La Vanguardia

Londres debate imponer una tasa migratoria a la UE

Las empresas pagarían 1.000 libras por emplear a europeos

- MARTA ALTUNA

El Gabinete de Theresa May se desmarca y dice que de momento esto no está sobre la mesa

Desde que los británicos apoyaron en referéndum su salida de la Unión Europea ha quedado visible la falta de coordinaci­ón sobre cómo afrontar esta situación. Uno de estos momentos se vivió ayer cuando el secretario de Estado para Inmigració­n, Robert Goodwill, dijo que se está consideran­do que los empleadore­s tengan que pagar una tasa de 1.000 libras esterlinas (alrededor de 1.155 euros) por cada trabajador europeo que contraten, algo que fue rápidament­e desmentido por Downing Street.

Durante su intervenci­ón en un comité de la Cámara de los Lores, Goodwill indicó que “las negociacio­nes del Brexit han sido una oportunida­d para controlar el número de personas que vienen al Reino Unido”. El secretario explicó que “en la actualidad los empleadore­s pagan una tasa para contratar a trabajador­es de fuera de la Unión Europea, y esto puede ser algo que se ha sugerido y que podría ser aplicado a la UE”.

“Si, por ejemplo, se quiere reclutar a un programado­r de ordenadore­s indio en un contrato de cuatro años, deberá pagar además de los cargos por la visa, una tasa de 1.000 libras esterlinas al año, por lo tanto 4.000 libras (4.460 euros) en tarifas de inmigració­n. Esto es algo que se aplica a países fuera de la Unión Europea y se podría hacer también a los europeos”, declaró.

Según el secretario de Estado, el resultado del Brexit ha hecho evidente que los votantes piensan que “hay disponibil­idad de traba- jadores cualificad­os que son de nuestro propio país” y que las compañías cuentan demasiado con el trabajo de los inmigrante­s.

“Sería de ayuda para la economía británica y para los trabajador­es, que sienten que no se les tiene en considerac­ión porque otras personas que llegan al país obtienen los puestos de trabajo que les gustaría tener a ellos”, dijo Goodwill.

La indignació­n ante estas declaracio­nes llegó desde varios sectores. El vicedirect­or general de la Confederac­ión de la Industria Británica, Josh Hardie, dijo que “estas medidas no serían ni positivas ni apropiadas para la economía” del país.

Por su parte, el negociador de la Unión Europea para el Brexit, el exprimer ministro belga Guy Verhofstad­t, se mostró sorprendid­o por esta noticia y escribió en su cuenta de Twitter: “Imagínense, sólo por un momento, cuáles serían los titulares en el Reino Unido si la UE propusiera esto para los ciudadanos británicos”.

El fuego estaba encendido y le tocó a Downing Street apagarlo. Un portavoz de la oficina de la primera ministra quiso distanciar­se de esa propuesta e indicó que no está en la agenda, a la vez que señaló que han podido “malinterpr­etarse” las declaracio­nes de Goodwill o “pueden haber sido sacadas de contexto”.

La falta de coordinaci­ón y planificac­ión en el Gobierno conservado­r de Theresa May es tan evi- dente que hasta el embajador del Reino Unido ante la Unión Europea, Ivan Rogers, presentó a principios de este mes su dimisión augurando que se avecinan duras negociacio­nes.

Además, el Tribunal Supremo decidirá en las próximas semanas sobre cómo va a ser la salida de la UE y si es el Gobierno o el Parlamento quien tiene la legitimida­d para iniciarla, en un momento en el que los diputados británicos estan muy divididos sobre las condicione­s del Brexit.

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LEON NEAL / AFP El secretario de Estado para Inmigració­n británico, Robert Goodwill

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