Las reformas de Erdogan causan una tensión política extrema
Peleas en el Parlamento turco durante el debate para reforzar al presidente
El proceso político para convertir a Turquía en una república presidencialista, donde Recep Tayyip Erdogan tendrá grandes poderes, está causando una tensión máxima en el Parlamento de Ankara. Los diputados del Gobierno y los de la oposición han llegado a las manos tres veces desde que se abrió el debate a principios de semana.
Erdogan se mostró ayer convencido de que la reforma pasará los trámites parlamentarios y, luego, se someterá al veredicto popular en un referéndum. “Hagáis lo que hagáis creo que esta ley se aprobará –dijo durante un discurso en Ankara–. Puede tardar un mes en lugar de dos semanas, pero al final se presentará al pueblo”. El presidente exhortó a los parlamentarios a votar la ley para que la ciudadanía decida.
La oposición socialdemócrata y kurda denuncia que Turquía se convertirá en una dictadura de carácter religioso, dominada por un solo partido –el AKP de Erdogan– y con un Parlamento muy debilitado. El presidente ha reiterado que si en sus 14 años en el poder no ha habido problemas con el laicismo, tampoco ahora.
Turquía vive sacudida por el terrorismo, la guerra en Siria, la purga masiva que siguió al fallido golpe de Estado de julio y la consiguiente pérdida de libertades.
El AKP y sus aliados nacionalistas de extrema derecha consideran que Turquía no recuperará la estabilidad sin una presidencia muy reforzada en la que el jefe del Estado sea, al mismo tiempo, líder de un partido político.
Turquía es hoy una república parlamentaria donde el primer ministro tiene el poder ejecutivo y el presidente desempeña una función más simbólica, por encima del juego político.
Las imágenes de las trifulcas entre los diputados ocupan un considerable espacio mediático. Los legisladores se pegan, se agarran y empujan. También se insultan y se lanzan sillas, maceteros y las urnas que se utilizan para votar las 18 enmiendas propuestas. Seis ya han obtenido la mayoría de dos quintos necesaria para ser aprobadas.
Algunos diputados han resultado con heridas leves y magulladuras. Uno sufrió la fractura de la nariz. La tribuna de oradores ha quedado dañada. Las imágenes indican que las peleas las provocan los diputados de la mayoría gubernamental, que votan sin respetar el secretismo que exigen las normas.
Desde que se iniciaron los debates el lunes, la lira ha acelerado su caída. Ha perdido un 7% desde principio de año y un 25% desde el golpe del pasado verano, y está en mínimos históricos. Erdogan culpó a “los terroristas” de apostar en contra de la moneda “para poner a Turquía de rodillas”. El presidente llamó a “una movilización nacional” para frenar la caída. Pidió a la población que vendan divisas y compren liras. Aseguró que cualquier ciudadano que ayude al Gobierno a sostener la moneda nacional “será un héroe”. El Banco Central debería subir los tipos de interés para fortalecer la lira, pero a Erdogan le preocupa la desaceleración del crecimiento y quiere mantener los tipos bajos para favorecer la inversión.
La oposición denuncia que Turquía se convertirá en un régimen de partido único