Más tensión entre Israel y Palestina por Trump.
Los altercados no cesan entre palestinos e israelíes en los territorios ocupados, a los que se suma la movilización contra la decisión de Trump de llevar la embajada de EE.UU. a Jerusalén.
El liderazgo palestino lanzó ayer una campaña contra la intención del presidente electo norteamericano, Donald Trump, de traspasar la embajada de EE.UU. en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. El gobierno de Ramala pidió a todos los musulmanes de Oriente Medio que protestasen durante la plegaria del viernes contra esta iniciativa. Recientemente, el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y jefe del equipo negociador, Saeb Erekat, advirtió de que las perspectivas de paz morirían si ese traslado finalmente ocurriese y de que los palestinos podrían sopesar anular el reconocimiento del Estado de Israel que aprobaron en los acuerdos de paz de la ciudad de Oslo.
En un principio, el presidente palestino Mahmud Abas estaba convencido que se trataba de una promesa electoral que la administración Trump no se atrevería a poner en práctica. En las últimas semanas, fuentes de la Muqata –la sede palestina de Ramala– intentaron enviar varios mensajes al presidente electo y a su equipo e intentaron organizar reuniones con sus asesores más próximos sin éxito alguno. La semana pasada, la oficina de Abas recibió una llamada de un hombre de negocios judío norteamericano, Daniel Arbess, muy próximo al nuevo hombre fuerte de la Casa Blanca, Jared Kushner. Arbess fue inmediatamente recibido en Ramala por Abas y su equipo y sorprendió al rais cuando reiteró que la intención real de Trump es mantener su promesa de trasladar la embajada. Según pudo saber La Vanguardia, Arbess afirmó que hay más posibilidades ahora de progresar en el proceso de paz entre israelíes y palestinos con el magnate inmobiliario en la Casa Blanca en lugar de Barack Obama, que mantenía una tensa relación con el primer ministro israelí Beniamin Netanyahu. El diario Haaretz citó ayer a otro destacado político palestino de la OLP, que reveló que recibió una información de Washington según la cual Trump pretende anunciar el traspaso de la embajada el 21 de enero, horas después de su entrada en la Casa Blanca.
No está claro si las palabras de Arbess a Abas eran en realidad un mensaje del presidente electo, pero lo que es obvio es que la dirección palestina decidió salir a la ofensiva. Abas pronunció en Belén un discurso muy duro en torno al tema de la embajada y envió una advertencia por escrito a Trump para intentar frenar su iniciativa. A su vez, los palestinos movilizaron también al mundo árabe y varios embajadores de esos países en EE.UU. se reunieron con asesores de Trump para advertirles de lo mismo. Es posible que en dos semanas la Organización para la Cooperación Islámica, que incluye a 57 países, apruebe una resolución al respecto. Sorprendentemente, el nuevo secretario de Defensa de Trump, el general James Mattis, fue interrogado en el Senado sobre cuál es la capital de Israel, a lo que contestó: “En este momento, yo me ciño a la política de EE.UU. La capital de Israel a la que yo me desplazo es Tel Aviv”.
Según pudo saber este diario, David Friedman, nombrado nuevo embajador de EE.UU en Israel y férreo defensor de los asentamientos judíos en Cisjordania, todavía no sabe si finalmente se instalará en Jerusalén o en Tel Aviv.
Trump prometió en campaña llevar la legación diplomática de su país en Israel de Tel Aviv a Jerusalén