La Vanguardia

Soares y González

- Enric Juliana

El fallecimie­nto de Mário Soares invita a reflexiona­r sobre algunas de las diferencia­s y analogías entre Portugal y España. Sin la revolución portuguesa de 1974, el final del franquismo habría sido distinto, posiblemen­te más largo y más duro. Sin los claveles de Portugal, dictabland­a en España. Es apasionant­e reconstrui­r la influencia de la revolución portuguesa en la transición española. El adiós de Soares, sin embargo, también invita a formular una pregunta referida al presente. ¿Por qué los socialista­s portuguese­s están teniendo mejor ventura que los socialista­s españoles? ¿Por qué Soares se nos aparece hoy como una figura alejada de Felipe González?

González y Soares fueron amigos. Compartier­on ideas, alianzas, objetivos estratégic­os y competidor­es (los comunistas) . Dos egos muy fuertes, aunque muy distintos. Una amistad no exenta de roces y tiranteces. Colaboraro­n y compitiero­n ante el auditorio europeo, entonces presidido por Willy Brandt, Olof Palme y François Mitterrand.

Cuarenta años después, el Partido Socialista Portugués presenta mejor estado de salud que el PSOE, pese dos circunstan­cias que podían haberle hundido para siempre. En abril del 2011 fue un gobierno socialista el que tuvo que pedir la intervenci­ón de la troika para evitar la quiebra del país. Los socialista­s hincaron la rodilla. Al cabo de tres años, el primer ministro que solicitó la dolorosa intervenci­ón, José Sócrates, el Zapatero portugués, era detenido por corrupción. El día de las últimas elecciones legislativ­as (4 de octubre del 2015), Sócrates fue a votar con la pulsera que llevan los presos en libertad vigilada. Pese a todo, el PSP mejoró sus resultados. Avanzó, en vez de retroceder como el PSOE. Quedó segundo y logró desbancar a la derecha, pactando una alianza parlamenta­ria con el Bloco de Esquerda (el Podemos portugués) y el viejo Partido Comunista. No era fácil, pero el actual primer ministro, António Costa, demostró ser un político hábil. El Bloco, un joven partido dirigido por mujeres (Catarina Martins, Marisa Matias, Mariana Mortágua...) aceptó apoyar a los socialista­s, sin entrar en el gobierno. Su peso electoral (10%) es la mitad del de Podemos (21%).

¿Por qué los socialista­s portuguese­s resisten mejor que los españoles, pese al escándalo Sócrates? Segurament­e no existe una única causa que lo explique. El sistema portugués ha aguantado mejor que el español la corrosión de la crisis. Los mimbres de la República refundada por la revolución de 1974 son fuertes. Los portuguese­s son gente tranquila, pero no tan dóciles como afirma el tópico. La primera gran manifestac­ión de jóvenes indignados en el sur de Europa tuvo lugar en Lisboa en marzo del 2011, dos meses antes del 15-M español. Escogieron un nombre,

A geração a rasca (la generación precaria), pero muchos de ellos han acabado marchando al extranjero. Porcentual­mente, la emigración juvenil es más elevada en Portugal que en España.

En Portugal, país un poco más grande que Andalucía y más pequeño que Castilla y León, la cuestión territoria­l no aprisiona el debate público. No hay autonomías. Y hay otro factor a tener en cuenta. El factor Soares. Cuando empezó la crisis financiera en el 2007, el viejo patriarca del socialismo portugués estalló de indignació­n. Intuyó lo que venía y se convirtió en un referente moral para la gente más perjudicad­a. Se colocó a su lado. Levantó la voz. No se limitaba a analizar la situación desde la fría distancia. Clamaba por un frente unitario de los países del Sur de Europa para parar los pies a los alemanes. Astuto, intuitivo, personalis­ta, a veces volcánico, Mário Soares, el hombre que derrotó estratégic­amente al Partido Comunista en 1975, viró espectacul­armente a la izquierda, mientras el banal Sócrates entraba en prisión. Soares se expresaba con un lenguaje que hoy en España sería calificado de “populista” por los que tienen miedo de todo lo que se mueve en dirección contraria. Para más inri, el expresiden­te portugués decía entender la protesta catalana. Viejo zorro republican­o.

Al PSOE le ha faltado ese referente moral en el peor momento de la crisis. No ha habido en España un patriarca socialista cerca de los jóvenes indignados. El malestar que Soares quiso compartir e intercepta­r desde abajo, González ha tenido dificultad­es para entenderlo desde arriba.

Pese a la intervenci­ón y al escándalo Sócrates, los socialista­s portuguese­s resisten mejor que los españoles Soares vio venir la crisis, viró a la izquierda, levantó la voz y se puso al lado de los indignados

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MARIO CRUZ / EFE Fila en Lisboa para firmar la condolenci­a por la muerte de Soares
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