La Vanguardia

Carlos Zanón dará nueva vida al mítico Carvalho

El autor barcelonés continuará en Planeta la serie del detective de Vázquez Montalbán tras un acuerdo con los herederos

- XAVI AYÉN

Se lo decía su inseparabl­e ayudante Biscuter en el primer volumen de Milenio (2004): “Yo hago el viaje para crecer, jefe, y usted para despedirse”. Era la última aventura del detective Pepe Carvalho, y fue una despedida a lo grande, pues el personaje dio la vuelta al mundo: Italia, Grecia, Egipto, Israel, Líbano, Turquía, Azerbaiján, Turkmenia, Uzbekistán, Afganistán, India..., se hacía de una secta y acababa marchándos­e nada menos que a un viaje espacial. Pero ya ha llovido mucho –trece años– desde que se publicó póstumamen­te ese libro.

¿Qué le debió de suceder luego? ¿Qué habrá sido del investigad­or privado más famoso de Barcelona?

Pronto lo sabremos, pues la editorial Planeta y los herederos de Vázquez Montalbán han llegado a un acuerdo con Carlos Zanón (Barcelona, 1966) para que este escritor continúe la serie. Las negociacio­nes han sido fluidas, se han resuelto en unos meses y han implicado además a dos agencias literarias, Casanovas & Lynch, en representa­ción de Zanón, y Balcells, por la parte de los herederos. No hay fecha para la publicació­n –será cuando Zanón tenga el libro acabado– pero la editorial cuenta con poderlo presentar a principios del 2018. No se trata de una

resurrecci­ón cualquiera. Carvalho convirtió a su padre, Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003) en el décimo autor en español más traducido del mundo, sólo superado por monstruos del calibre de García Márquez, Vargas Llosa, Cervantes o Borges.

Aunque en el mundo de la ficción anglosajon­a retomar un personaje tras la muerte de su autor resulta una práctica habitual –ver recuadro– no sucede así en la novela negra española. Zanón deberá tomar sus decisiones y resolver, por ejemplo, si opta por detener en el tiempo al personaje –no hacerlo envejecer más, sino que actúe en un presente eterno, como el Poirot de Agatha Christie o el Maigret de Simenon–, si prefiere ofrecer flashbacks en que el detective se mueva en distintas épocas, o si continuará, tal como hacía Vázquez Montalbán, con un Carvalho que se va haciendo mayor y experiment­ando los cambios de la ciudad. El personaje, que fue ganando amargura a lo largo de la serie, si se actualiza, debería recoger también los avances –o derivas– de la gastronomí­a de los últimos años, y renovar su agenda de restaurant­es. A través de las aventuras de este gallego a la vez exmilitant­e co-

munista y exagente de la CIA, el lector ha asistido a procesos históricos y cambios políticos de calado, desde las luchas intestinas del PCE en la transición (Asesinato en

el Comité Central, 1981), la crisis del felipismo (El premio, 1996), la transforma­ción olímpica de Barcelona (Sabotaje olímpico, 1993) o la cultura del pelotazo y la corrupción (Roldán, ni vivo ni muerto, 1994).

Una de las aficiones de Carvalho es la cervantina costumbre de condenar a la hoguera ciertos libros de su biblioteca, por las causas más diversas. El primer libro que hizo arder fue España como problema, de Pedro Laín Entralgo, en Tatuaje (1974), al que siguió El Quijote de la editorial Sopena.

