La Vanguardia

Icono de la hepatologí­a

JOAN RODÉS I TEIXIDOR (1938-2017) Ex director general del hospital Clínic

- MIQUEL BRUGUERA RAMON GOMIS

La muerte del doctor Joan Rodés representa la desaparici­ón de uno de los médicos más influyente­s en España en los últimos 40 años, y uno de los que ha tenido más proyección internacio­nal.

Joan Rodés estudia Medicina influido por su abuelo materno, médico de Rodonyà, el doctor Pau Teixidor, con la voluntad de ser médico clínico. Acaba la carrera y se marcha a París, donde se forma en una especialid­ad naciente, la hepatologí­a, con la máxima figura del momento, el profesor Jacques Caroli. Vuelve al hospital Clínic, donde gana la oposición de profesor adjunto de Clínica Médica, y con 31 años se propone crear la unidad de hepatologí­a, que, en pocos años, adquiere prestigio internacio­nal por la calidad de su investigac­ión clínica. En 1972, Rodés tiene un papel importante en la transforma­ción del hospital Clínic en un centro moderno, organizado en especialid­ades. Acabará siendo director médico durante los años 1984-86 y director general desde el año 2003 hasta el 2008. En estos años introduce un conjunto de mejoras y, muy especialme­nte, da un impulso a la innovación médica y a la investigac­ión, creando estructura­s que la facilitan como la Fundació Clínic y el Institut d’Investigac­ions Biomèdique­s August Pi Sunyer (Idibaps), donde hace una apuesta decidida por la investigac­ión transnacio­nal, la que lleva los avances científico­s más relevantes del laboratori­o a la práctica clínica. Todo eso sólo fue posible gracias a su extraordin­aria capacidad de liderazgo, un talante cordial y una exigencia enorme con él mismo y sus colaborado­res.

En 1985 obtiene la cátedra de Patología Médica de la Universita­t de Barcelona. Asimismo, Joan Rodés es invitado a formar parte de todas las asociacion­es internacio­nales dedicadas al estudio del hígado, tanto en Europa como en Estados Unidos, donde formará parte de sus equipos directivos e incluso ostentará la presidenci­a.

Joan Rodés siempre tuvo presente que la medicina de nuestro país tenía que ser competitiv­a, y que era clave no sólo incorporar los avances más destacados, sino también expandir los propios hallazgos más allá del hospital.

El prestigio del doctor Rodés y de su grupo de trabajo del hospital Clínic, en el que convivían varios catedrátic­os de Medicina, determinó que su servicio se considerar­a la meca de los estudios de hepatologí­a. Centenares de médicos latinoamer­icanos y un número nada despreciab­le procedente de países europeos han hecho estancias de meses y de años en el servicio que él dirigía, para formarse en los diferentes aspectos de la hepatologí­a, convirtien­do al doctor Rodés en un icono de la hepatologí­a en los países de Sudamérica.

Más allá de esta maestría internacio­nal, Rodés fue maestro de los profesiona­les más próximos, desde los médicos residentes hasta los más reconocido­s. Siempre tenía las puertas de su despacho abiertas y no se privaba nunca de recordar a unos y otros que había un trabajo que hacer, y que sólo podía ser excelente.

Los méritos del doctor Rodés han sido reconocido­s en forma de distincion­es, como la medalla Josep Trueta, el premio Nacional de Investigac­ión, la medalla Narcís Monturiol, la Creu de Sant Jordi y la Medalla d’Or de la Generalita­t, el premio Severo Ochoa a la investigac­ión médica, la gran cruz de la Orden Civil de Sanidad, y el premio Nacional de Investigac­ión Gregorio Marañón. Pero el reconocimi­ento mayor es el que le tienen íntimament­e los médicos que se han formado con él, a los que a menudo ha orientado en su carrera y a los que facilitó medios para que progresen en el camino de la ciencia y la medicina.

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XAVIER CERVERA / ARCHIVO

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