El ‘kompromat’, de nuevo
Mariano Rajoy se ha fortalecido después de la investidura de noviembre. La enorme incertidumbre que rodea la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, las inquietudes derivadas del Brexit, los interrogantes electorales en Francia (mayo) y Alemania (otoño), el regreso de Italia a su laberinto y el drama griego dan un timbre especial a la aparente quietud española después de un año a la deriva.
El Partido Popular vuelve a proyectarse como Partido Alfa. Sensación de fortaleza subrayada por la agónica transitoriedad del PSOE –paréntesis que Alfredo Pérez Rubalcaba pilota con profesionalidad desde detrás de los cortinajes– y por la lucha de facciones en Podemos, partido que parece magnetizado estas semanas por el eterno karma suicida de la extrema izquierda. Ciudadanos tampoco acaba de encontrar su sitio. Situación perfectamente marianista.
¿Todo controlado? No. En absoluto. Estos primeros días de enero lo demuestran. La situación es perfectamente marianista, pero hay movida en el Partido Popular. Vamos a ordenarlo de menor a mayor.
En el nuevo Gobierno no todos los ministros están acostumbrados a jugar en primera división. El primer resbalón importante lo acaba de protagonizar la ministra Dolors Montserrat, obligada a rectificar en menos de veinticuatro horas el confuso anuncio de un nuevo reparto de costes de los medicamentos según el nivel de renta de los jubilados y pensionistas. El rocoso bloque electoral del PP se basa en la adhesión casi incondicional de un alto porcentaje de personas mayores de 55 años. La infantería del PP la forman los jubilados de la clase media que un día vivió tranquila. No hay nada más que añadir.
José María Aznar se mueve. El cambio de rumbo de Estados Unidos le alienta, aunque sus amigos del Partido Republicano no acaben de fiarse de Donald Trump. Dentro de unos meses, Aznar puede volver a tener acceso a despachos importantes en Washington. Emancipada del PP y de las subvenciones públicas, la fundación FAES ha reclutado a los exministros Josep Piqué y Alberto Ruiz-Gallardón. Mañana, acto en Madrid. Aznar se mueve. Quiere influir, pero no proyecta un nuevo partido. Ese es un deseo del periodista Pedro J. Ramírez.
Cristina Cifuentes pide primarias en el PP. Cifuentes sigue la estela de Gallardón y quiere caer bien a los votantes de izquierda en la Comunidad de Madrid. La antítesis de Esperanza Aguirre. Eso es todo.
Torpedo contra María Dolores de Cospedal, ministra de Defensa y secretaria general del Partido Alfa. La ruidosa reapertura del caso del avión Yak-42 ha amortiguado estos días el impacto de un informe atribuido a la UDEF, que vincula a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, con algunos negocios de Jordi Pujol Ferrusola. El informe ha sido remitido a la Audiencia Nacional. Filtración desde una unidad del Ministerio del Interior, cuyo titular, Juan Ignacio Zoido, pasa por ser el ministro más fiel a Cospedal.
La filtración del informe al diario El Mundo transmite varios mensajes. Zoido aún no controla el ministerio. Reaparición de la UDEF como vector del combate político. En la lucha por la reorganización de los órganos directivos del PP se empieza a utilizar munición pesada. Regresa el kompromat, abreviación de la expresión rusa komprometiruishiy
material. La divulgación de material comprometedor para debilitar o eliminar a los adversarios políticos es una de las pautas del combate político en la Rusia postsoviética. Regresa el kompromat a la española en el momento estelar de Vladímir Putin en la escena internacional. He ahí un signo de los tiempos.
Por lo demás, estabilidad en el frente del Jarama.
Las aguas también se agitan en el PP: disparos a la línea de flotación de María Dolores de Cospedal