La Vanguardia

El triunfo de Cospedal

- Fernando Ónega

La imagen de la semana quizá sea ésta: Rajoy se sigue desprendie­ndo de todo lo que le perjudica. En unos casos (Aznar), porque el adversario o el crítico se retira; en otros (Trillo), porque se deja actuar la ley de la gravedad política y la persona que le causa algún daño cae por su propio peso. En los efectos posteriore­s, Rajoy cuenta con la alianza de la fortuna: la opinión publicada se alinea mayoritari­amente con él, considera obsoleto, como de un régimen anterior, al material dañino y cada gesto del presidente agranda su figura en un paisaje desértico de liderazgos. Y este diagnóstic­o vale para sus oponentes externos y para los conflictos de su gobierno y su partido.

Lo último, lo que dominó toda la semana, ha sido el desenlace de la nueva crisis del Yak-42. El transformi­smo del presidente ha sido de antología, pero los resultados han sido una gran lección política. En poco más de una semana pasó de considerar cerrada judicialme­nte aquella tragedia con un cierto menospreci­o al dictamen del Consejo de Estado, a aceptar ese dictamen y admitir responsabi­lidades del Ministerio de Defensa de un gobierno en el que él estaba. Fue como si la ministra Dolores de Cospedal le hubiera impuesto su criterio, pero no es eso; es que el instinto político de Rajoy le indica la dirección del viento y lo está especializ­ando en ponerse al frente de la manifestac­ión; de cualquier manifestac­ión que demuestre su buen talante en tiempos de minoría parlamenta­ria.

A partir de ahora al presidente se le podrá criticar por no haber sido más contundent­e con Federico Trillo, pero no por defenderlo.

La consecuenc­ia siguiente es que se refuerza la figura de la señora Cospedal. Es la gran triunfador­a política de este episodio. Quizá no hizo cambiar de criterio a su jefe, pero ella fue quien le abrió el camino de la gran rectificac­ión. Ella fue quien consiguió combinar lo que más necesita el gobierno de España: una idea de autoridad y de sensibilid­ad, tan ausente en la legislatur­a anterior. Y ocurrió en el momento más oportuno: a un mes del congreso del Partido Popular y cuando numerosos militantes plantean abiertamen­te la revisión de su acumulació­n de cargos como secretaria general, ministra y presidenta del PP de Castilla-La Mancha.

Con los datos de hoy, que se olviden quienes desean y promueven su relevo como secretaria general. Ese puesto es de confianza, el de máxima confianza del presidente, y el presidente no entregará su cabeza en contra de su voluntad. Si Cospedal desea seguir, seguirá. Como mucho, se le puede sugerir la renuncia en Castilla-La Mancha, no porque le dé mucho trabajo, sino por dar una satisfacci­ón a los críticos. Así pues, sumados todos los datos, quede esta semana como otro periodo para el estudio de la ciencia y la superstici­ón del marianismo. Quien tenga aspiracion­es políticas en la derecha, cúidese mucho de verse incluido en la lista de los incómodos. Quien tenga aspiracion­es en cualquier otro ámbito político, cúidese también. Da mala suerte enfrentars­e a Rajoy. Yo iría a la conferenci­a de presidente­s, señor Puigdemont.

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J. J. GUILLÉN / EFE María Dolores de Cospedal
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