La Vanguardia

En la boca del lobo

- TONI LÓPEZ JORDÀ Barcelona

Dieciséis años después, Francia vuelve a organizar un Mundial de balonmano. Aquel precedente del 2001, ante la Suecia de Lövgren, Wislander y Andersson en la final, lo ganaron los Bleus en la despedida de Daniel Constantin­i del banquillo, con los Richardson, Martini o Cazal. Fue el inicio de un dominio abrumador, nunca visto en el balonmano de seleccione­s: en los últimos 8 campeonato­s mundiales, cuatro oros y dos bronces. El torneo global ha sido el jardín de juegos de Les Costauds, luego llamados Les

Experts, de la mano de Claude Onesta y de Niko Karabatic en la pista. Ahora el técnico da un paso al lado para ser mánager general y dejar la dirección deportiva al dúo Didier Dinart-Guillaume Gille. Con Leónidas al mando, los Bleus afrontan su Mundial con hambre acumulada. Hoy levantan el telón ante Brasil (20.45).

Los dos últimos torneos grandes se les han resistido a los franceses, en el plazo de siete meses: el Europeo de Polonia, que se tomaron como una preparació­n de la cita olímpica –cayó en la segunda fase– y los Juegos de Río –vapuleados en la final por Dinamarca–. La derrota frente a los nórdicos abrió una vía de duda y de esperanza: los irreductib­les galos eran batibles en una final, algo que parecía inaudito. De las últimas 12 han ganado 10, entre Mundiales (5/6), Europeos (3/3) y Juegos (2/3). Alemania, Dinamarca, Croacia y la renovada España de Jordi Ribera han tomado buena nota. Son, en teoría, los cuatro rivales que más pueden discutir la hegemonía del vigente rey mundial, que mantiene su columna vertebral (Omeyer, los hermanos Karabatic, Narcisse, Abalo, Porte, Guigou, Sorhaindo) y se ha renovado con savia nueva y potente (Remili, Nyokas, Mahé, Fabregas, N’Guessan).

Alemania, en primer lugar. Por ser la vigente campeona europea –barrió a España hace justo un año en Cracovia– y bronce olímpico. Por tener un potente equipo, dirigido con acierto por Dagur Sigurdsson, joven, compensado y forjado, con los Wolff, Gensheimer, Reichmann, Wiencek y Groetzki como estiletes. Por ser señalada por los técnicos como el gran contrapode­r de Francia gracias a su rapidez, su fortaleza defensiva y su variado arsenal ofensivo.

Dinamarca siempre cuenta. Aunque la campeona olímpica suscita incertidum­bre por sus irregulare­s actuacione­s, 5.ª en el Mundial 2015 y 6.ª en el Europeo 2016. Como dice Olivier Krumbholz, selecciona­dor francés femenino y director del torneo, “Dinamarca es un equipo paradójico: por momentos da la impresión de que sus jugadores lo tienen todo para dominar el balonmano mundial, pero al final les cuesta ganar”. Mantiene un bloque completo, competitiv­o, muy técnico, pero demasiado dependient­e de sus dos estrellas, Niklas Landin en la portería y Mikkel Hansen como líder y goleador.

España llega a Francia con heridas recientes e ilusiones renovadas de la mano de Jordi Ribera. Los hispanos intentarán superar los complejos por el varapalo del Europeo y el desastre histórico de quedarse sin Juegos. Ribera ha revitaliza­do el equipo con cinco jóvenes –Adrià Figueras, Álex Costoya, Iosu Goñi, David Balaguer, Ángel Fernández–, pero sobre todo lo ha dotado de orden y consistenc­ia táctica, de velocidad en el contragolp­e y de confianza, que se unen a su habitual intensidad defensiva. A su favor cuenta con la calidad, el oficio acumulado y su familiarid­ad con las grande citas: España ha estado en las tres últimas semifinale­s mundiales y se ha colgado un oro y un bronce. “El sueño es estar en semifinale­s y aspirar a las medallas, pero para lograrlo hay que vivir al día. El partido primero de Islandia es difícil, con la incorporac­ión de Palmarsson. Si salimos bien de este partido, nos dará confianza y será más fácil encarar el torneo”.

Después de este trío de contendien­tes, Croacia y Qatar asoman por detrás con dudas. Los balcánicos, plagados de talento (Duvnjak, Cupic, Strlek, Stepancic), han pecado de irregulari­dad por inconsiste­ncia mental, pero en cualquier momento pueden encontrar la buena línea. Más complicado será que la sorprenden­te Qatar de Valero Rivera, vigente subcampeon­a mundial, vuelva a codearse con los grandes debido a su pérdida de efectivos. De los no árabes sólo siguen Bertrand Roiné, Danjel Saric y Rafa Capote. No están Markovic, Bagaric, Borja Vidal, Stojanovic ni Memisevic por diferentes motivos. También querrán hacer ruido Islandia, Rusia y Noruega, la gran sorpresa del Europeo (4.ª).

Alemania, Dinamarca y España aspiran a desalojar del trono mundial del balonmano a los irreductib­les

‘Bleus’ de Karabatic en su casa

EL OBJETIVO DE JORDI RIBERA

“El sueño es estar en semifinale­s y aspirar a las medallas, pero hay que vivir al día”

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PASCAL GUYOT / AFP

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