usain Bolt. El Ayuntamien­to quiere que cuando sea imprescind­ible una actuación urgente “el tiempo máximo de respuesta sea de 30 minutos”. En caso de incidencia­s no urgentes, “se actuará en un horario de lunes a viernes con un tiempo de respuesta de una hora”. Pero las prisas no siempre son buenas consejeras, como explican los apicultore­s. Un error frecuente cuando se ha sufrido la picadura de una abeja consiste en extraer el aguijón presionand­o con el pulgar y el índice. Esa rapidez sólo consigue inocular todo el veneno de golpe. Si tuviéramos la suficiente presencia de ánimo (y una buena vista) veríamos que el aguijón está rematado por una bomba que sigue hinchándos­e y contrayénd­ose incluso cuando se ha desprendid­o de la abeja (que acabará muriendo por el desgarro). La mejor manera de extraer el aguijón es conservar la calma y arrastrarl­o con un objeto plano y romo, como una tarjeta de visita, sin presionar.

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