Civismo y urbanidad
Las denuncias por problemas de convivencia que se registran en la ciudad de Barcelona; y la agria polémica desatada por las críticas de Meryl Streep a Donald Trump.
AUNQUE La La Land se llevó siete premios de la última gala de los Globos de Oro –ninguna película acaparaba tantos desde 1943–, la gran protagonista de la velada que se desarrolló el domingo en Los Ángeles fue la actriz Meryl Streep. Y no sólo por recibir en ella el reconocimiento a toda su carrera, sino, ante todo, porque pronunció un discurso de agradecimiento que resultó ser muy crítico con el presidente electo de EE.UU., Donald Trump.
En su alocución, Streep censuró comentarios desafortunados de Trump, hizo un elogio de Hollywood como tierra de acogida para talentos interpretativos de todo el mundo y reivindicó el papel de la prensa como instrumento para denunciar y frenar los abusos del poder. Las palabras de Streep merecieron la ovación de la noche. Y, también, un tuit de Trump, que rezaba como sigue: “Meryl Streep, una de las actrices más sobrevaloradas de Hollywood, no me conoce, pero me atacó anoche en los Globos de Oro...”.
De las tres afirmaciones que contiene este mensaje una es errónea, otra irrelevante y otra sabida. Decir que Streep está sobrevalorada es un error palmario. Tras una licenciatura en Yale, más de cuarenta años de carrera laureada con diecinueve nominaciones a los Oscar, tres Oscar –los mismos que Ingrid Bergman y sólo uno menos que Katharine Hepburn, la única poseedora de cuatro–, ocho Globos, dos Bafta, dos Emmy y muchos otros galardones, amén del aprecio generalizado del público, Streep es precisamente lo contrario de lo que dice Trump: una de las mejores actrices de todos los tiempos. Es irrelevante, por otra parte, que Trump diga que Streep no le conoce: no hace falta conocerle personalmente, basta con haber seguido su campaña, sus nombramientos y sus maneras políticas para reparar en que pocos presidentes estadounidenses, si acaso alguno, han suscitado más inquietudes antes de acceder a la Casa Blanca. Es cierto, por último, que Streep atacó, o mejor dicho criticó, a Trump. Como lo es también que quizás no le falten razones.
Hollywood ha dado grandes actores y actrices, como Streep. Y por la presidencia de EE.UU. han pasado figuras de primer orden, desde George Washington hasta John F. Kennedy, hasta Thomas Jefferson, Abraham Lincoln o Franklin D. Roosevelt. Por su extraordinaria preparación, por su celo ético o por su empatía popular han hecho de la presidencia un estamento de referencia, sólo al alcance de los políticos más ejemplares. Es pronto para afirmar si Trump estará, o no, a esa altura. Pero los indicios que está dando estos días –incluido el tuit citado– no son muy alentadores.