Clasificación y récord salvado al final
El Madrid empata en el Pizjuán un partido jugado al límite y en el que se vio sobrepasado muchos minutos
El Madrid sufrió en la primera parte pero un golazo de Marco Asensio al comienzo de la segunda evitó que la cosa pasara a mayores y no saltó la sorpresa. El Madrid, además, cazó un empate muy a su estilo, in extremis, con otro gran jugada de Benzema en el tiempo añadido y así salvó el récord de imbatibilidad, que eleva ahora a 40 partidos, uno más que el registro del Barcelona de Luis Enrique del año pasado.
El Sevilla, a pesar de que con la alineación inicial parecía darse por vencido con un once plagado de suplentes, fue todo lo contrario: un equipo que salió convencido de poder remontar ante un Madrid que, con Modric y Cristiano en casa, pasó muchos momentos zarandeado por el empuje sevillista y sostenido por las paradas de un sobrio Kiko Casilla.
Si hay partidos que retratan a un jugador anoche fue un día trágico para Danilo, que culminó su desdichada trayectoria de blanco con un autogol que hubiera pasado a las hemerotecas de tener mayor trascendencia. La acción metió al Sevilla en la eliminatoria y fue gasolina para el Pizjuán.
El equipo de Sampaoli había comenzado como un tiro y no tardó ni un minuto en poner a prueba a Casilla. Encerrado el Madrid en su área, sin que el balón le durase más que unos segundos, el gol llegó a los nueve minutos en un centro de Sarabia que Danilo cabeceó en plancha hacia su portería ante dos atacantes locales, tan sorprendidos como el portero catalán de los blancos.
Casi toda la primera parte fue unidireccional. El Sevilla atacó con brío, alternó las dos bandas y chutó a puerta a la menor ocasión. También eso fue malo para el Madrid, que apenas había concedido ocasiones en los últimos partidos. La defensa aguantó bastante bien por el centro, con un Ramos que reaparecía y Nacho, pero se desangró por las bandas, con Marcelo que desatendía su zona para irse al ataque, tan típico del brasileño.
La segunda parte comenzó de la mejor manera posible para el Madrid. Tras un despeje de puños de Casillas el balón le llegó a Marco Asensio, que se cruzó todo el campo, 70 metros, a la carrera para batir a Soria con un gol de más mérito aún que el de Bale sobre Bartra en la final de la Copa del 2014. El gol tenía que poner cloroformo a la eliminatoria, pero el Sevilla aún no había dicho la última palabra. Enseguida marcó el 2-1 el debutante Jovetic e Iborra subió el 3-1 a falta de un cuarto de hora. Rugió el Pizjuán. El Madrid tenía que seguir sufriendo y lo hizo hasta que una contra acabó en penalti de Escudero a Casemiro. Lo lanzó Sergio Ramos al estilo Panenka, marcó y realizó dos gestos: primero se burló de los Biris, llevándose las manos a las orejas y luego pidió perdón en general a la grada. Allí ardió Troya. Todo el Sánchez Pizjuán fue entonces un clamor contra su exjugador, al que abuchearon de forma descomunal cada vez que volvió a tocar el balón.
Aún le daría tiempo al Madrid para salvar el récord en una jugada individual de Benzema, pleno de talento y potencia porque había entrado hacía pocos minutos. Se fue de todos y su disparo rebotó en Lenglet para descolocar a Soria. El gol llegaba en el 93, en ese extraño baile que tiene este Madrid de Zidane en los tiempos añadidos, cuando los rivales están ya en la últimas. Al Madrid le sigue saliendo todo. Hoy estará en el bombo de los octavos pero el domingo le esperan otra vez aquí, con las mismas ganas y un equipo renovado. Sampoli dispondrá de N’Zonzi y el Mudo Vázquez pero el Madrid podrá tirar de Modric y Cristiano.
GOL IN EXTREMIS
El Madrid igualó dos goles de desventaja en los minutos finales, el último de Benzema en el 93
PENALTI AL ESTILO PANENKA
Sergio Ramos soliviantó al Sánchez Pizjuán al celebrar un gol de penalti metiéndose con los ultras