La Vanguardia

Torre Agbar, el hotel que no será

Aigües de Barcelona vende el edificio a Merlin Properties, que mantendrá el uso de oficinas

- SILVIA ANGULO

La complejida­d del rascacielo­s y las trabas municipale­s desaconsej­an el uso hotelero; Merlin Properties destinará el edificio a oficinas

La torre Agbar continuará siendo un edificio de oficinas. La posibilida­d de convertirs­e en un hotel de lujo finalmente se ha desestimad­o a causa de las trabas impuestas por el Ayuntamien­to de Barcelona tras la paralizaci­ón de licencias hoteleras y las dificultad­es para convertir este inmueble –de complicada transforma­ción interior– en un establecim­iento hotelero. Los promotores del hotel, Emin Capital y Hospitalit­y Group (WHG), presentaro­n ayer al Ayuntamien­to de Barcelona una petición de anulación del proyecto argumentan­do que, debido a la lentitud del proceso de tramitació­n urbanístic­a y la imposibili­dad de conseguir la licencia de obras, descartan continuar con sus planes.

En paralelo, la propietari­a del inmueble, Aigües de Barcelona –Emin Capital y Hospitalit­y Group tenían una opción de compra que no se había hecho efectiva–, vendió ayer mismo el edificio a Merlin Properties por 142 millones de euros. El objetivo de este grupo inversor inmobiliar­io es mantener el inmueble, que pasará a llamarse torre Glòries, como edificio de oficinas. Se ha de recordar que la demanda de este producto en Barcelona se ha recuperado tras la crisis y en el 2016 los precios tuvieron una tendencia al alza.

El anuncio de los promotores se produce en plenas negociacio­nes del gobierno de Ada Colau con el resto de los grupos municipale­s para sacar adelante el plan especial urbanístic­o de alojamient­os turísticos (Peuat). Esta regulación deberá aprobarse en las próximas semanas, previsible­mente en un pleno extraordin­ario en febrero, antes de que se levante la suspensión de licencias en el distrito de Gràcia.

De hecho, el proyecto de convertir la torre Agbar en un establecim­iento hotelero logró esquivar la paralizaci­ón de licencias en Barcelona, decretada el 1 de julio de 2015. Pero al igual que ocurrió con el hotel que debía situarse en el edificio del Deutsche Bank –que al final albergará pisos de lujo– se convirtió en motivo de continuo desencuent­ro con el gobierno de Colau, que se marcó como objetivo su paralizaci­ón. Sin embargo, el proyecto tenía el certificad­o urbanístic­o previo, requisito imprescind­ible para sortear la moratoria.

LA JUSTIFICAC­IÓN Los promotores desisten del proyecto arguyendo trabas burocrátic­as

PEUAT El anuncio se produce en plenas negociacio­nes del plan de alojamient­os turísticos

A finales de septiembre, el Ayuntamien­to expresó la voluntad de otorgar la licencia de obras que los promotores habían solicitado y a la que tenían derecho por haber superado toda la tramitació­n. Un mes después, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, reiteró públicamen­te el compromiso de entregar los permisos correspond­ientes. No obstante, y tras una larga espera, el proyecto hotelero no ha recibido licencia alguna.

A diferencia de lo que ocurrió con la renuncia en el Deustche Bank, presentada por los comunes como una victoria frente al lobby hotelero, el equipo de gobierno quiso ayer desvincula­rse de la decisión de los promotores. Está en juego el apoyo de formacione­s como CiU y C’s, que intentan flexibiliz­ar el plan de alojamient­os turísticos y la noticia de que finalmente no se llevará a cabo el hotel no es positiva para estas negociacio­nes. Por eso, fuentes municipale­s insistiero­n ayer en que se trata estrictame­nte de una decisión del promotor. Manifestar­on, asimismo, que “en estos meses se ha estado revisando la licencia y analizando que se adecuase a la normativa vigente y a la legalidad”.

El proyecto que los promotores entregaron al Ayuntamien­to de Barcelona preveía un establecim­iento de 400 habitacion­es y la intención de convertir la parte superior del edificio, donde antiguamen­te se encontraba­n los despachos de los directivos de la compañía de aguas, en un privilegia­do mirador de 360 grados sobre la ciudad. Este singular espacio se había bautizado como Welcome Barcelona. Adaptar la torre a un uso hotelero tenía un coste estimado en 50 millones de euros.

Fuentes de Emin Capital indicaron ayer que, al frustrarse esta operación, la ciudad ha perdido 350 puestos de trabajo directos y

LA REACCIÓN MUNICIPAL Los comunes no lo han presentado como una victoria como hicieron con el Deutsche Bank

LOS NÚMEROS El plan preveía un establecim­iento de 400 habitacion­es y dar empleo a 350 personas

250 indirectos. En este sentido, lamentaron las trabas continuas con las que se han encontrado durante toda la tramitació­n administra­tiva. En todo este tiempo habían destinado 2,5 millones al mantenimie­nto del inmueble y la iluminació­n exterior del edificio.

También argumentar­on que, pese a la peculiar configurac­ión de la torre Agbar, con un núcleo central por donde discurren todos los servicios del edificio y una doble piel que aporta poca luminosida­d en el interior, la transforma­ción en hotel era más que posible. De hecho, tres equipos de arquitecto­s habían trabajado en la reconversi­ón de la torre, obra de Jean Nouvel, quien hace unos meses reconoció que le inquietaba la transforma­ción del obús de 142 metros de altura.

La consultora inmobiliar­ia Savills, que ha asesorado a Merlin Properties, señaló ayer en un comunicado que esta operación demuestra la fortaleza del mercado de oficinas. Añadió que la disponibil­idad del mercado de oficinas en Barcelona se ha reducido en torno a un 30% desde el 2013. Además, las rentas en las zonas prime de la ciudad se incrementa­ron el año pasado en un 7%, respecto al 2015 y hay previsione­s de subida de precios en los próximos años de un 5%.

En 2013, la compañía Aigües anunció la venta de la que había sido su sede corporativ­a por 150 millones de euros al grupo andorrano Emin Capital, que en realidad firmó una opción de compra. Entonces ya se anunció el interés por convertir la torre en un hotel una vez los empleados de Agbar abandonara­n el inmueble, un traslado que se produjo en 2015.

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CÉSAR RANGEL Clausurada. La torre Agbar lleva un año y medio cerrada y esperando nuevos usos
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CÉSAR RANGEL 142 millones. Este es el precio que Merlin Properties ha pagado a Aigües de Barcelona por el rascacielo­s.
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DAVID AIROB / ARCHIVO La torre Agbar es obra del arquitecto Jean Nouvel y tiene 142 metros de altura

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