Abubakar Shekau
De las 219 chicas nigerianas secuestradas por la banda yihadista Boko Haram en el 2014, sólo 24 han sido rescatadas
LÍDER DE BOKO HARAM
Mil días llevan secuestradas las llamadas niñas de Chibok en manos de la organización yihadista nigeriana dirigida por Abubakar Shekau. De las 219 chicas secuestradas por Boko Haram en el 2014, sólo 24 han sido rescatadas.
Las chicas ya simbolizan la incapacidad del Gobierno nigeriano para lidiar con la intolerancia religiosa
La pesadilla continúa. Ayer se cumplieron mil días del ataque del 14 de abril del 2014, cuando la banda yihadista Boko Haram secuestró a más de doscientas alumnas de la escuela de secundaria de Chibok, una localidad del noreste de Nigeria. Aunque en los últimos nueve meses 24 de las chicas han sido rescatadas –21 fueron liberadas después de una negociación entre el Gobierno de Nigeria y la organización terrorista, y 3 escaparon por sus propios medios– aún hay 195 en paradero desconocido.
Según el testimonio de algunas de las chicas salvadas, durante el cautiverio fueron obligadas a convertirse al Islam y algunas fueron forzadas a casarse con yihadistas. El ataque de Chibok, que demostró la fuerza de la banda radical, hermanada con el Estado Islámico (EI) desde el 2015, despertó una ola de indignación y originó una campaña viral para pedir la liberación de las niñas en la que participaron políticos y famosos de todo el mundo.
Aunque la semana pasada el Gobierno de Nigeria se jactó de haber ganado la guerra contra Boko Haram, el grupo fundamentalista ha seguido perpetrando atentados en los últimos días –suma 25.000 muertos en el último lustro– y mantiene a centenares de mujeres y niñas secuestradas, además de las casi doscientas de la escuela de Chibok.
La asociación de los padres de las niñas, Bring Back Our Girls (Devolvednos a nuestras chicas), inició ayer una semana de actos para pedir la liberación del resto de las alumnas de Chibok con una marcha por las calles de Abuya, la capital nigeriana. Ante más de un centenar de policías, los presentes pegaron carteles con los rostros de las rehenes y protestaron por la incompetencia del Ejecutivo de Nigeria.
El presidente del país, Muhammadu Buhari, señaló que su Gobierno tiene como máxima prioridad el rescate de las niñas y mandó un mensaje de optimismo: “Tengo la esperanza de que la comunidad de Chibok, Nigeria y también el mundo podrán dar pronto la bienvenida a las chicas que aún están retenidas”.
Oby Ezekwesili, portavoz de la organización de padres, explotó ayer de rabia ante la incapacidad de las fuerzas armadas para poner fin a la pesadilla de las familias. “Dos sucesivos gobiernos han fracasado completamente. De la frialdad, la indiferencia, la burla y la ineficacia de la primera administración, hemos pasado a un Gobierno sin palabra, aletargado y pasivo”.
El secuestro masivo de Chibok mostró la desidia del anterior presidente, Goodluck Jonathan, incapaz de controlar los territorios del norte. Durante el ataque, decenas de milicianos actuaron sin oposición de las fuerzas de seguridad y se llevaron a las niñas en un convoy de varios camiones y motocicletas sin que nadie les persiguiera. Aunque 57 de las niñas pudieron saltar de los camiones y escapar, 219 de ellas fueron llevadas a la reserva de Sambisa, el principal bastión de los extremistas.
A pesar de que en los últimos meses el ejército nigeriano ha logrado debilitar a la banda gracias a la ayuda de una fuerza regional con tropas camerunesas, chadianas y nigerinas, el analista nigeriano y experto en conflictos Aradoye A. Johnson opina que las niñas de Chibok se han convertido en un símbolo vergonzante para el Gobierno. “Los mil días sin esas niñas reflejan la incapacidad gubernamental para lidiar con la intolerancia religiosa y el riesgo de no neutralizar a tiempo el yihadismo, una amenaza que afecta a Nigeria y a otros muchos países africanos”.
Para Aradoye, el canto de victoria del ejército sobre la banda es pura propaganda. “El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, no ha sido capturado y cientos de niñas no han sido liberadas, ¿Eso es una victoria? Se trata de un gesto que tiene más que ver con la dimensión política que con la militar”.