El Gobierno retrasa la ley de las cláusulas suelo y pide ahora un informe al BCE
El Gobierno decidió aplazar ayer una vez más la solución para las cláusulas suelo que tenía previsto aprobar hoy. Fuentes del Ministerio de Economía aseguraron que es necesario un informe del Banco Central Europeo (BCE) por las consecuencias que sobre la solvencia de la banca tendría la devolución de las cláusulas suelo. El Banco de España calcula que el impacto puede llegar a los 4.000 millones. La apelación al BCE se produce más de tres semanas después de que el Gobierno anunciara la creación de un sistema para facilitar la devolución de las cláusula suelo hipotecarias en el caso de que se consideren nulas. Las que se entienda que están bien comercializadas no se devolverán.
Fuentes de Economía añadieron que tampoco tienen todavía el acuerdo con el PSOE sobre el contenido de la norma. Esta situación de falta de entendimiento ya se daba hace dos semanas, cuando el Gobierno suspendió la aprobación del texto por primera vez.
Uno de los elementos que más controversia han despertado es la forma en la que se llevarían a cabo las devoluciones. A raíz del borrador que distribuyó el Gobierno a los bancos, las entidades tenían previsto negociar con los clientes una solución que no tiene que consistir necesariamente en la devolución en efectivo de las cantidades cobradas por las cláusulas. Las entidades preveían ofrecer alternativas como una reducción de la deuda del préstamo, el cambio de hipoteca a tipo fijo u otros sistemas.
El vicepresidente primero del Congreso y diputado de Ciudadanos, Ignacio Prendes, pidió ayer que el procedimiento extrajudicial permita la recaudación “íntegra” del dinero. El secretario general de la asociación Adicae, Fernando Herrero, reiteró ayer que el mecanismo que establezca el Gobierno “no puede ser en ningún caso la negociación del individuo, del consumidor, con el banco”, ya que las entidades “llaman negociar a engañar flagrantemente al consumidor”.
Fuentes financieras indicaron que con arreglo al borrador actual el escenario en el que trabajaban los bancos es que los clientes que quisieran rellenaran un impreso estándar para las cláusulas suelo. En dos meses el banco debería hacer una oferta al cliente. Este tendría una semana para rechazar o aceptar la oferta y el banco otra semana más para mejorarla.
Si no está de acuerdo, el cliente siempre podría acudir a los tribunales, pero con la advertencia de que si la sentencia falla a favor del cliente por una cantidad igual o inferior a la ofertada por la entidad deberá correr con las costas del juicio a medias con el banco.