La Vanguardia

Los viejos rockeros resucitan en holograma

Estreno en París del primer musical protagoniz­ado por cantantes virtuales

- ÓSCAR CABALLERO

Los viejos rockeros nunca mueren. Y si lo hacen, resucitan. A condición de que sus discos se sigan vendiendo. El 12 de enero, en el palacio de Congresos de París, cuatro muertos ilustres –Claude François, Dalida, Sacha Distel y Mike Brant–, que suman 250 millones de discos vendidos y 750.000 fans en Facebook, protagoniz­arán una primicia mundial: el primer concierto completo de la historia interpreta­do por hologramas.

Porque si la pionera sería Celine Dion –el 2009 interpretó un dúo, en escena, con el holograma de Elvis Presley–, si el 2012 el festival california­no Coachella se marcó un puntazo con el holograma de Tupac Shakur, rapero norteameri­cano asesinado en 1996 y dos años más tarde el fallecido Michael Jackson reaparecía con Slave to the Rhytm durante la ceremonia de los Bilboard Music Awards, nadie hasta ahora se había decidido a entretener al público de una sala durante una hora y tres cuartos.

El espectácul­o que debuta la semana próxima, bautizado Hit Parade y con un presupuest­o de cinco millones de euros que debiera ser enjugado por la gira francesa que ocupará diversos Zenith, las megasalas del país, es un viaje en el tiempo.

Corre 1975. El superídolo Claude François, Cloclo para sus innumerabl­es fans, se despide del escenario para dedicarse en exclusiva a los shows televisivo­s. El espectador es transporta­do a un estudio de televisión al que Cloclo invita a sus amigos. Dalida entona Gigi l’amoroso, Mike Brant se acompaña él mismo al piano, Distel –además de cantante, pareja mítica de Brigitte Bardot– exhibe su sonrisa de yerno ideal. En torno, veinte artistas en carne y hueso, bailarines, comediante­s, cantantes, dan vida –nunca mejor dicho– al memorial.

En la platea, el día 12, estarán el inefable Orlando, hermano de Dalida ; Claude junior y Mark François, hijos de Claude; Zvil y Yona Brand, hermano y sobrina de Mike Brant; Francine y Laurent Distel, la viuda y su hijo. Porque naturalmen­te los herederos son los auténticos protagonis­tas de la inmortalid­ad comercial.

La clave del espectácul­o se encuentra en un edificio del distrito 15 de París: en lo que podría ser un estudio de arquitectu­ra o la redacte–, ción de una revista de historieta­s, por las numerosas mesas de dibujo, los creadores de Mac Guff , especialis­ta mundial en hologramas e imágenes virtuales o de síntesis, con cortos y largometra­jes de éxito en su haber, reconocen haber pasado varias noches en blanco para sacar el rostro de los resucitado­s.

En la práctica, los cuatro sosias de los muertos –un oficio que el holograma enterrará, previsible­men- acribillad­os de captores, ensayan el espectácul­o y son filmados desde todos los ángulos para que, finalmente, sus rostros sean reemplazad­os por los del muerto, recreado a partir de fotos de archivo.

Del otro lado del Sena, junto al Centro Pompidou, el vanguardis­ta Ircam, laboratori­o de investigac­iones musicales, más próximo a la música dodecafóni­ca que al pop, se ocupó por su parte de atrapar las cuatro voces apagadas, crear también en su caso modelos reproducib­les y construir así las intervenci­ones habladas, “para que sean coherentes con el desarrollo del supuesto show televisivo, base del espectácul­o”.

Si el productor David Mitchell arriesga sus millones es porque tanto la televisión como la industria musical, reconverti­da tras la muerte del disco y con el escenario como principal fuente de ingresos, se interesan en el filón que pueden representa­r los ídolos resucitado­s. Una versión terrenal y rentable de la vida eterna.

El espectácul­o, que ha costado 5 millones de euros, revive a Claude François, Dalida, Sacha Distel y Mike Brant

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. Imagen de los ensayos de la representa­ción, con el holograma de Claude François y bailarinas reales
 ?? . ?? Un instante de la creación de los hologramas del espectácul­o
. Un instante de la creación de los hologramas del espectácul­o

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