La Vanguardia

El chavismo despliega una nueva ola intimidato­ria contra la oposición

- ROBERT MUR

La olla a presión venezolana hierve por enésima vez. Se repite el guión: el chavismo provoca a la oposición después de que esta tomara una medida contra el Gobierno, la “destitució­n” parlamenta­ria del presidente Nicolás Maduro. Un brindis al sol que reabre la persecució­n: en el punto de mira está ahora Lilian Tintori, la emblemátic­a esposa del encarcelad­o Leopoldo López.

Tintori fue vinculada el jueves por el Gobierno con un supuesto intento de golpe de Estado. El ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, difundió grabacione­s telefónica­s inconexas entre Tintori y el diputado Gilber Caro para concluir que está en marcha “un plan terrorista desestabil­izador”. Tintori denunció que vehículos del servicio de inteligenc­ia rodearon su casa. Caro, miembro de Voluntad Popular (VP), el partido de López, está detenido e incomunica­do desde el miércoles, acusado de tenencia de armas y explosivos.

La nueva teoría conspirati­va fue apoyada por el diputado Diosdado Cabello –número dos del chavismo–, que acusó a VP de intento de golpe y querer provocar una “masacre” en las manifestac­iones convocadas para la semana que viene. Cabello también apuntó al escolta de Tintori, Walter Méndez, que junto a Caro lideraría “una estructura de choque integrada por células paramilita­res colombiana­s”.

El objetivo del supuesto golpe sería liberar a López, condenado a casi 14 años de cárcel por incitar a las protestas del 2014 donde murieron 43 personas. Tintori no sólo negó esa conspiraci­ón, sino que ayer denunció a Cabello y Reverol ante la fiscalía por acusacione­s falsas.

La detención de Caro se suma a la de otros miembros de VP, en las últimas horas. El Gobierno decidió el reingreso en prisión del general Raúl Baduel –exaliado de Chávez y condenado por corrupción– que estaba en libertad condiciona­l. Y paralelame­nte, el chavismo avanza en la inhabilita­ción del excandidat­o presidenci­al Henrique Capriles.

La nueva ola intimidato­ria hacia la oposición se enmarca en las acciones del Comando Nacional Antigolpe creado por Maduro tras nombrar la semana pasada a Tareck El Aissami vicepresid­ente del país. El Aissami dirige este comando y sería el sustituto de Maduro si dimitiera o fuera destituido en el referéndum revocatori­o que la oposición ya no tiene interés en promover, pues después del 10 de enero el chavismo no tiene obligación de convocar elecciones si perdiera el plebiscito.

A pesar de todo, ayer estaba prevista una nueva reunión de los mediadores del Vaticano con Gobierno y oposición, aunque al cierre de esta edición no se confirmó si se había celebrado. No obstante, el presidente de la Conferenci­a Episcopal de Venezuela, Diego Padrón, reconoció ayer que hay “una ola de represión contra los disidentes”.

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