Había una vez una Ciutat Vella... y pobre
La Barceloneta y el Raval eran los barrios con menor renta hace 15 años; hoy están en mitad de la tabla
El último informe sobre la distribución de la renta familiar disponible en Barcelona, presentado el pasado lunes con datos del 2015, ha confirmado la estabilidad del mapa de la riqueza y la pobreza en la capital catalana, un mapa que no ha experimentado grandes cambios durante varias décadas y que pone de relieve las serias dificultades de los barrios más desfavorecidos de la ciudad para reducir la anchura de brecha histórica que les separa de los territorios más bienestantes.
Efectivamente, las diferencias entre los dos extremos del ranking, Pedralbes y Ciutat Meridiana, siguen siendo enormes (la renta media per cápita del primer barrio multiplica por siete la del último), a pesar de que en el 2015 se produjo un fenómeno curioso. Tomando como referencia un índice estadístico 100, que correspondería a la renta media de la ciudad, seis de los diez barrios más pobres se empobrecieron un poco más (Ciutat Meridiana; la Marina del Prat Vermell; Vallbona; la Trinitat Vella, les Roquetes y el Turó de la Peira) pero también lo hicieron siete de los doce más ricos (Pedralbes; Tres Torres; Sant Gervasi-Bonanova; Diagonal Mar; Vallvidrera, el Tibidabo i les Planes; Vila Olímpica, y Les Corts).
El freno al crecimiento de las desigualdades, acentuadas durante la última crisis, es un hecho que se explica en parte por la ligera recuperación de las clases medias, mayoritarias en la población de Barcelona. Sin embargo, hay un distrito, el de Ciutat Vella, que rompe esa monotonía persistente desde un pasado muy lejano. Como sucede con casi todo, Ciutat Vella es, también en este ámbito, el escenario de los cambios que se producen en la ciudad.
Rebuscando en antiguas estadísticas municipales se observa que justo después de los Juegos Olímpicos, en 1993, Ciutat Vella ocupaba el noveno puesto de la lista de distritos, muy ligeramente por delante de Nou Barris, con una renta familiar disponible per cápita de 1.295.656 pesetas, medio millón por debajo de la media de la ciudad y prácticamente la mitad de la de un habitante de Sarrià-Sant Gervasi.
En el año 2000, cuando Barcelona comenzaba a convertirse en un foco de atracción de turismo –de mucha menor intensidad que en la actualidad– y de inmigración –era el momento de máxima afluencia–, Ciutat Vella figuraba en la última posición de la clasificación de los distritos según la renta de sus residentes. La Barcelona antigua se había convertido en aquella época en el primer lugar de acogida de una población recién llegada a la ciudad que sólo en los años posteriores se iría repartiendo por el resto del municipio y del área metropolitana.
Ciutat Vella... y pobre. A finales del siglo XX todavía no se había establecido la división de Barcelona en 73 barrios. Las unidades más aproximadas a las de los actuales barrios eran las áreas estadísticas, un total de 37. Y las dos con menor nivel de renta se localizaban precisamente en Ciutat Vella, las denominadas Raval y, en la cola, la Barceloneta. Quince años después, estos dos barrios figuran en la mitad de la tabla: la Barceloneta aparece en el puesto número 44 de la lista de 73 y el Raval, en el 45. Mientras tanto, Ciutat Vella ha escalado hasta la sexta posición, dejando atrás a otros cuatro distritos (Horta-Guinardó, Sants-Montjuïc, Sant Andreu y Nou Barris) y pisándole ya los talones al quinto, Sant Martí, del que le separaban casi 6 puntos en el 2014 y sólo uno en el 2015.
No hay duda de que las mejoras urbanísticas y sociales introducidas en los que eran los dos barrios más pobres de la Barcelona del 2000, la eclosión turística y los procesos de gentrificación asociados a este fenómeno y al incremento de los precios de la vivienda en una zona cada vez más atractiva han influido en esta espectacular escalada. Por el contrario, los territorios de Nou Barris, receptores de una fuerte inversión municipal en los ochenta y noventa, no han conseguido salir del pozo, si bien en el informe presentado esta semana se observa como la mitad de los barrios de este distrito tuvieron mejoras en los niveles de renta en el 2015.
La influencia de los datos de paro en los desequilibrios territoriales es decisiva, tal y como reconocía el lunes pasado el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, en la presentación del informe. El número dos del Ayuntamiento admitió que la disminución del desempleo está ayudando en los últimos tiempos a frenar el crecimiento de las desigualdades que se había disparado entre el 2008 y el 2014. Ayer se publicaron los datos pormenorizados del paro por distritos del 2016. El año pasado se cerró con un 7,5% de la población de Barcelona de 16 a 64 años sin trabajo. El porcentaje más elevado de población parada se registra en los barrios con rentas más bajas: la Marina del Prat Vermell (16,3%), Ciutat Meridiana (15,5%), la Trinitat Nova (14,7%), la Trinitat Vella (13,8%) y Vallbona (13,7%).
Siete de los doce barrios más ricos se ‘empobrecieron’ ligeramente durante el año 2015