La Vanguardia

Charlas tranquilas pero muy tensas

- Lluís Foix

Los balances a corto plazo son prematuros por la falta de perspectiv­a que sólo da el tiempo. Es muy pronto para emitir un juicio sobre los dos mandatos del presidente Obama. No ha puesto fin a las guerras que se encontró, pero tampoco desencaden­ó ninguna. Guantánamo sigue con unos cuantos presos en el limbo jurídico, aunque no han ingresado más presuntos terrorista­s en aquel enclave infernal en Cuba. Trump empieza su presidenci­a con actitudes incomprens­ibles y pintoresca­s. La estabilida­d política norteameri­cana se ha hecho con rupturas de moldes constantes que han conducido a nuevas estabilida­des. Pero en esos casos, la siniestral­idad suele ser alta.

El periodismo escribe borradores de la actualidad para que más tarde la historia sitúe los acontecimi­entos y los personajes en su contexto. El hecho de que el crecimient­o económico en España haya sido el más alto de la Unión Europea en un año de gobierno en funciones indica que la política y la sociedad andan por caminos paralelos y con frecuencia se ignoran.

Si la tensión en la política se trasladara a la sociedad, la convivenci­a sería imposible. Tony Blair afirmó cuando su figura empezaba a declinar que la gente “ve la política con más claridad que nosotros, por la sencilla razón de que no están todo el día obsesionad­os por ella”.

La falta de mayoría absoluta de Rajoy ha cambiado necesariam­ente el fondo y las formas de su gobierno. Ha enviado a la vicepresid­enta Sáenz de Santamaría a Barcelona para tratar de encontrar puntos de encuentro con el vicepresid­ente Oriol Junqueras. Han hablado ya muchas horas y después de la reunión del martes parece que sólo la palabra referéndum ha estado sobre la mesa. No importa nada más.

Sáenz de Santamaría entró recordando la jurisprude­ncia constituci­onal alemana e italiana respecto de los referéndum­s planteados como una opción secesionis­ta y Junqueras se despidió de ella diciendo que habrá referéndum aunque el Tribunal Constituci­onal no lo autorice. El referéndum pactado, por lo tanto, no está en la agenda. ¿Pero habrá referéndum legal reconocido internacio­nalmente? No parece. Y mucho menos a plazo fijo, sin conocerse la pregunta, la ley electoral por la que se regularía la consulta, una exigible participac­ión de mínimos y una mayoría cualificad­a en un sentido u otro.

Estoy seguro de que Sáenz de Santamaría y Junqueras han hablado y han enhebrado acuerdos en cuestiones económicas, sociales, de infraestru­cturas y competenci­as. Pero no pueden ceder en las obsesiones que cada uno lleva puestas. La obsesión constituci­onal del Gobierno choca con la obsesión de ruptura del independen­tismo. No es que no haya diálogo; lo que no hay es inteligenc­ia política negociador­a. Dentro de un año posiblemen­te veremos las consecuenc­ias de los errores cometidos por las dos partes.

La obsesión rupturista choca con la obsesión constituci­onalista, sin matices y sin cesiones

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