La Generalitat financiará dos paradas de la L9 en l’Hospitalet
El conseller Rull y la alcaldesa Marín quieren que ambas paradas sean inauguradas en el 2018
La Generalitat está ultimando un plan de financiación que le permita inaugurar las dos estaciones de la L9 a su paso por l’Hospitalet de Llobregat antes de que termine el año 2018. Hablamos de 39 millones de euros. Hace muy poco, en una reunión celebrada el pasado día 2, el Departament de Territori i Sostenibilitat planteó al Consistorio diferentes propuestas que podrían hacerlo posible. Ninguna de las opciones puestas sobre la mesa obliga al Ayuntamiento que dirige la alcaldesa Núria Marín a realizar un esfuerzo económico. La reciente operación Barcelona no se repetirá. L’Hospitalet no tiene capacidad para comprarle a la Generalitat inmuebles valorados en 40 millones de euros. De hecho, la Generalitat lleva siete meses tratando de replantear toda la financiación de esta infraestructura, negociando con entidades financieras, fondos de inversión y empresas constructoras cómo sacar adelante de una vez por todas la línea de metro llamada a ser la más larga de toda Europa. La financiación de este gigantesco subterráneo es en estos momentos uno de los grandes quebraderos de cabeza del Govern.
El conseller Josep Rull visitó ayer la futura estación de Foneria y detalló que sus obras, así como las de la otra estación de la L9 en el barcelonés barrio de la Zona Franca, la de Foc Cisell, se retomarán el próximo febrero. El parón, de más de cinco años, ya se antojaba eterno. El objetivo de la Generalitat es que las dos paradas de la Zona Franca abran sus puertas en el 2018. El conseller Rull, sin embargo, prefirió no entrar en los detalles del calendario de los trabajos de construcción de las estaciones de Provençana y de Ildefons Cerdà, las de l’Hospitalet, pero quiso dejar bien claro que no tendría mucho sentido que entraran en funcionamiento mucho más tarde que las de Barcelona. “A los vecinos de l’Hospitalet les costaría mucho comprender que el metro pasara por debajo de sus barrios sin detenerse”, declaró el titular de Territori.
Uno de los objetivos de la alcaldesa Marín que unas y otras sean inauguradas más o menos por las mismas fechas, una posibilidad que en estos momentos se antoja muy complicada. A pesar de ello, fuentes del Consistorio de l’Hospitalet reconocen la buena voluntad de la Generalitat en todo este asunto. Esta sintonía al menos entre bambalinas contrasta con el rifirrafe político que estos días protagonizan el propio Josep Rull y el líder los socialistas barceloneses, Jaume Collboni, a santo de posibles agravios comparativos entre poblaciones primero y de toda la financiación de la obra después. Ayer volaron los trastos de un lado a otro.
La escalada de hostilidades arrancó el lunes, cuando Collboni, en nombre de la ejecutiva socialista, exigió a la conselleria de Rull un plan con calendario y financiación para acabar por fin con toda la línea. El también segundo teniente de alcalde de Bar- celona quiso destacar la importancia de que las estaciones de l’Hospitalet se pongan en marcha cuanto antes. “La solución no puede ser ir poniendo parches”, apostilló Collboni. Además, el socialista se mostró crítico con la reciente operación Barcelona. Ayer Rull respondió que le parece “una muestra de sarcasmo que el PSC hable de pedazos a la hora de referirse a soluciones de la L9”. Buena parte de los proble-
El Consistorio no tendría que hacer el esfuerzo que hizo el de Barcelona PDECat y PSC se reprochan los problemas económicos de la infraestructura
mas de toda esta obra, entiende el conseller, se deben a la mala concepción de su financiación, un polémico diseño económico pergeñado cuando los socialistas gobernaban la Generalitat.
“El tramo central de la L9 es una prioridad del Govern –abundó Rull–. Estamos trabajando con las empresas constructoras, las entidades financieras y los fondos de inversión para encontrar un desatascador, una reformulación de la arquitectura financiera que nos permita afrontarlo”. Esta reformulación podría estar lista en unos seis meses. “No tiene sentido que paguemos 450 millones de euros año tras año en concepto de concesiones y créditos por una obra que no está acabada y que sin ese tramo central no genera ni movilidad ni rentabilidad suficientes. Lo que queremos es liberar durante un periodo de tiempo una parte de estos 450 millones para inyectarlos en obra efectiva”. Al poco Collboni le dijo a Rull que “si quiere hablar con propiedad de pedazos que revise el primer anteproyecto y la adjudicación de la obras de la L9 que hizo el último gobierno de Jordi Pujol, siendo Artur Mas conseller en cap. Fue una chapuza”.