Torre Agbar, el hotel que no será
Aigües de Barcelona vende el edificio a Merlin Properties, que mantendrá el uso de oficinas
La complejidad del rascacielos y las trabas municipales desaconsejan el uso hotelero; Merlin Properties destinará el edificio a oficinas
La torre Agbar continuará siendo un edificio de oficinas. La posibilidad de convertirse en un hotel de lujo finalmente se ha desestimado a causa de las trabas impuestas por el Ayuntamiento de Barcelona tras la paralización de licencias hoteleras y las dificultades para convertir este inmueble –de complicada transformación interior– en un establecimiento hotelero. Los promotores del hotel, Emin Capital y Hospitality Group (WHG), presentaron ayer al Ayuntamiento de Barcelona una petición de anulación del proyecto argumentando que, debido a la lentitud del proceso de tramitación urbanística y la imposibilidad de conseguir la licencia de obras, descartan continuar con sus planes.
En paralelo, la propietaria del inmueble, Aigües de Barcelona –Emin Capital y Hospitality Group tenían una opción de compra que no se había hecho efectiva–, vendió ayer mismo el edificio a Merlin Properties por 142 millones de euros. El objetivo de este grupo inversor inmobiliario es mantener el inmueble, que pasará a llamarse torre Glòries, como edificio de oficinas. Se ha de recordar que la demanda de este producto en Barcelona se ha recuperado tras la crisis y en el 2016 los precios tuvieron una tendencia al alza.
El anuncio de los promotores se produce en plenas negociaciones del gobierno de Ada Colau con el resto de los grupos municipales para sacar adelante el plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (Peuat). Esta regulación deberá aprobarse en las próximas semanas, previsiblemente en un pleno extraordinario en febrero, antes de que se levante la suspensión de licencias en el distrito de Gràcia.
De hecho, el proyecto de convertir la torre Agbar en un establecimiento hotelero logró esquivar la paralización de licencias en Barcelona, decretada el 1 de julio de 2015. Pero al igual que ocurrió con el hotel que debía situarse en el edificio del Deutsche Bank –que al final albergará pisos de lujo– se convirtió en motivo de continuo desencuentro con el gobierno de Colau, que se marcó como objetivo su paralización. Sin embargo, el proyecto tenía el certificado urbanístico previo, requisito imprescindible para sortear la moratoria.
LA JUSTIFICACIÓN Los promotores desisten del proyecto arguyendo trabas burocráticas
PEUAT El anuncio se produce en plenas negociaciones del plan de alojamientos turísticos
A finales de septiembre, el Ayuntamiento expresó la voluntad de otorgar la licencia de obras que los promotores habían solicitado y a la que tenían derecho por haber superado toda la tramitación. Un mes después, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, reiteró públicamente el compromiso de entregar los permisos correspondientes. No obstante, y tras una larga espera, el proyecto hotelero no ha recibido licencia alguna.
A diferencia de lo que ocurrió con la renuncia en el Deustche Bank, presentada por los comunes como una victoria frente al lobby hotelero, el equipo de gobierno quiso ayer desvincularse de la decisión de los promotores. Está en juego el apoyo de formaciones como CiU y C’s, que intentan flexibilizar el plan de alojamientos turísticos y la noticia de que finalmente no se llevará a cabo el hotel no es positiva para estas negociaciones. Por eso, fuentes municipales insistieron ayer en que se trata estrictamente de una decisión del promotor. Manifestaron, asimismo, que “en estos meses se ha estado revisando la licencia y analizando que se adecuase a la normativa vigente y a la legalidad”.
El proyecto que los promotores entregaron al Ayuntamiento de Barcelona preveía un establecimiento de 400 habitaciones y la intención de convertir la parte superior del edificio, donde antiguamente se encontraban los despachos de los directivos de la compañía de aguas, en un privilegiado mirador de 360 grados sobre la ciudad. Este singular espacio se había bautizado como Welcome Barcelona. Adaptar la torre a un uso hotelero tenía un coste estimado en 50 millones de euros.
Fuentes de Emin Capital indicaron ayer que, al frustrarse esta operación, la ciudad ha perdido 350 puestos de trabajo directos y
LA REACCIÓN MUNICIPAL Los comunes no lo han presentado como una victoria como hicieron con el Deutsche Bank
LOS NÚMEROS El plan preveía un establecimiento de 400 habitaciones y dar empleo a 350 personas
250 indirectos. En este sentido, lamentaron las trabas continuas con las que se han encontrado durante toda la tramitación administrativa. En todo este tiempo habían destinado 2,5 millones al mantenimiento del inmueble y la iluminación exterior del edificio.
También argumentaron que, pese a la peculiar configuración de la torre Agbar, con un núcleo central por donde discurren todos los servicios del edificio y una doble piel que aporta poca luminosidad en el interior, la transformación en hotel era más que posible. De hecho, tres equipos de arquitectos habían trabajado en la reconversión de la torre, obra de Jean Nouvel, quien hace unos meses reconoció que le inquietaba la transformación del obús de 142 metros de altura.
La consultora inmobiliaria Savills, que ha asesorado a Merlin Properties, señaló ayer en un comunicado que esta operación demuestra la fortaleza del mercado de oficinas. Añadió que la disponibilidad del mercado de oficinas en Barcelona se ha reducido en torno a un 30% desde el 2013. Además, las rentas en las zonas prime de la ciudad se incrementaron el año pasado en un 7%, respecto al 2015 y hay previsiones de subida de precios en los próximos años de un 5%.
En 2013, la compañía Aigües anunció la venta de la que había sido su sede corporativa por 150 millones de euros al grupo andorrano Emin Capital, que en realidad firmó una opción de compra. Entonces ya se anunció el interés por convertir la torre en un hotel una vez los empleados de Agbar abandonaran el inmueble, un traslado que se produjo en 2015.