La Generalitat critica la frialdad y la desidia del Estado ante los refugiados
Catalunya estalló ayer por enésima vez contra la frialdad y la desidia con que el Gobierno central actúa ante la crisis de los refugiados. Esta vez fue por boca del secretario de Igualtat, Migracions i Ciutadania, Oriol Amorós. En ocasiones anteriores fueron el Ayuntamiento de Barcelona, numerosas oenegés y representantes de la sociedad civil catalana.
Amorós, que se reunirá hoy con su homóloga de la Administración Rajoy, Marina del Corral, recuerda que pasa el tiempo y los compromisos adquiridos por España y el resto de los socios comunitarios siguen sin hacerse
realidad. “Sólo en Grecia –explica este alto cargo autonómico– se hacinan unas 65.000 personas en condiciones penosas, una cantidad irrisoria si la comparamos con los refugiados que hay en Jordania o Líbano”. Según Sami
Naïr, autor de Refugiados: frente a la catástrofe humanitaria, una so
lución real (Crítica), Líbano acoge al 8% del total de refugiados del mundo; y Jordania, al 4,5%.
“Si todos los países de la UE cumplieran sus compromisos, se podría resolver esta situación en menos de una semana”, sostiene Oriol Amorós. Catalunya, añade, está preparada para recibir a 4.500 personas (1.200 de forma inmediata). Pero la Generalitat carece de competencias en esta materia y el Estado, como ha dicho hasta la saciedad la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha demostrado “no estar a la altura”. Amorós puso un ejemplo: el Govern trata desde junio que se au- torice la llegada a Catalunya de 271 personas que se encuentran en Grecia en una situación de extrema vulnerabilidad, pero “después de más de seis meses de negociaciones sólo han llegado seis”. Quien sí ha llegado a Grecia, y de momento para quedarse, son las frías temperaturas. Son “dramáticas condiciones climatológicas, pero previsibles”, dice el responsable de Igualtat, Migracions i Ciutadania.
Save the Children difundió ayer imágenes dramáticas sobre las condiciones de los campos de refugiados en Grecia y los Balcanes. “Decenas de migrantes y refugiados –dice esta oenegé– corren el riesgo de morir congelados en Europa si no se adoptan medidas inmediatas. En Belgrado, donde se han alcanzado los -10º, centenares de niños no acompañados, algunos menores de 11 años, duermen en el suelo de edificios abandonados”.