El príncipe del escándalo
Setién dudó del carácter y los motivos del díscolo Boateng para jugar en Las Palmas
Sube el telón. “Aquí, si se quiere triunfar, hay que vender droga o ser futbolista”, especula al comienzo de la representación uno de los protagonistas de PengPeng Boateng, la obra de teatro recientemente estrenada en Berlín sobre la biografía de los hermanos Boateng. George, el mayor, ejerce de rapero en Alemania; Jérôme, el menor, es central de Bayern e internacional con Alemania; KevinPrince, el rebelde autor de la cita, visita hoy el Camp Nou en calidad de gran adquisición del Las Palmas. Con 29 años y una trayectoria marcada por el escándalo y la vida loca que han fastidiado su consolidación como estrella, Prince busca en las Canarias un final digno para su ajetreada carrera.
Casi 7.000 aficionados acudieron a la presentación del futbolista el pasado agosto a pesar de que Prince acumulaba un largo periodo de inactividad –sólo un partido como titular con el Milan en los últimos 16 meses–, pero es de esos futbolistas con leyenda y mantiene el aura mediática. Su vida da para mucho más que una función teatral. “Cuando me hablaron de que podía venir me asusté”, explicó Quique Setién, que recelaba de los motivos del jugador: ¿Sol, playa y fiesta? El clima, efectivamente, tuvo bastante que ver en la decisión, pero resultó determinante el consejo de Wakaso, que la temporada pasada jugó en Las Palmas y había militado con Prince en la selección de Ghana. Porque el díscolo centrocampista goleador, aunque nació en Alemania y creció en los equipos inferiores de la Mannschaft, decidió pasarse al equipo africano cuando fue expulsado de la sub-21 germana por sus reiterada indisciplina.
Prince Boateng padre emigró a
ENEMISTADOS
Berlín procedente de Ghana en 1981 para jugar en el modesto Reinickendorfer. Con su primera esposa tuvo a Kevin-Prince en 1987, de la segunda nació Jérôme un año después. Infancias opuestas. El mayor creció en Wedding, un distrito difícil, prácticamente un gueto sin salidas. El menor, en cambio, lo hizo en el acomodado Wilmersdorf. Defensa y centrocampista coincidieron en las divisiones inferiores del Hertha y de la selección. No se hablan. Hace años que no se dirigen la palabra. Son los únicos hermanos que se han enfrentado en un Mundial. Jérôme (Alemania) contra Prince (Ghana) el 24 de junio de 2010 en Johannesburgo. Ni se saludaron.
Son como agua y aceite. El carácter expansivo, díscolo y lenguaraz del hermano mayor contrasta con la disciplinada modestia del central del Bayern. Su relación no fue fraternal, aunque sí cordial hasta el 15 de mayo de 2010. Prince, que jugaba en el Portsmouth, lesionó a Michael Ballack (Chelsea) con una violenta entrada en la final de la FA Cup e impidió la participación del capitán de Alemania en el Mundial. Arreciaron las críticas a Prince en todo el país. Jérôme se alineó con Ballack y rompió con su hermano.
Con frecuencia Prince ha transitado por el lado oscuro del futbolista, diluyendo su talento en vanidad, alcohol y noches inacabables, especialmente cuando a los 20 años ingresó en el Tottenham. Pero su buena actuación en Sudáfrica le valió el fichaje por el Milan. Lo hizo bien, aunque al cabo de tres campañas dejó Italia marcado por una experiencia racista: en un amistoso abandonó el terreno
Prince (Ghana) y Jérôme (Alemania) son los únicos hermanos que se han enfrentado en un Mundial
TALENTO Y CONFLICTOS El jugador, que marcó un golazo ante el Barça, ha sido despachado de varios equipos y selecciones
de juego por los insultos del público y fue secundado por el resto del equipo. Dos meses después intervino en un coloquio de la ONU sobre racismo y deporte: “El racismo no es algo que pertenezca a la historia o que sólo ocurra en países lejanos. El racismo es real, y existe aquí y ahora”.
Nada tuvo que ver la cuestión racial en su expulsión de la selección de Ghana en el último Mundial. Boateng se peleó con el entrenador y en el altercado llegó a ser agredido el delegado del Ministerio de Deportes. Al cabo de un año fue despedido fulminantemente del Schalke tras un partido contra el Colonia. Algo muy grave debió ocurrir en el vestuario aquel 11 de mayo de 2015. Desde entonces, Prince apenas ha jugado hasta que aterrizó en Las Palmas. Llegó fuera de forma, pero consciente de que subía al último tren. Ha marcado 5 goles, es un personaje querido y su participación es habitual. Hoy recordará el que considera su mejor gol, con el Milan ante el Barça en San Siro en la Champions 2011-12. Dejó plantado a Abidal y fusiló a Valdés con un derechazo impresionante. Un capítulo afortunado en una tragicomedia que busca un final feliz.