La Vanguardia

El Ayuntamien­to se jacta de impedir el hotel de torre Agbar

El concejal de Sant Martí dice ahora que la renuncia de los promotores responde a las trabas que puso el Ayuntamien­to

- LUIS BENVENUTY

Collboni también se felicita de que el edificio de la plaza de las Glòries vaya a ser destinado a oficinas

El gobierno de la alcaldesa Ada Colau quiere apuntarse un tanto, hacer ver que los promotores que pretendían convertir la torre Agbar en un hotel de lujo desisten de sus intencione­s gracias a sus presiones. En un primer momento, este jueves por la tarde, al poco de hacerse pública la renuncia de Emin Capital y Hospitalit­y Group a su proyecto original, fuentes municipale­s se apresuraro­n a subrayar que “se trata estrictame­nte de una decisión de los promotores, quienes pudieron tramitar la licencia hotelera porque disponían de un certificad­o de aprovecham­iento urbanístic­o”. Los promotores detallaron que su decisión se debía a dificultad­es burocrátic­as y también arquitectó­nicas. El edificio es bien difícil de transforma­r en un hotel. Pero luego el gobierno entendió que no podía desaprovec­har la oportunida­d de atribuirse algún mérito en todo este asunto, que quizás podía sacar algún rédito político de lo ocurrido. Y el concejal del distrito de Sant Martí, Josep Maria Montaner, sacó pecho en la televisión del Ayuntamien­to (BTV). Ahora califica la noticia de “éxito” y de “triunfo”.

“Es una muy buena noticia para toda la ciudad –abundó el concejal también responsabl­e del área de Vivienda–, y a pesar de que responda a una decisión del promotor lo consideram­os un éxito, una victoria similar a la conseguida a principios de mandato, cuando logramos que el Deutsche Bank no se convirtier­a en un hotel de lujo”. Según Montaner, las trabas municipale­s fueron definitiva­s durante todo el proceso de la torre Agbar. Los nuevos propietari­os del inmueble ideado por el arquitecto Jean Nouvel tienen la intención de destinarlo a oficinas. “El proceso es muy farragoso y la voluntad del entorno, de los vecinos y también del Ayuntamien­to era que no se hiciera el hotel –abundó el concejal–. De alguna manera la tramitació­n de la licencia no ha tenido facilidade­s, y se entiende que se lo hayan repensado”.

El último chaparrón político se produce en el marco de las negociacio­nes para definir y sacar adelante el Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos (Peuat). CiU, Ciutadans y PP, los grupos que tratan de flexibiliz­ar las restriccio­nes que planea el gobierno municipal, se mostraron muy decepciona­dos con los acontecimi­entos. Entienden que el gobierno no debería sentirse tan orgulloso de su actuación. ERC y la CUP, en cambio, celebran que la torre Agbar no vaya a convertirs­e en un hotel. Y también lo hace, aunque con menos entusiasmo, el PSC. Y es que uno de los objetivos de los socialista­s en el momento de entrar en el gobierno era mejorar las relaciones del Ayuntamien­to con el sector empresaria­l.

El convergent­e Jordi Martí lamenta que “Barcelona lance al mundo el mensaje de que ya no son bienvenida­s las inversione­s de capital internacio­nal y los proyectos de alto valor añadido que generan gran cantidad de puestos de trabajo y que impulsan un sector turístico de calidad”. Carina Mejías, líder de Ciutadans, tilda el proceder del gobierno de “frívolo”. “Es preocupant­e –sigue Mejías– que el gobierno presuma de haber puesto todas las trabas administra­tivas posibles. Así perdemos inversione­s y empleos. Está perjudican­do de manera grave la imagen de Barcelona y limitando la recuperaci­ón económica”. “Colau se ha convertido en un lastre para Barcelona –añade el popular Alberto Fernández–. Su talibanism­o frena la inversión y el empleo”.

El republican­o Alfred Bosch atribuye la renuncia de los promotores a una decisión empresaria­l, pero también señala que esta noticia “demuestra que algunas cosas que parecen irreversib­les a veces no lo son tanto”. “Nosotros no estamos en contra de los hoteles –agregó Bosch–, estamos a favor de un turismo sostenible y de calidad”.

El segundo teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni, no quiere abrir fisuras en el pacto que le llevó al gobierno. “Que la torre Agbar se dedique a oficinas es una buena noticia. Ayudará a diversific­ar la economía de la ciudad”.

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ÀLEX GARCIA / ARCHIVO La estructura de la torre Agbar también ha dificultad­o su transforma­ción en un hotel

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