La Vanguardia

“‘La La Land’ es una carta de amor a la ciudad de los sueños”

Damien Chazelle, director de cine

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El domingo hizo historia al batir el récord de la mayor cantidad de Globos de Oro obtenidos en la historia de ese premio, al llevarse tres para su colección personal, el de mejor película, mejor guion y mejor dirección. Y aunque todavía le queden por delante los Oscar, Damien Chazelle (Providence, 1985)ya ha llegado mucho más lejos de lo que podía imaginar cuando en sus épocas de estudiante universita­rio soñaba con encontrar la fórmula para renovar el género musical que tanto amaba como espectador. Quien a los 31 años ya obtuvo una nominación a la estatuilla dorada por su guion de Whiplash cuenta cómo fue el camino para poner a bailar a Hollywood.

Escribió La La Land antes que Whiplash. ¿Cómo se le ocurrió la idea? Surgió de cosas que hablábamos con Justin (Hurwitz) cuando los dos íbamos a la universida­d y debatíamos cómo había que hacer un musical que resultara realista. Poco después de mudarme a Los Ángeles comencé a escribir el guion, que estaba muy influencia­do por mi experienci­a de recién llegado. Todavía me sorprendía esta extraña ciudad en la que las palmeras parecen estar a punto de caerse en cualquier momento y las autopistas se extienden hasta el infinito. Yo crecí en el otro extremo del país y Los Ángeles me parecía un lugar verdaderam­ente insólito. Justin y yo siempre hablamos de cómo podíamos tomar los musicales que amamos en el pasado y adaptarlos al mundo contemporá­neo. Lo cierto es que intenté poner en marcha La

La Land infructuos­amente y escribí Whiplash por pura frustració­n porque no lograba concretar esta otra película. Pensé que si escribía un guion que transcurrí­a en un par de cuartos podía llegar a conseguir el dinero para filmarlo. Hice Whiplash con la esperanza de que así pudiese rodar La La

Land.

Da la sensación de que la música tiene un peso muy importante en su vida. Es así. Crecí en un hogar en el que siempre se escuchaba música. Mi padre era francés y se mudó a Estados Unidos entre otras cosas porque le encantaba la música norteameri­cana. Era tan importante para él que cuando yo era niño se aseguró de que entendiera el jazz y el blues, y también que aprendiera a tocar un instrument­o. Por eso empecé a tocar la batería desde niño. Lo cierto es que la música ha sido una parte importante en mi vida desde que era pequeño y cada vez que pienso en un filme, tiene que tener un ritmo,

UNA URBE TRASCENDEN­TAL

EL GRAN RIESGO

EL MENSAJE DE LA PELÍCULA y eso es lo que hace que me guste tanto la etapa del montaje, porque es allí donde puedes encontrar la música en las imágenes. Es parte de la diversión para mí.

¿Cómo es su relación con Los Ángeles?

Muy estrecha. Me mudé allí nueve años atrás y creo que una de las cosas que la vuelven un lugar maravillos­o es que no lo descubres de inmediato. Como amante del cine, la historia de Los Ángeles es muy importante para mí porque es una ciudad cuya historia está íntimament­e ligada al celuloide, y eso me parece muy romántico. Pero a la vez, puede ser un lugar muy solitario. En La La Land traté de explorar las formas en las que esta ciudad puede inspirarno­s para que soñemos y también convencern­os de que no hay que soñar. Es una ciudad que puede unir a la gente y también separarla. Sus altibajos es lo que hace que esté viva, que sea compleja y maravillos­a.

No todo el mundo entiende el significad­o de la frase La La

Land. Es curioso, porque es un término popular para referirse a Los Ángeles y también a la gente que tiene la cabeza en la estratosfe­ra. Para mí, la película es una celebració­n de esa actitud. Aunque te critiquen por tener sueños poco realistas, yo creo que es importante no perderlos, aunque nunca logres concretarl­os. Otra cosa que me encanta de Los Ángeles es que nos reímos de ella porque allí todo el mundo tiene un guion y una foto profesiona­l. El que te atiende en la gasolinera tiene su currículum y su foto profesiona­l en el bolsillo por si surge una oportunida­d. Pero lo cierto es que está llena de gente que llega allí con un sueño, y eso es verdaderam­ente poético y hermoso. Por eso yo quería revaloriza­r esta idea y escribir una carta de amor a la ciudad de los sueños.

¿Cómo supo que Emma y Ryan iban a estar a la altura de sus exigencias? Ninguno de los dos había participad­o antes en un musical. Eso fue parte de la apuesta, pero no eran totalmente inexpertos en el género. Emma había trabajado en Cabaret en Broadway y Ryan tiene toda una historia con la música, pero la mayoría de los espectador­es cree que no tienen experienci­a musical. El hecho de que no los asociemos de inmediato con cantar y bailar era algo importante para mí, porque la clave era que la audiencia se identifica­ra con ellos y les apoyara en su lucha. Es una

historia que tiene que funcionar aun sin los números musicales. Y como espectador, tienes que sentir que cada vez que se ponen a cantar y bailar es simplement­e una expresión de lo que sienten en ese momento. Cuando los ves bailando, siguen siendo Mia y Sebastian. Era importante contar con actores que pudieran crear personajes creíbles y que nos guiaran a través de la historia. Eso es lo que aportaron Ryan y Emma.

¿Estaba seguro de que saldrían victorioso­s del reto?

La verdad es que todos estábamos aterroriza­dos. Un musical siempre es difícil y en este caso, que era completame­nte original, tuvimos que aceptar que nos íbamos a arrojar de un precipicio juntos, y que si nos iba mal, el mal rato iba a ser para todos. Solíamos bromear en el plató con que en el musical, como género, si haces las cosas mal, las haces verdaderam­ente mal. No hay término medio. Pero creo que fue precisamen­te ese riesgo, el de quedar en ridículo, lo que nos llevó a tratar de salirnos de lo habitual, lo cual está en línea con el mensaje de la película, que es que uno siempre tiene que tratar de soñar a lo grande.

¿Cuánto de complejo fue rodar la escena con la que comienza la película? Fue bastante elaborada. La hicimos en un puente que conecta dos autopistas y que la ciudad nos permitió cerrar durante un fin de semana, por lo que lo llenamos con coches y bailarines. Filmamos con grúas y

steadycams, y lo más difícil fue que lo hicimos en el día de más calor del año. Pensamos que nada podía ser peor que ese sábado, pero el domingo amaneció nublado y no pudimos filmar hasta que el cielo se despejó varias horas más tarde.

“Los Ángeles es muy importante para mí, ya que está íntimament­e ligada al celuloide”

“En el musical, como género, si haces las cosas mal, las haces verdaderam­ente mal”

“Uno siempre tiene que tratar de soñar a lo grande, eso es con lo que me quedaría”

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durante la ceremonia de entrega de los Globos de Oro el pasado domingo
Multipremi­ado. El realizador estadounid­ense, durante la ceremonia de entrega de los Globos de Oro el pasado domingo

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