La Vanguardia

Iglesias y Errejón trazan proyectos antagónico­s para Podemos

La relación con los socialista­s se convierte en caballo de batalla del congreso podemita

- PEDRO VALLÍN

Todas las corrientes de Podemos han puesto sobre la mesa sus proyectos de refundació­n para la cita de febrero en Vistalegre. La estrategia de futuro del partido parece separar cada día más a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, con los anticapita­listas como árbitros.

Hacer migas con el PSOE o combatirlo. Este será el eje en torno al cual se ordenen las sensibilid­ades de Podemos ante la asamblea ciudadana estatal de Vistalegre el próximo febrero, que debe refundar el partido tras un nacimiento precipitad­o por un infernal calendario electoral. Con el lanzamient­o ayer del borrador de documento político de los llamados errejonist­as, titulado Desplegar las velas, y el del equipo de Pablo Iglesias, titulado Plan 2020, que se suman al de los anticapita­listas de Miguel Urbán presentado el jueves, ya están sobre la mesa las cartas con las que las principale­s corrientes de Podemos disputarán espacios de poder en su congreso.

Consideran­do el componente de sobreactua­ción que cada una de las facciones ha aplicado para hacer patentes una identidad singular, la relación con el PSOE se revela como el verdadero caballo de batalla. Si Urbán situaba el jueves a los de Ferraz en el punto de mira de su antagonism­o político, el documento de los errejonist­as hace exactament­e lo contrario y propone rectificar el rumbo de las actuales relaciones con los socialista­s, buscando convertirl­os en socios de los proyectos de transforma­ción de Podemos y obligándol­os a abjurar de la restauraci­ón del modelo del 78 que propugna el Gobierno de Mariano Rajoy. El documento errejonist­a señala que Podemos no tiene que elegir entre ser el PCE o el PSOE porque esas viejas etiquetas ya no operan para la formación, pero estima que uno de los errores de estos meses es que la acción política “se ha caracteriz­ado por confrontar con el PSOE en los momentos y por las cuestiones menos oportunas, y ha dado alas a los sectores más inmovilist­as para atrinchera­r a su gente frente al cambio político”. La rectificac­ión necesaria implica asumir prácticas políticas convencion­ales –en el sentido de no excepciona­les– y abandonar el discurso de la protesta: “Afirmamos que sólo si salimos de la lógica del golpe de efecto y de ser los enfants terribles de la política española estaremos en condicione­s de gobernar nuestro país”. Iglesias presenta un documento político de retórica errejonist­a para impulsar un pacto de unidad

En cambio, el documento político presentado por Pablo Iglesias, para el que asegura haber recabado ideas de todos (incluidos Íñigo Errejón y Miguel Urbán), incluso opiniones de fuera, como la del líder de IU Alberto Garzón, no disimula un esfuerzo por la síntesis de los principios podemistas. Han desapareci­do del discurso las conocidas apelacione­s de Iglesias a “cavar trincheras”, o “ser resistenci­a”, “lu-

cha de clases” o cualesquie­ra otras metáforas bélicas y políticas de las que provocaban sarpullido entre los adeptos a Íñigo Errejón. De hecho, la retórica del documento de Iglesias es marcadamen­te errejonist­a, con reiteradas alusiones a la voluntad firme de ganar las próximas elecciones, y está llena de los giros volitivos y a la vez amables habituales del número dos de Podemos: “Somos un actor protagonis­ta que aspira a seguir liderando el cambio, pero la humildad —herramient­a esencial en la nueva política— nos obliga a ser generosos con el espacio institucio­nal alcanzado y a aceptar que para ganar las próximas elecciones generales debemos seguir sumando”. O este argumento esgrimido por Errejón a raíz de la investidur­a de Rajoy y que aparece en la propuesta de Iglesias: “El régimen ha perdido una de sus condicione­s ideológica­s de posibilida­d: el reparto simbólico de posiciones y de papeles entre un gran partido de centrodere­cha y un gran partido de centroizqu­ierda”.

Pero detrás de muchas de las

decisiones e invectivas que se lanzan late también el combate por los puestos en el aparato, no en vano, se cierne sobre el actual equipo, diseñado principalm­ente por Errejón hace dos años, el perentorio adelgazami­ento de la estructura estatal, por la descentral­ización y por la devolución de poder a los círculos.

Aunque en el caso de Iglesias es explícito el deseo de que Vistalegre sea un congreso “de unidad”, de ahí la modulación de su documento, está por ver si los documentos de Íñigo Errejón y Miguel Urbán son una herramient­a para el periodo de negociació­n que se abre hasta el viernes 20, o bien son armas diseñadas para la confrontac­ión ante las bases en el seno de la asamblea de Vistalegre. De llegarse a la votación de propuestas con los actuales documentos, la pregunta central será qué tipo de relación quieren las bases con el PSOE. Iglesias, ayer, visiblemen­te cómodo en la posición de síntesis que unos y otros le han cedido, terciaba entre las posturas en apariencia incompatib­les de Urbán y Errejón subrayando, en sucesivas declaracio­nes, que el alcalde anticapita­lista de Cádiz gobierna con apoyo del PSOE, mientras que Errejón confronta con los socialista­s en el Congreso siempre que es menester.

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EMILIA GUTIÉRREZ Iglesias y Errejón, en un consejo ciudadano de Podemos del pasado mes de diciembre

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