Viviendas ‘low cost’ en el Realejo
El estudio profesional de Elisa Valero se levanta en la calle Belén sobre un exiguo solar de apenas cuatro metros de profundidad y exhibe una hermosa fachada de composición abstracta. No hay en Granada una fachada como esta, con decenas de pequeñas ventanas en los niveles intermedios, que dan a sus interiores iluminación de baño árabe, y con su ventanal corrido y panorámico en el nivel superior.
Por el contrario, la fachada de la última obra de Valero, también en el barrio del Realejo, pero al otro lado del Campo del Príncipe, en lo alto de la calle Huerto de San Cecilio, es casi convencional: un muro blanco, como tantos otros del entorno, con una entrada para peatones, otra para coches y una docena larga de ventanas similares. Aquí la innovación está en el interior y se concreta en ocho viviendas dispuestas en tres niveles en torno a un jardín y aparcamiento, promovidas por un grupo de cooperativistas que aspiraban a tener espacios personalizados a muy bajo coste.
La arquitecta ha respondido a esta demanda experimentando con un nuevo sistema constructivo –Elesdopa (elemento estructural de doble pared)–, en el que los paramentos verticales y horizontales tienen funciones estructurales, y se materializan proyectando cinco centímetros de hormigón sobre ambas caras de los paneles de aislamiento térmico. Es decir, reducen el peso del hormigón y el coste de ejecución de la obra, hacen innecesarios los pilares y posibilitan una distribución diáfana, no sólo en planta, también en sección, propiciando apartamentos con dobles alturas y configuraciones espaciales únicas.
Los acabados de hormigón son espartanos en suelos, paredes y techos, también en las escaleras comunitarias. Los ocupantes de la obra deberán por tanto hacer un esfuerzo suplementario para “vestir” y dar calidez a espacios ahora desnudos. Pero todo eso es lo que ha contribuido a lograr un módico precio por metro cuadrado construido, alrededor de los 500 euros. “Hay aquí un camino hacia las viviendas de bajo coste, y vamos a seguir explorándolo”, dice Valero, que forma parte de un activo grupo de investigadores de la Universidad de Granada. Que así sea: este intento arroja un resultado estimulante y prometedor.