Coincidien­do con la cuenta atrás para la nueva novela, con el fin de abrir boca y refrescar al personaje, Booket reeditará este año, en bolsillo, gran número de las novelas de Carvalho. Los primeros títulos son

Tatuaje, La soledad del mánager

Planeta, los herederos y Zanón cerraron la negociació­n en unos meses ¿Envejecerá aún más o será un personaje eterno, como Poirot o Maigret? Este 2017 se reeditarán once títulos en bolsillo de la serie Carvalho

(1977), Los mares del Sur (1979) y Asesinato en el Comité Central. La idea es publicar cuatro novelas más en junio y, en el último trimestre del año, otras tres, lo que da un total de once títulos en el 2017 (algo más de la mitad), los cuatro ya citados y

Los pájaros de Bangkok (1983), La Rosa de Alejandría (1984), El balneario (1986), El delantero centro fue asesinado al atardecer (1988), El

laberinto griego (1991) El premio y

El hombre de mi vida (2000). La influencia de Carvalho es enorme en todo el mundo –el detective Montalbano de Camilleri se llama así en homenaje a Montalbán– y recienteme­nte se celebró una exposición en la que distintos artistas le rendían homenaje, con nombres como Plensa, Uslé, Arroyo, Feito, Leiro, Ballester, Ciria, Moix, Genovés, Broto o Lamas, cada uno de los cuales ilustró un episodio o elemento de un título diferente de la serie.

Zanón, por su parte, es uno de los nombres más destacados de la novela negra española actual, a la que contribuye con una notable exigencia literaria y reflejando la vida de las clases bajas y las carencias sociales del sistema. Algunos de sus libros más conocidos son Tarde,

mal y nunca (2009), Yo fui Johnny Thunders (2014) o Marley estaba muerto (2015). Se da la circunstan­cia de que, el pasado julio, publicó un artículo en La Vanguardia donde se imaginaba a Carvalho en el mundo de hoy. Allí escribía: “Lanza los tres Larsson a la chimenea. Sólo salva el cuarto de la serie. Con el primero ha dudado. Pero ya está muy viejo para irse con tonterías. Desde que le diagnostic­aron piedras en la vesícula ha de controlar la dieta” (todo un guiño, pues el cuarto tomo es el escrito por Lagercrant­z, una vez muerto Larsson). Y proseguía: “El otro día se le ocurrió bajar a sus viejos barrios: le sobraron veinte años y le faltó un litro de gasolina. Espera que la alcaldesa que es capaz de hablar sin respirar haga algo con todo aquello. Barcelona ya no es que no sea su ciudad. Es que ya no es la ciudad de nadie. (... ) Si con los fastos del 92 le robaron el imaginario y la niñez, ahora le han extirpado el sentido de la orientació­n. Tiendas cerradas, camas en cajeros, sombras Hiroshima en esquinas, chavales con barbas y chicas que ya podían ser las hijas de sus nietas. La semana pasada conoció a la hija de Charo. La que nunca le dijo que existía. Está trabajando fuera desde la crisis. Es un privilegio y una maldición haber sobrevivid­o a todo y a casi todos, piensa el gallego desde el ventanal de su torre en Vallvidrer­a (...) Su casa, sus ojos y su cabeza están llenos de fantasmas. Los partidos se cambian de nombre, los mentirosos ensayan nuevas muecas, los patriotas defienden a ladrones y futbolista­s y los chavales exigen alimentos sanos, música gratis y cocaína al precio que sea. El detective se siente como un edificio en demolición. Ya no tiene nada que ver con nadie. Ni con los viejos caimanes de la transición, ni con los trileros ni con los de las manitas arriba, bandera roja y cáliz dominico (...)”.

Por ahí podrían, tal vez, ir los tiros.

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PEDRO MADUEÑO / ARCHIVO
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Carlos Zanón
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Vázquez Montalbán
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pantalla. Arriba, un fotograma de ‘Tatuaje’ (1978) donde al detective lo encarnaba Carlos Ballestero­s. Abajo, Eusebio Poncela, que lo interpretó en una serie de 1986, junto al cartel de ‘Los mares del sur’ (1992) con Juan Luis Galiardo...
Carvalhos en la pantalla. Arriba, un fotograma de ‘Tatuaje’ (1978) donde al detective lo encarnaba Carlos Ballestero­s. Abajo, Eusebio Poncela, que lo interpretó en una serie de 1986, junto al cartel de ‘Los mares del sur’ (1992) con Juan Luis Galiardo...
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XAVIER CERVERA

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