La Vanguardia

Contra las cuerdas

La derrota deja al equipo blaugrana en una situación muy complicada

- ALFRED BELLOSTAS

El desenlace del duelo ante el Olympiacos fue cruel para el Barcelona, que no estuvo tan mal como en otras oportunida­des pero cayó en el cara y cruz final en unos últimos minutos que jugó sin inteligenc­ia. Más allá de las estadístic­as, los blaugrana no interpreta­ron bien lo que había que hacer en esa fase después de que Tomic fuera castigado con la segunda falta en ataque con el 64-61 a falta de 2m35s. La decisión de Lamonica fue muy cuestionad­a por Bartzokas pero estaba muy claro que a continuaci­ón había que perseguir los contactos en busca de tiros libres en un momento en el que el ataque catalán se había colapsado. Sin embargo, el Barça no lo hizo, se empeñó en lanzar –y fallar– desde lejos y sólo un triple de Koponen –impecable desde la distancia con 4/5– sumó puntos para un equipo que tan sólo anotó esos tres en los 4m30s definitivo­s. Una cifra ridícula que, a la postre, significó la derrota en un partido muy importante, que no decisivo, ya que la segunda vuelta de la competició­n no ha hecho más que comenzar.

Es cierto que quedan trece encuentros, pero el margen de error de los azulgrana es nulo. Y, siendo realistas, las opciones de entrar en el playoff en una buena posición parecen ya una quimera porque los mejores del torneo están ya muy lejos. Una vez más se vio un Barça de contrastes, que empezó bien (20-17), se mantuvo por delante en el segundo cuarto (33-29) y hasta supo sufrir en el tercero cuando los griegos, pese a tener la baja de su líder, Spanoulis, llevaron claramente la iniciativa. Pero el equipo de Bartzokas se aferró al Palau, defendió bien y se aprovechó de los numeros errores visitantes en el tiro libre (12/19 al final). Con eso bastó para afrontar en una buena situación los diez minutos definitivo­s, a los que se llegó con un mate de Dorsey, muy cuestionad­o por sus últimas actuacione­s, pero que ayer rindió a un buen nivel con 7 puntos y 8 rebotes en tan sólo 13m54s.

Fue una lástima que su renacimien­to deportivo, que tanto necesita este equipo, no estuviera unido al de alguno de sus compañeros, que pasaron por el duelo sin pena ni gloria. Es el caso de Doellman, que empezó anotando 5 puntos y desapareci­ó, Oleson, que falló sus cuatro lanzamient­os de dos –el pésimo porcentaje, 38,3%, fue una de las causas evidentes del traspié–, Vezenkov, Claver o el mismo Navarro, al que no le entraron los tiros y acabó jugando poco. De hecho, el Barça volvió a sobrevivir de nuevo gracias al liderazgo de Rice, que acabó muy cansado pero no se escondió nunca, a los puntos de Koponen (16) y al trabajo de un Tomic que fue de menos a más y acabó peleándose contra todos bajo el aro visitante.

El Olympiacos tuvo suficiente con jugar con los nervios barcelonis­tas para lograr su objetivo. Su defensa, la mejor de la Euroliga, hizo mucho daño cuando el partido entró en la fase decisiva. Un parcial de 12-2 entre el final del tercer y el cuarto definitivo dio al Barça una renta inesperada (6458) cuando sólo faltaban 4m30s. Era el momento de tener las ideas claras, pero Rice ya había dado lo mejor y nadie se dio cuenta de que un triple de Printezis se producía con el reloj a cero. Los griegos cogieron el rebote y Lojeski anotó el 64-67. El resto es conocido: triple de Koponen, falta absurda de Vezenkov a Mantzaris en el último instante de la posesión que le dio al base la oportunida­d de lograr dos puntos en tiros libres y balón final para Rice que, rodeado por rivales, no pudo forzar la prórroga. Una pena.

LA REVÁLIDA DE DORSEY El pívot, muy cuestionad­o, estuvo acertado pese a la derrota y acabó con 7 puntos y 8 rebotes

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CÉSAR RANGEL Una jugada de Dorsey junto a Printezis

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