Inspiración del Tíbet en busca del equilibrio emocional
CON LA FUERZA Y LAS VIBRACIONES DEL SONIDO Y A TRAVÉS DE LA TÉCNICA MILENARIA DE LOS BOLES TIBETANOS, ENRIC MIRANDA CONSIGUE QUE LOS PARTICIPANTES EN LAS SESIONES QUE OFRECE EN CALDEA-INÚU SE LIBEREN DEL ESTRÉS
La fuerza de un sonido, las vibraciones que transmite y que se trasladan a nuestro cuerpo, tiene mayor fuerza del o que muchos creen. Hace miles de años que este concepto, bastante desconocido en occidente, es esencial en regiones como Mongolia, India y el Tíbet. Los monjes budistas lo utilizaban en sus rituales, potenciando su uso terapéutico. Lo hacían a través de boles metalizados. Los más conocidos y extendidos, en el último siglo, en todo el mundo, son los boles tibetanos.
Seguro que Enric Miranda no se imaginaba, hace dos décadas, que a día de hoy sería experto en esta tradición budista. Tenía un taller de accesorios de coches en Barcelona, pero, en un momento determinado, necesitó darle un cambio a su vida, y fue cuando conectó con la religión oriental. A partir de ahí, todo fue desencadenándose: contactos con maestros y monjes, formación... Hasta la actualidad, en que se ha convertido en terapeuta de sonido y ofrece sesiones partiendo de la fuerza de los boles tibetanos.
"A través de las vibraciones y de los sonidos, se puede lograr el equilibrio emocional", explica. Es frecuente que las personas que buscan el bienestar se centren en trabajar la parte física, pero esta nunca será la idónea si no se trabaja también la parte emocional y espiritual. Y aquí es donde entran los boles, que aportan "calma, tranquilidad". Permiten a quien entra en contacto con el los mejorar su control sobre el estrés y la ansiedad.
Por lo tanto, ¿tienen los boles tibetanos propiedades médicas? Una afirmación complicada, reconoce Miranda. "Soy de la opinión que las personas nos cura- mos a nosotras mismas, pero al mismo tiempo necesitamos herramientas durante el camino para poder trabajarlo". Y ahí es donde entra en juego la f uerza sonora, que ay uda a equilibrar las emociones de manera que "si tenemos una enfermedad, como una depresión, aprendemos a l levarla mejor". En resumen, "la persona aprende a afrontar mejor las cosas que le pasan".
Así mismo, y aquí ya no hay dudas, según Miranda, el ritual budista ayuda a prevenir enfer- medades, gracias a la calma que aporta a quien lo practica.
Lo que ofrece Miranda encaja a la perfección con el concep- to de Inúu, el espacio exclusivo de wellness de Caldea.
UNA MUESTRA, EN CALDEA-INÚU
Ahora, en temporada alta, ofrece la activ idad de boles tibetanos hasta cinco veces a la semana, apta para todas las edades. Son relajaciones en g r upos de no más de doce personas, en una sala de Inúu con una acústica especial. Dura una media hora y, aparte de jugar con la fuerza del sonido metalizado, también se hace una explicación histórica y se introduce a los asistentes en la filosofía budista. La premisa para empezar es que mantengan la mente relajada y aparten los pensamientos negativos.
Media hora después, se respira sorpresa entre los que han rea l izado la activ idad, resa lta el terapeuta. "No tienen mucha idea de lo que se encontrarán" antes de empezar, y cuando terminan "están sorprendidos por el estado de relajación y calma que log ra n". De hecho, buena parte de los asistentes se queda n dor midos du ra nte a lg ú n momento de la sesión.
BOLES DE KATMANDÚ
Cada región utiliza sus propios meta les pa ra fabricar los boles a mano. En el caso de los tibetanos, "que son los más energéticos", se elaboran utilizando entre siete y doce metales diferentes, como el oro, la plata, el aluminio, el hierro y el cobre, e incluso algunos "tienen un poco de meteorito", asegura Miranda.
En su caso, los boles proceden de la región de Katmandú y se los trae d i rect a mente un amigo nepalí, entendido en la materia, que cada seis meses se desplaza hasta la región. Escoge cuidadosamente los instrumentos sonoros para llevarlos hasta el país andorrano, para que desde Inúu se pueda seguir preservando esta tradición milenaria. Nunca antes Andorra y el Tíbet habían estado tan conectados.
Quienes prueban la experiencia de los boles se sorprenden con el estado de calma y relajación que logran, explica el terapeuta