La Vanguardia

Hofmann después de Mey

La pasión heredada y el amor que compartían madre e hija son el motor que impulsa el universo gastronómi­co que creó Mey Hofmann y que tras su muerte dirige Silvia Hofmann

- CRISTINA JOLONCH

En los resúmenes televisivo­s de estos días, junto a los rostros de los personajes conocidos que se marcharon en el 2016, asomó de nuevo la mirada rasgada, la leve sonrisa y la melena ondulada y rojiza de Mey Hofmann. En mayo, ante la incredulid­ad de la mayoría de sus amigos, a quienes nunca habló de enfermedad­es, perdió su enésima batalla contra el cáncer. Lo hizo con la discreción con la que lo había hecho siempre todo, sólo con la complicida­d de su hija, Silvia Hofmann, a la que adoraba y a quien preparó para tomar el relevo del imperio gastronómi­co que ella había creado y cuyo epicentro sigue estando en el barrio de la Ribera, en la escuela Hofmann.

En el edificio de la calle Argenteria, que en su día acogió también el restaurant­e escuela que la obligaron a trasladar, alumnos de todas las nacionalid­ades han retomado el ritmo esta semana, tras las breves vacaciones navideñas. El martes por la mañana, entre risas y bromas, los estudiante­s del curso de pastelería saboreaban el exquisito roscón de Reyes que acababan de elaborar con las instruccio­nes de su profesor y comentaban cómo habían llegado hasta este lugar desde Mallorca, Japón, Colombia o Venezuela.

Ese mismo día, en la calle Granada del Penedès, donde se encuentra el restaurant­e Hofmann, arrancaba el servicio una nueva hornada de alumnos que empezaban sus prácticas con sus primeros clientes y a las órdenes de experiment­ados chefs profesores. El engranaje del universo Hofmann se mantiene perfectame­nte engrasado. Ya no bajo la tutela de Mey Hofmann, quien siempre estuvo pendiente de todos los detalles y de lo que ocurría con el personal. En el restaurant­e, Joan Muñoz (25 años trabajando a su lado) confesaba que la echan de menos. “Nunca nos dijo nada sobre la enfermedad. Pero dejó todos los cabos muy bien atados y poco a poco vas hilvanando comentario­s que ella hacía y que ahora toman sentido”. Con todo atado y bien atado. Así es como se marchó, pocas horas después de que su hija le llevara a la cama del hospital el premio de la Acadèmia Catalana de Gastronomi­a que acababa de recoger en su nombre. En el hospital, explica con

Entre la escuela, los restaurant­es y la pastelería, Silvia capitanea un equipo de más de 80 personas

la misma elegancia con la que gesticulab­a su madre, alguien del equipo comentó que pocas veces habían respirado tanto amor en la habitación de un enfermo. Silvia y Mey Hofmann estaban profundame­nte unidas. Sólo ese amor y esa complicida­d ha hecho posible que el relevo fluyera como algo natural. Por eso en ningún momento ha vivido como un sacrificio dejar Milán, donde trabajaba en el mundo del diseño (aunque recibió una formación exquisita en el ámbito de la restauraci­ón), para regresar a la ciudad en la que nació y ponerse al frente de ese universo gastronómi­co que sigue avanzando con el estilo y el sello de su madre y con su misma pasión. “Quiero transmitir el amor que recibí y mostrar mi gratitud como hija siguiendo su labor”. Y recordar, para quienes pudieran confundir la timidez de su progenitor­a con altivez, que “era una mujer muy cariñosa y muy humilde. Sus padres, él era ingeniero y ella pianista, la educaron en la humildad y el esfuerzo. Y nunca se cansó de trabajar”.

Sentada en una pequeña galería donde estuvo uno de los reservados del emblemátic­o restaurant­e escuela, cuenta que tener que trasladar el restaurant­e fue uno de los golpes más duros en la vida de Mey Hofmann. “Le dolió mucho tener que marcharse, aguantó pleitos y no recibió el apoyo de la administra­ción. Pero ni aquello ni ninguna otra dificultad le restó energía o ánimos. Vivía para esta profesión, que le dio infinidad de satisfacci­ones y grandes amigos”. Silvia está al frente de la escuela y de todos los establecim­ientos que configuran el universo que lleva su apellido. Prepara cambios en el Bistrot, que abrió muy poco antes de que a su madre le anunciaran que le quedaban pocos meses . Y capitanea, buscando el trato personal, un equipo de cerca de 80 empleados (por la escuela pasan 400 alumnos al año) que se siente feliz de dirigir. “Es fascinante encontrar profesiona­les orgullosos de llevar el sello Hofmann”.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Sílvia Hofmann, que tomó el relevo tras la muerte de su madre, en la cocina del restaurant­e escuela que lleva su apellido
ÀLEX GARCIA Sílvia Hofmann, que tomó el relevo tras la muerte de su madre, en la cocina del restaurant­e escuela que lleva su apellido
 ?? JOAN PUJOL-CREUS ?? El Bistrot. La propuesta gastronómi­ca del Bistrot Hofmann (paseo Sant Joan, 36), que abrió el año pasado, fue el último proyecto de la chef
JOAN PUJOL-CREUS El Bistrot. La propuesta gastronómi­ca del Bistrot Hofmann (paseo Sant Joan, 36), que abrió el año pasado, fue el último proyecto de la chef
 ?? JOAN PUJOL-CREUS ?? La Taverna. En el local que en su día ocupó Cal Xim,abrió en 2014 La Taverna Hofmann, una fórmula de platillos y guisos que funciona con éxito
JOAN PUJOL-CREUS La Taverna. En el local que en su día ocupó Cal Xim,abrió en 2014 La Taverna Hofmann, una fórmula de platillos y guisos que funciona con éxito
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(Granada del
Penedès, 14-16), una estrella Michelin, se reformó para incluir un espacio más informal
JOAN PUJOL-CREUS El restaurant­e escuela. Hofmann (Granada del Penedès, 14-16), una estrella Michelin, se reformó para incluir un espacio más informal
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ders 44) junto a un
espacio de degusta
ción, en La Seca
(Flassaders, 40)
LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO La pastelería. Muy cerca de la escuela se encuentra la pastelería Hofmann (Flassa- ders 44) junto a un espacio de degusta ción, en La Seca (Flassaders, 40)

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