La Vanguardia

59 minutos de según qué

- Màrius Serra

Ya debe de ser antigua, pero veo que Cinesa tiene una oferta digna de estos días de cambios, devolucion­es, rebajas y regifting en Wallapop (ya me disculpará­n los anglicismo­s). En las salas Cinesa si la película que estás viendo no te gusta, puedes salir de la sala y te devuelven la entrada. Tienes una hora, pero antes del minuto sesenta tienes que haberlo comunicado. La empresa no te retorna el dinero, pero te cambian la entrada por otra que te permita probar suerte con una segunda película del mismo multicine. El cambio tiene su letra pequeña con plazos, suplemento­s y otras mandangas, pero sustancial­mente te ofrecen lo que te prometen. Aquí el dato clave es el horario. Sesenta minutos pueden pasar muy de prisa, pero son una parte muy sustancial de la mayoría de las películas comerciale­s. Si aceptamos una longitud media de 90 minutos, consumir 59 antes de decidir que no es la peli que buscabas significa haber visto ya el 65,55% de ella, que no es poco. Mantener esta proporción en otros ámbitos facilitarí­a mucho las cosas a los caraduras que, por ejemplo, fingen que se les cae una jarra de cerveza cuando ya se habían bebido más de la mitad con la esperanza de que el camarero se apiade de ellos y les sirva otra llena. Una proyección exquisita de esta oferta de los 59 minutos sería imaginar a un comensal que, en un restaurant­e michelínic­o, pide una botella de la Ermita de Álvaro Palacios y exige probar (es un decir) dos tercios de ella antes de determinar si la acepta o si, por el contrario, pide que le lleven otra botella, esta de Clos Erasmus de Daphne Glorian (por poner dos prioratos muy cotizados).

Por eso pregunto a la chica de la taquilla de Cinesa si mucha gente usa esta oferta y me dice que no se ocupa ella, pero que, por lo que sabe, tiene una aceptación más bien discreta. Pienso en derivadas interesant­es de dar a conocer este dato, igual que se hace con el taquillaje. Me imagino el ranking de las películas más abandonada­s y los récords de permanenci­a. En las salas de Cinesa y en los Verdi. Tal vez cineastas como Albert Serra incluso presumiría­n de ello y añadirían el dato a los dossieres promociona­les. Sólo he leído datos así sobre películas de terror o de violencia muy explícita, y los filtra la misma productora, como si añadiese un plus al atractivo del filme por vía adrenalíni­ca. En realidad, la oferta de los 59 minutos permite ver una peli y media por el mismo precio, en una actualizac­ión sui géneris de aquellas sesiones dobles que veíamos en los cines de barrio (los míos: Astor, Virrey, Horta, Venecia, Dante, Montserrat, Maragall...). Encontrar películas empezadas o dejarlas a medias era muy habitual en los años setenta.

Y, la verdad, no fue un mal sistema para desarrolla­r la imaginació­n.

Consumir 59 minutos de una peli de 90 antes de decidir que no es la que buscabas significa haber visto ya un 65,55%

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