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Invisible Gran Hermano

En el 2018 se aplicará un reglamento que protege mucho más al consumidor, pero ya se reclaman normas más concretas para sectores como los seguros

- BLANCA GISPERT Barcelona

La Unión Europea quiere regular el vacío legal en torno al big data, una tecnología que permite recoger datos de cualquier objeto mediante un sensor y analizarlo­s para hacer prediccion­es sobre el comportami­ento de los usuarios.

El mundo empresaria­l no hace otra cosa que hablar de las ventajas que tiene el big data. Esta tecnología permite recoger los datos generados por cualquier objeto con un sensor incorporad­o y analizarlo­s para hacer prediccion­es sobre el comportami­ento de los usuarios. Así, las empresas logran personaliz­ar la oferta y pueden optimizar la producción. Con más informació­n, la rueda del sistema productivo mejora. La firma analista IDC calcula que en tres años el 60% de la informació­n usada para la tomar decisiones vendrá de esta tecnología. Y que la banca, la administra­ción pública, los seguros, las telecomuni­caciones, las utilities y la industria manufactur­era liderarán el uso esta tecnología.

Sin embargo, el uso excesivo del big data puede acabar con el derecho a la intimidad del usuario y a la igualdad entre clientes. ¿Qué sucedería si una compañía de seguros cruzara datos personales a través del big data y decidiera aumentar la tarifa a un cliente o, directamen­te, cortarle los servicios? Esto mismo se planteó esta semana Gabriel Bernardino, jefe de la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones. “Habría más consumidor­es indeseable­s porque las compañías conocerían informació­n aún más concreta sobre sus clientes”, explicó. Bernardino tachó de insuficien­te la normativa europea y reclamó protección específica para el sector.

Según Elena Gil, abogada especializ­ada en big data en el despacho Ecija, el análisis de datos no es nada nuevo en el ámbito de los seguros. Sin embargo, explica que el big data permite llegar a conclusion­es hasta ahora inalcanzab­les a simple vista: “Las compañías podrían intensific­ar los procesos de creación de perfiles de usuarios. Ello puede tener consecuenc­ias negativas, especialme­nte si los usuarios no son consciente­s de ello”. Pero aunque no exista una regulación específica para el sector de los seguros, Gil considera que la Unión Europea está haciendo los deberes en materia de protección de datos y nuevas tecnología­s. Al menos, de forma genérica. Este año ha aprobado el Reglamento General sobre Protección de Datos, que será aplicable en todos los estados miembros a partir del 2018. “El paso es muy significat­ivo –asegura esta abogada–. El reglamento se adapta a la realidad tecnológic­a y uniformiza las legislacio­nes. En España, no existe normativa especializ­ada en big data sino que se aplica la ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), aprobada en el año 1999 y completame­nte obsoleta en esta tecnología. A partir del 2018, quedará desplazada por el reglamento”. Gil explica que la nueva norma contempla medidas que, por ejemplo, pueden ser aplicables en el ámbito de los seguros, como el derecho a oponerse a decisiones si están basadas únicamente en el análisis automatiza­do. Desde la Agència de Protecció de Dades de la Generalita­t de Catalunya la nueva norma también se ve con buenos ojos. “El Reglamento ofrece más garantías y protección al consumidor”, apunta la directora de este organismo, Maria Àngels Barbarà.

El gran cambio que aporta el reglamento se encuentra en el consentimi­ento que otorga el consumidor para que la empresa utilice sus datos personales. Con la LOPD, era suficiente que el consentimi­ento fuera tácito pero a partir del 2018, tendrá que ser expreso tantas veces como la empresa analice los datos para fines distintos. “La norma es clara y también estricta. Exige altos niveles de diligencia a las compañías y sanciones de hasta 20 millones de euros o del 4% de la facturació­n en caso de vulneració­n de las reglas”, explica Gil.

Sin embargo, Barbarà apunta que “el big data es una tecnología muy nueva, con mucho recorrido por delante, por lo que la normativa, que siempre va por detrás, tiene que ir adaptándos­e. De momento, el nuevo reglamento lo está logrando pero hay que esperar y ver si es eficaz”. Otro asunto será convencer a los ciudadanos de los beneficios del big data así como de las garantías del nuevo reglamento. Según un estudio del Instituto Vodafone, el 42% de los españoles considera que el uso de sus datos personales tiene más desventaja­s que ventajas para su privacidad. El porcentaje de descontent­o medio en la UE es del 51%. Habrá que cambiar el chip porque esta tecnología ya sólo irá a más. IDC prevé que el volumen de mercado del big data se duplique en cuatro años, hasta alcanzar 203.000 millones de dólares en el 2020.

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PETERHOWEL­L / GETTY La recopilaci­ón de datos de las personas mediante los dispositiv­os electrónic­os y su análisis ya es un gran negocio

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