Nueva promesa de cierre de la Modelo.
El nuevo acuerdo prevé la construcción de dos centros en la Zona Franca y de pisos sociales
Generalitat y Ayuntamiento acordaron ayer cerrar la cárcel Modelo en un plazo breve, aunque no determinado. En la foto, Janet Sanz, Ada Colau, Carles Mundó y Oriol Junqueras en su visita al centro.
El Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat se comprometieron ayer a cerrar la cárcel Modelo de Barcelona. El anuncio lo efectuaron los máximos representantes de ambas instituciones, en el mismo patio de la penitenciaría: el vicepresidente del Govern, Oriol Junquelle ras; el conseller de Justícia, Carles Mundó, y, por parte del Ayuntamiento, la alcaldesa Ada Colau y la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz. Se trata la enésima promesa de cierre –la primera fue en 1976– que, no por repetida, deja de ser menos importante. Las dos administraciones, conscientes del largo historial de infructuosos anuncios para clausurar la prisión, decidieron presentar el nuevo convenio sin poner sobre la mesa una fecha concreta para iniciar el desmantelamiento de la penitenciaría. La única referencia temporal la hizo Colau, que aseguró que “en el 2017 se acabarían los trámites urbanísticos y en el 2018 estará todo listo para que se puedan construir los nuevos centros y efectuar el traslado de la Modelo”.
El convenio pactado establece que Barcelona cederá gratuitamente dos terrenos de la Zona Franca de 26.500 m2 donde se tendrán que construir dos centros penitenciarios, un centro abierto y otro preventivo, que tendrán un coste estimado de 110 millones de euros. Las parcelas señaladas no son contiguas, el solar más pequeño está ubicado en la calle A esquina con la ca- 1 y el terreno más grande se sitúa en la calle E. Por su parte, la Generalitat venderá por 5,5 millones de euros parte del terreno del Centro Abierto 2 de la Trinitat Vella al Consistorio, que prevé levantar 265 viviendas sociales. Ciento diez serán para reubicar a vecinos del barrio. La titularidad de la finca es compartida entre ambas administraciones y de este modo Barcelona tendrá también las dos terceras partes que actualmente obran en manos de la Generalitat. El centro abierto de la Trinitat podrá seguir funcionando hasta que se crea oportuno, pero el Ayuntamiento podrá empezar la edificación de las nuevas promociones de vivienda en los solares adyacentes al centro penitenciario. Según la previsión municipal, la construcción de los pisos empezará antes de que acabe el mandato en el 2019.
El conseller de Justícia, Carles Mundó, hizo hincapié en que lo que se firmó es un “convenio que fija unas obligaciones” para ambas partes y no se trata de “una simple declaración de intenciones”, en una clara referencia al último protocolo rubricado en el 2014 entre Artur Mas y Xavier Trias, que también fracasó en el intento de trasladar la prisión fuera del núcleo urbano.
“Este acuerdo no tiene marcha atrás”, proclamó Junqueras visiblemente satisfecho, y destacó que “el acuerdo acabará culminándose”. El pacto entre ambas administraciones no ha sido sencillo, ha si-
do fruto de la negociación al más alto nivel entre la Conselleria de Justícia y el Ayuntamiento, con conversaciones quincenales entre el número dos del departamento, Adrià Comella, y el gerente municipal, Jordi Martí. El propósito de ambas partes era el de dar por superadas las antiguas promesas y sellar un nuevo compromiso concreto y vinculante que permitiera encarrilar el traslado de la Modelo con independencia de quién gobierne en un futuro. En la opción de partir desde cero tuvieron mucho que ver las reticencias del Ayuntamiento respecto al último protocolo firmado por Xavier Trias y Artur Mas, que establecía que Barcelona debía pagar de su bolsillo la construcción de un centro de régimen abierto en la Zona Franca que posteriormente sería alquilado a la Generalitat. El gobierno de Colau se mostró siempre reacio a sufragar con las arcas municipales equipamientos que no eran de su competencia. Las conversaciones se han dilatado durante ocho meses con el reto de aplacar las suspicacias que entrañan el desmantelamiento de la Modelo, cuya primera promesa de cierre fue manifestada por el gobierno de Adolfo Suárez en 1976 y anunciada en 1987 por el entonces conseller de Justícia, Agustí Bassols.
Quizás por todo ello, ayer, Ada Colau quiso dejar claro: “No hemos venido aquí a hacernos la foto, sino que hemos venido aquí a firmar un compromiso”. En los próximos días empezará a funcionar el engranaje de la tramitación urbanística que debe permitir el cierre de la Modelo, el traslado de los 700 internos a otras prisiones, la construcción de los dos centros penitenciarios en la Zona Franca y la edificación de una nueva promoción de vivienda social en Trinitat Vella. El primer paso debería ser la firma en las próximas semanas de un convenio entre el Ayuntamiento y el Consorci de la Zona Franca para que las parcelas en las que se prevé construir las dos penitenciarías pasen a ser de titularidad municipal.
La reivindicación histórica del traslado de la Modelo lleva consigo la recuperación de un nuevo espacio de equipamientos para el barrio de Esquerra de l’Eixample. El Ayuntamiento dejó ayer claro que da por bueno el último plan de equipamientos proyectado en la zona de la Modelo elaborado por el gobierno del alcalde Joan Clos en 2009, pero que deberá ser actualizado después de escuchar a los vecinos. Aquel proyecto preveía la construcción de una guardería, una residencia para gente mayor y una zona verde. Otro de los interrogantes es qué pasará con el panóptico de la prisión. Colau no se refirió a ello explícitamente, pero dejó claro que el recinto de la Modelo conservará un espacio de memorial que permita recordar lo que fue uno de los escenario de la represión de los años más oscuros del franquismo.
El traslado de la Modelo se ha convertido en un compromiso casi tan histórico como la propia prisión. El punto culminante de esta letanía se produjo en marzo de 2015 cuando una piqueta derribó, antes de las elecciones municipales, una de las alas de la cárcel, en un gesto simbólico para demostrar que esa vez “iba de verdad”. En esa misma esquina, ahora reconvertida en plazoleta, un mural ilustra el escepticismo popular tras tantas décadas de decepciones. “La Modelo, ¿1904-2017?”, puede leerse allí a modo de presagio.
El Ayuntamiento actualizará el plan de equipamientos que ocupará el espacio que deje la prisión