Jaume Collboni
El futuro del teatro estaba amenazado por el fin del contrato de alquiler
TENIENTE DE ALCALDE CULTURA
El Ayuntamiento de Barcelona comprará el teatro Tantarantana, en la calle Flors, por 1,3 millones de euros. La adquisición garantiza la continuidad de la sala, cuyo contrato de alquiler finalizaba este año.
El teatro Tantarantana se salva de morir víctima de la especulación inmobiliaria. El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido comprar por 1.300.000 euros el edificio donde radica su actual sede, en la calle Flors, muy cerca del Paral·lel, para evitar que la finalización de su contrato de arrendamiento, el próximo mes de julio, diera al traste con un sólido proyecto de creación que sobre todo en los últimos tiempos se había convertido en una activa plataforma para las compañías emergentes (sólo la pasada temporada pasaron por sus escenarios 85 grupos y colectivos artísticos). La nueva titularidad municipal del Tantarantana, que se integra en las Fábricas de Creación, no sólo pone fin a la incertidumbre sobre su futuro, sino que le permitirá ampliar sus espacios y ganar en ambición.
“En esta ocasión no ha sido necesario que surja una plataforma Salvem el Tantarantana”, señaló ayer el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Collboni, durante el anuncio de la adquisición del inmueble. “Si no hubiésemos hecho este gesto, hoy estaríamos lamentando la desaparición de otro espacio cultural para la ciudad. El edificio se ponía a la venta, y dado el nivel de especulación inmobiliaria en la ciudad, es probable que hubiera acabado siendo adquirido por un fondo de inversiones”, aventuró. La sala de la calle Flors ganará una planta y su gestión saldrá a concurso público
Collboni, que estuvo acompañado de la regidora de Ciutat Vella, Gala Pin, estableció un paralelismo con la sala Beckett, que a causa de la presión inmobiliaria tuvo que dejar su histórica sede de la calle Alegre de Dalt por otra cedida por el Ayuntamiento en el Poblenou, incorporándose así también a las Fábricas de Creación. “Es una forma de re- compensar aquellos proyectos que han colaborado en hacer ciudad”, dijo. Para el concejal, se tratan de espacios complementarios ya que mientras la línea de la Beckett ha estado más centrada en el apoyo a los autores y las nuevas dramaturgias, el foco de interés del Tantarantana está en las compañías.
Pero a diferencia de la Beckett, que sigue siendo regida por la Fundación Sala Beckett/Obrador Internacional de Dramaturgia, la gestión del nuevo Tantarantana saldrá a concurso público. Lo obliga la ley. Pero el propio Collboni reconocía que las bases son coincidentes con el modelo actual. En la actualidad el Tantarantana cuenta con dos espacios: Baixos 22, la sala principal con capacidad para 107 espectadores, y el más alternativo Àtic 22, en la segunda planta, consagrado a residencia de compañías y exhibición de espectáculos. A partir de diciembre de 2017 incorporará también la primera planta, actualmente ocupada por un local de actividades recreativas.
Más allá de su apoyo a las jóvenes compañías, tanto Collboni como Gala Pin destacaron la labor del Tantarantana en cuanto a la creación de públicos (combina espectáculos familiares con programación para adultos) y su arraigo en el barrio del Raval a través de las escuelas. Nacida en 1992 como sala alternativa, fue fundada por Julio Álvarez –su actual director– y por Víctor Suáñez. Tomó su nombre de la calle de la que fue su primera sede, en el Born, donde tenía una capacidad para 75 personas, aforo que dobló al trasladarse en 1996 a la calle Flors.
El nuevo proyecto arrancará en septiembre de este mismo año y estará financiado íntegramente con fondos municipales. Preguntado si los 1,3 millones de euros invertidos en la adquisición del inmueble habían salido del presupuesto ordinario de Cultura, Collboni aclaró que el Ayuntamiento cuenta con unos denominados “fondos de maniobra para eventualidades como esta, que pueden surgir en medio del mandato”.