Y Tàpies buscó la luz en la oscuridad
La editorial Artika publica una edición limitada de la ‘Sèrie negre’, de 1967, que incorpora una lamina inédita
El arte no es algo desligado de la vida de los hombres”, opinaba Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012), quien reclamaba para su obra una lectura profundamente social y política frente a las voces que en pleno franquismo se empecinaban en leerla como el producto artístico de un creador aislado de la sociedad. “Para preservar los valores humanos, hay días en los que el pintor debe manifestarse con todos los otros hombres. Cuando él vuelve al taller, continúa con su trabajo de pintor el mismo combate. Yo intento integrar en mi pintura todo lo que hoy se siente en Barcelona: el sufrimiento, la adversidad, la prisión, un gesto de rebelión que coincide con el del pintor. La pintura debe decir la verdad”.
Tàpies hacía estas declaraciones desde París (Les Lettres Françaises) en un momento, 1967, en el que la censura del régimen campaba a sus anchas y él producía su Sèrie negre, una colección de quince dibujos sobre papel estraza atravesados por ese compromiso con la realidad y que la editorial Artika recupera ahora en una edición limitada de 998 ejemplares, coincidiendo con el 50.º aniversario de su creación. La edición, concebida como un objeto artístico en sí mismo (el precio de cada ejemplar es de 4.500 euros), se presenta en un estuche de madera forrado de arpillera en cuyo interior se presentan por primera vez todas las láminas reproducidas en papel artesanal (hasta ahora sólo se habían expuesto 14, la número XV fue localizada recientemente en el domicilio del artista) y un concienzudo libro de estudios con textos inéditos de Antoni Tàpies Barba, del director de la Fundació Tâpies, Xavier Antich, y del historiador del arte Pedro de Llano.
Tàpies realizó su Sèrie negre un año después de la Sèrie Teresa, también en papel de estraza, y del encierro de la Caputxinada, cuando estudiantes, profesores, intelectuales y artistas se reunieron en el convento de los capuchinos en Sarrià para fundar el sindicato de estudiantes de la Universitat de Barcelona. El artista utiliza el papel de estraza, que se empleaba para paquetería, el dibujo –un medio que como apunta Pedro del Llano se convirtió a partir de los años cincuenta y sesenta en un terreno proclive a la experimentación– y las declinaciones del negro, el color de la introspección, con el que, en opinión de Xavier Antich, “busca algo de luz en la oscuridad de la dictadura y la posguerra”. “La realidad que le rodea no sólo es miserable, paupérrima, sino también miserable”, señala por su parte el director de la Fundació Tàpies, Carles Guerra, que apunta además que esta recreación del negro entronca con una corriente internacional en la que se inscriben otros artistas como Pollock, Rothko, Rauschenberg, Newman o Soulages.
Sèrie negre se suma a la exquisita nómina de libros objetos editados Artika –“el Ferrari del Grupo Planeta”, en palabras de su director general, Juan Ribalta– del que forman parte artistas como Jaume Plensa, Miquel Barceló, Chillida, Salvador Dalí, Sorolla o Van Gogh.
La edición, concebida como objeto artístico, tiene una tirada de 998 unidades e incorpora un libro de estudios