La Generalitat opta por sacrificar la mitad de los toros de la Illa dels Bous
La mitad de los 17 toros que viven en estado salvaje desde los años setenta en la popular Illa dels Bous, en el río Ebro, entre Tortosa (Baix Ebre) y Amposta (Montsià), serán sacrificados. Es la solución que ha encontrado la Generalitat a la precaria situación de los bóvidos, que sufren desde hace años falta de comida y de espacio por un exceso de población, según criterios técnicos esgrimidos. La decisión, dada a conocer ayer, ha tenido la extraña virtud de poner de acuerdo a animalistas y aficionados a los bous, que critican el sacrificio de ocho de los toros.
La reducción de la población permitirá, según la Generalitat, que los animales que queden sigan pasturando libremente, en estado salvaje. La falta de pastos había dejado a los toros en una situación muy complicada, visiblemente escuálidos. En el 2012 incluso aparecieron los esqueletos de cinco de los bóvidos. La situación, denunciada públicamente, hizo que algunos voluntarios les llevasen comida para garantizar su supervivencia.
El número de animales que seguirán en libertad hace viable su supervivencia, a tenor del espacio y la vegetación que hay en la zona, según los informes técnicos de los que dispone la Generalitat. El Departament d’Agricultura descartó la posibilidad de trasladar a los animales, en lugar de sacrificarlos, tal y como habían pedido las agrupaciones taurinas de las Terres de l’Ebre, por el riesgo de transmisión de enfermedades.
Los toros que se sacrificarán, aún sin fecha, son los que están más débiles. Los animalistas sostienen que sí se podría mantener a todos los bóvidos en buen estado, pero esterilizando a los machos y aportando alimento desde fuera en las épocas de sequía.
Animalistas y taurinos coinciden en criticar la medida aunque por razones bien distintas